El socio (40)

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Moa empezaba su primer día cómo Ceo en BBS. No le importó que fuera domingo ni el cansancio ya era habitual en ella, pero el día anterior había sido desastroso y este aparentaba ser tranquilo.

Sentada, recordó las corridas por el sujeto armado.
Ver a Tae.
Su discusión con jeon.
El enfrentamiento con los socios y lo peor, lo que siempre deseaba posponer e inevitable (la fingida cena con su madre)
Sin dudas, un día que recordará toda su vida. Salió viva! Ni ella podía creerlo.

Se balanceó en la enorme silla de cuero negro de su nueva oficina, la misma que su madre había marcado cómo propia durante los últimos 20 años.
No podía creer que estaba ahí, que ahora ella, estaba por encima de esa mujer que por tantos años, se cansó de humillarla y hacerla sentir inferior.

Sonrió al recordar su expresión cuando le confesó su deseo de hacerse cargo de todo. No mostró sorpresa ni oposición, lo que le dejó en claro que su tío ya habría ido con el chisme de las "cláusulas" de su padre.
Satisfacción, fue lo que sintió cuando al fin, tuvo que ver a Sook bajar la cabeza y aceptar la derrota. Y aunque, la mayor creía que sería temporal, en los planes de Moa eso no era una opción.

El timbre de la puerta la sacó de sus cavilaciones. Con pereza, presionó los botones del mando que descansaba en el escritorio y quitó el seguro de la cerradura, así su asistente pudiese ingresar sin problemas.
—señorita Lee. El señor Chen ya llegó— le informó

—hazlo pasar.

Un hombre de mediana altura, bien parecido ingresó con un ramo de flores y una sonrisa radiante en los labios. —me sorprendió tu llamada— dijo en forma de saludo. Sacudió el ramo entre sus manos antes de dejarlo sobre el escritorio. —te traje un presente.

—toma asiento— mandó señalando los sillones. Pero ella no lo acompañó, continuó hablando desde su escritorio. —tu respuesta, prefiero que me la des mañana, frente a toda la junta.

—entonces, asumo que esta reunión no será de negocios.

—depende cómo lo mires— titubeó. No sabía que tanto podría confiar en el hombre.

Este, apoyó los codos sobre sus piernas y comenzó a estudiarla a detalle. —al grano, no me gustan los rodeos.

—Mañana el señor Hyung tomará el cargo de vicepresidente en Dream  y cómo yo me quedaré aquí necesito ojos, tus ojos— el hombre se removió en el sillón. Esta vez, cruzó sus piernas nervioso. —quiero saberlo todo. Lo que piensan, lo que dicen, todo. Necesito adelantarme a sus movimientos y para eso alguien de mi confianza tiene que estar ahí.

—y esa persona de confianza, soy yo?— preguntó irónico.

—no. Pero confío en tu criterio. Tu padre era un hombre muy honesto e intuyo que estás igual que yo al ver el desastre en el que se convirtió la empresa.

—qué gano con todo esto?

Cruzó sus brazos para no delatar el temblor de sus manos. —tendrás mi apoyo para ocupar el lugar de mi tío en un futuro no muy lejano y a demás, de una jugosa recompensa.

—Moa— la llamó con una sonrisa cargada de ofensa. —no me interesa el dinero. A demás, que yo no confío en ti— se levantó de lugar y caminó hasta quedar frente el escritorio. Jugó unos momentos con los adornos, hasta que volvió a mirarla más serio que antes. —cómo puedo estar seguro de que no eres igual a tu madre?

—Chen, mírame. Sigo siendo la misma chica que conociste hace trece años. Si bien, nuestra amistad no prosperó por que viajaste al extranjero, aún te recuerdo cómo el chico vivaz, inteligente y con una honestidad intachable. Espero que tus opiniones sobre mí sigan siendo las mismas de ese entonces.

será nuestro secretoWhere stories live. Discover now