pijama🔞 (36)

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Moa, había decidido mudarse a la suite de uno de los hoteles que ahora poseía. No sólo por la cercanía a las oficinas, también por la seguridad que el complejo brindaba y la comodidad de tener todos los servicios a su disposición.

Ya era hora de la cena y aunque sabía que tenía pendientes que atender, la cama parecía un paraíso del que no quería salir.
Abrió los ojos lentamente, intentando hacerse la idea de que estaba haciendo lo correcto pero cómo ya era costumbre en ella, la negatividad le ganaba los pensamientos.

Recordaba a esos viejos que decían ser empresarios. Los supuestos "socios" de su difunto padre. La manera en la que intentaban humillarla por ser mujer y demasiado joven cómo para hacerse cargo del patrimonio que recientemente le había sido heredado.

"Tengo un nieto" "tengo un sobrino" "tengo hermano que podría interesarle"

Esas, eran algunas de las idioteces que le habían dicho intentado dejarle en claro que necesitaba un marido que se hiciera cargo de los "asuntos de hombres" que supuestamente a ella le quedaba demasiado grande.
Claro... Todos buscando su propio beneficio. Todos... Queriendo algún tipo de vínculo con ella, desacreditandola, haciéndola sentir inferior por su género, con la esperanza de que eso les ayudara a meterle las manos en los bolsillos, obviamente.

Estiró su cuerpo en la cama, quitando toda la pereza acumulada y odiando no tener otra opción más que seguir, enfrentándolos y continuar soportando que la traten cómo si fuera una niña tonta jugando a ser empresaria.

Con bronca, se vistió para la ocasión y salió del cuarto dispuesta a tragarse al mundo.

Unas risas provenientes de la cocina la paralizó. Era Moon, de eso no había dudas, pero, ¿Qué hacía ahí?

—Moon?— lo llamó curiosa. Quizá el cansancio le estaba haciendo tener alucinaciones.

—mamy!— gritó el pequeño. Este salía de la cocina con su vasito de trago largo repleto de gaseosa y una bolsita de frituras colgada de su brazo. Corrió hasta ella tirando el líquido con saltitos torpes, con su sonrisa tan radiante y boquita en trompa cómo se si estuviera preparando para hacer puchero.

—No, Moon. Ten cuidado!— pidió, un tanto severa. Xiumin, que salía detrás del niño, quedó parado en el marco de la puerta, atento a los movimientos del niño y a la actitud de su jefa. —vas a llorar?— le preguntó cuando lo vió detenerse y jugar con la bolsita que traía de manera nerviosa.

—lo ensucie— afirmó apenado. Cómo si hubiera cometido un error imperdonable.

En ese momento, Moa se quedó helada.

Un recuerdo de cuando tenía 10 años le dió vueltas la cabeza.
Veía a la señora Ho sosteniendola de atrás, gritando e intentando realizar la maniobra de heimlich.

Estaba enferma, con fiebre. Aún así, debía terminar con sus clases avanzadas o su madre la reprendería. Entonces, ocurrió lo inevitable. El vómito subió por su garganta y no tuvo mejor idea que impedirle la salida.

Todo, por el miedo que le tenía a sook.

En su intento por terminar la tarea que su madre le ordenó e intentando no vomitar en la alfombra turca de su progenitora, casi muere, ahogada con su propio vómito.

Ridículo...

Casi muere por no ensuciar! Que cosa más patética! Qué importaba la mugre? Su vida valía menos que una alfombra?

—Moon, ven aquí— lo llamó extendiendo los brazos. Quizá, reflejandose en aquello que hubiera esperado de su madre. —no me importa que ensucies— le informó. El pequeño la miró atento, esperando a que terminara de hablar para saber que hacer. —pero este piso es resbaloso, si llegaras a pisar algo mojado, caerías y podrías lastimarte la cabeza. Dime, que hago sin mi príncipe hermoso? De dónde sacaré otro?

será nuestro secretoWhere stories live. Discover now