ojos que no ven (04)

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Taehyung se veía fuera de la charla. Oía a sus padres y hermano conversar con su mujer, pero estaba tan confundido que a penas les llevaba el hilo de la conversación.

Confiaba en Moa, sabía que ella no era capaz de engañarlo. Pero...  Eso no calmaba el ardor que sentía al verla sonreírle a su ex. ¿Hace cuánto que no le regalaba  una sonrisa así?
Para él, todo eran reproches tras reproches...

—señor, si ya no me necesitan... Iré a dormir— miró sobre su hombro y un nudo se le formó en la garganta al ver a Hyo con uniforme de sirvienta. Se sintió fatal.

Cuando la señora ho la había llevado a su casa, le había dicho lo mucho que deseaba que esa chica hiciera algo con su vida. Él, le había prometido que la trataría cómo a un familiar y que la ayudaría siempre que estuviera a su alcance. Verla así... Rebajada a la servidumbre, le hacía recordar la parte cruel que su esposa escondía. Esa parte característica de una persona nacida en cuna de oro, la cual la hacía separar a la gente por clase social —ve, yo me ocuparé del niño— mandó su mujer y él dejó caer sus cubiertos sobre el plato.

Se mantuvo en silencio por un largo rato. Ni siquiera notó que sus padres se habían ido, hasta que Moa se acercó y le quitó el plato de enfrente.
Quería gritar, todo se le había acumulado y si no hacía algo al respecto, estallaría.

La siguió a la cocina, dónde descubrió que su hermano la estaba ayudando a secar los platos y Moon, simulaba barrer el suelo con esmero.

—a qué hora te vas?— preguntó con cólera. Haciéndole saber que ya no era bienvenido y que estaba harto de su presencia.

—me ofrecí a ayudar con la limpieza, ya que tú dormías en la mesa— contestó con una pizca de broma en el tono.

—estoy muy casado. Así que te agradecería que te fueras.

Moa cerró el flujo del agua. Notó la manera hiriente en la que su esposo hablaba y no podía creerlo.
Ella no había pegado un ojo la noche anterior. Aún así, llegó de trabajar y se encargó del aseo, la ropa sucia, la comida, el niño... Y él ¿Se estaba quejando que alguien por fin!! Se dignaba a ayudarla?

—tae, si tanto te molesta. ¿Por qué no te ofreciste tú para ayudarme?— el castaño sonrió sin humor. Él, sentía que su esposa buscaba excusas para mantener a Joong cerca de ella. Y claro! A el mayor de los Kim, eso era algo que nunca pudo evitar.

—¿Por qué no llamas a la sirvienta? Esa que mandaste uniformada y seguramente sin comer a dormir.

Moa rodó los ojos... Comprendió de dónde venía el reproche de Taehyung.

—tu madre tiene una docena de sirvientes. ¿Crees que le haría gracia ver a esa chica pasearse frente a sus hijos y esposo en shorts y musculosa?— aventó un plato sobre la encimera. El vidrio estalló provocando que todos pegaran un salto, incluído el niño que era ignorante del pleito. —un poco de respeto no mata a nadie. pero tranquilo... Mañana volverás a tenerla semidesnuda, moviendo el culo para ti.

—Moa, discúlpame. Será mejor que me vaya— dijo el mayor, un poco apenado por la situación.

—si! Mejor!— escupió un celoso Taehyung, que ya no veía más allá de sus celos incoherentes. Ni siquiera podía escuchar el verdadero reclamo de su mujer.

Una vez a solas, cada uno, quedó sumido en su propia bronca. Cómo era de costumbre, ninguno decía nada y quedaron a la espera de algún detonante que los hiciera volver a retomar su pleito.
Moa, le pidió la escoba al pequeño y comenzó a juntar los restos de vidrios regados sin ser conciente, que el pequeño la admiraba y moría por ser de utilidad. Para cuándo ella se acercó con el cesto de basura, Moon se inclinó para juntar los trozos de vidrios con sus manos y no le dió tiempo a la mujer a reaccionar. —No!— gritó Taehyung. Pero ya era tarde. El niño se había provocado un corte profundo y a causa del griterío, liberó líquido entre sus pantalones.

El asustado padre, lo tomó en brazos y lo sentó al borde de la encimera para observar la herida, pero lo primero que notó. Fue la calidez de sus pantalones empapados de orina. Le tocó el trasero y comprobó que efectivamente, no traía pañales. Esa, fue la gota que derramó el vaso. —le quitaste el pañal!?— gritó exasperado, sin dejar de atender la herida.

—si...— soltó alargando la sílaba. —estuvo toda la tarde sin el, uso su silla de preparación sin problemas— habló rápido, nerviosa. Odiandose a si misma por hacer todo mal.

Taehyung negó con dolor. Claro que él, no veía el enorme esfuerzo que su mujer hacía para aportar a la crianza del niño. Para él, ella quería desligarse de las labores de madre. Para él... Ella buscaba métodos para evitar estar al pendiente de Moon, cuando en realidad, era todo lo contrario y su actitud de mierda, sólo la hacía sentirse inútil y era eso mismo lo que la reprimía e inconscientemente, la alejaba borrando todo astibo de amor maternal.

Después de lavar la mano herida, la envolvió con un pañuelo y salió de la cocina sin hacer contacto visual con su mujer. —hyo!— lo escuchó llamarla a gritos desde la sala y el corazón quiso salirse de su pecho. Lo sintió cómo una puñalada, cómo si fuera una niña a la que habían regañado.

Recordó, el ambiente hostil en el que se crió. Al silencio total que reinaba lo que fué su hogar. Se veía a ella de pequeña, dibujando sobre la alfombra de la enorme sala. Su padre, un anciano cansado de la vida. Cariñoso, pero muy manipulado por su esposa, le sonreía mientras ella le enseñaba sus garabatos. Estaba tan perdida en su juego, que no notó la tinta que había derramado. Recordó el sonido de los tacones sobre los cerámicos y el horror que sentía cuando el taconeo se fundía con los golpes martilleantes de su corazón. Los gritos, las peleas de sus padres y los golpes que recibía producto de su torpeza. ¿Porqué era tan cruel? Ella sólo quería ser una niña bien portada. No entendía y se culpaba por ser tan despistada. Sintió el miedo. El mismo miedo que sentía en ese momento, al comparar a Taehyung con su propia madre.

Ella, siempre se consideró una mala hija. Incapaz de llenar de orgullo a su propia madre. La persona que se suponía que debía amarla y cuidarla más que nadie en el mundo. Ahora, por culpa de las actitudes de su esposo, se sentía igual, pero esta  vez era el lugar de madre que no podía llenar. Cómo sería capaz de ser una buena madre, si nunca recibió afecto de una?

Caminó arrastrando los pies hasta la sala. Su esposo, tenía al niño en un brazo y en la mano libre, sacudía las llaves de su auto. Hyo llegó corriendo a su encuentro. Traía el bolso con pertenencias de Moon, estaba en shorts, musculosa y sin brassier. Quería ser objetiva, "la chica estaba durmiendo!" Pero se dejó hundir en la tristeza, cuando el mismo Taehyung le aventó una sudadera  que descansaba en el respaldo del sillón y le hizo señas para salir del departamento.

Él, dejaba en evidencia que confiaba más en la niñera que en su propia esposa. Algo que Moa entendía, pero al mismo tiempo comenzaba a alejarla.

será nuestro secretoWhere stories live. Discover now