Provocar(09)

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Pasadas unas horas, Jeon había entrado a la habitación en busca de ropa seca para dormir. intentó ser cuidadoso, pero Moa se sentía tan incómoda cómo él. Traía la playera de su amigo, qué a pesar de ser lo suficientemente grande para sentirse libre, estaba húmeda y desprendía un aroma peculiar que la mantenía en vela. 

Ella lo observaba moverse sigiloso por la habitación y aunque la oscuridad no le permitía a él tener una buena visión, se sentía vigilado. El latido de su corazón le decía a gritos que ella lo seguía con la mirada y eso provocó que sus movimientos se volvieran torpes y que se olvidara de lo que hacía allí. 

—enciende la luz— terminó por decir al verlo perdido entre los muebles. 


—no quería molestarte— susurró e inmediatamente se sintió un tonto. Estaban sólos, no tenía que ser tan silencioso y comprendió que sus pensamientos se estaban yendo a lugares prohibidos. Su conciencia lo gritaba. 


Soltó un soplido y encendió la luz para encontrarla sentada en el borde de la cama. Iba a acercarse, a decir algo para cortar la tensión, pero la expresión de Moa era indescifrable. Se veía dolida, preocupada y con el ceño tan fruncido que cualquiera diría que insultaba en sus adentros. —Moon... siempre despierta a esta hora. Me pregunto si taehyung lo estará atendiendo o si esa chica le está dando dulces para impedir que grite— la vió suspirar y negar cómo si aquello le doliera. 

—por qué... no vas a verlo mañana? No creo que taehyung te impida hacerle una visita. 


Moa levantó una ceja divertida. Cómo si jeon hubiera dicho algo gracioso. Extendió su mano, invitando al chico a acercarse y una vez que lo tuvo sentado a su lado, dejó caer su cabeza entre los muslos de él. —no quiero ver a tae por un tiempo, ni nada que tenga relación con él. Necesito juntar valor para hacerlo, para evitar que vuelva a envolverme en sus mentiras— bostezó en su regazo y esa fue una señal para que jeon acariciara su cabeza. La ayudó a dormir y sin decir nada, le hizo compañía el resto de la noche. 


***

Mientras tanto, tae paseaba al pequeño en sus brazos. Era su tercer noche desvelándose y ya sentía la impotencia al comprender, que no conocía esas mañas del niño. No sabía si preocuparse o si odiarse un poco más por haber subestimado tanto a su esposa. 


Ya no sabía a quien acudir, ya no sabía a quien llamar por información y comenzaba a pensar que Moa había dejado el país. 

No sería extraño. Ella siempre fue de las que huyen cuando las cosas salen mal. No quería pensarlo, la probabilidad lo aterraba. Pero, dónde estaba? Era cómo si la tierra se la hubiera tragado. 

Las horas pasaban, el sol volvió a iluminar un nuevo día y supo que sus tiempos se acortaban. entonces, sin saber a donde más acudir, decidió llegar hasta el neuro psiquiátrico dónde ella trabaja. Sabía que eso podría traerle problemas, aún más al saber que quizá terminarían en una discusión, pero se sentía desesperado. Debía al menos intentarlo. 

Al llegar, una mujer pedante y de manera orgullosa le informó, que Moa ya no trabaja allí y que acababa de presentar su renuncia. 

«es imposible» pensó y su miedo de que haya decidido irse al extranjero tomó un poco más de fuerza. 

Revisaba su celular a cada dos minutos, con la ilusión de que su suegra o algunos de sus amigos tuvieran algún indicio del paradero de su esposa, pero nada... nadie había hablado con ella en los últimos días y eso hizo crecer su preocupación. 


***

—es taehyung?— quiso saber. Moa rodó los ojos. Afirmó y luego negó

—es mi madre. Quiere que vaya a verla.


Jeon, confirmó el horario en su reloj de muñeca y al darse cuenta que todavía era hora del almuerzo, se relajó en el diván. Moa había estado toda la mañana con él y aunque eso le agradaba, sabía que la chica debía avanzar. No podía quedarse siempre escondida en su espalda. —no puedes esconderte toda la vida— comentó burlón. Pero lo único que ganó fue sentirse atrapado en los finos brazos que envolvían su cuello. 

Su boca se abrió intentando juntar la mayor cantidad de oxígeno posible, pero sentía el aliento de Moa chocar sus labios y eso lo obligó a inhalar por la nariz. 

Necesitaba percibir su aroma,devorar su aliento para calmar sus ganas de besarla. Pero ella se lo hacía difícil. Ya sabía lo que provocaba en él y era evidente que buscaba conocer sus límites. 

A ella comenzaba a parecerle fascinante la manera con que la miraba y descubrir lo fácil que era dominarlo. La hacía sentir poderosa y segura de si misma. Pensaba que él era lo único que podía controlar en su vida y la sensación de poder comenzaba a cegar su cordura. —me tienes miedo?— susurró divertida y jeon tuvo que dejar caer la cabeza contra el respaldo para alejarse y carcajear. Mala idea, por que eso provocó que ella volviera a cortar la distancia y ahora sí, lo tenía totalmente acorralado. —tú, también te sonrojas muy fácil— comentó con burla. Lo cierto era que ya lo miraba diferente. Cómo si enfocar toda su atención en él, la hiciera olvidarse que afuera había un mundo cruel y lleno de problemas que la esperaban para acecharla y seguir torturándola. 

Quiso más, necesitaba hurgar más en eso que él la hacía sentir. Debía comprobar que no era sólo despecho o calentura acumulada la que la motivaba a buscar de esa cercanía. —provocarme, no te hará sentir mejor. Al contrario, te dará más problemas.

Moa colocó ambas manos a los lados de las caderas de jeon y lo vió contrariado cuando los dedos se le clavaron en su carne para que la mirara. —me darás problemas?

—tendrás que hacerte responsable— soltó firme. Dándole a entender que no era un juego y que sus estímulos estaban causando un efecto en él.

Aquello la motivó un poco más y se removió metiéndole la mano por debajo de la ropa de trabajo. Tocó su ombligo y subió por su abdomen hasta su pecho, el cual acarició sin descaro. Recordando la forma de su cuerpo sin ropa y sus músculos bien formados que mojarían hasta a la más mojigata de las mujeres. —dime cómo y me haré responsable— dijo directa. Sin dejar de tocarlo y sin apartar la mirada de sus ojos oscuros. 

Jeon se mantenía inmóvil, pero tenía una lucha interna por contenerse. No esperaba que ella quisiera llevar las cosas tan rápido. Quería ser él quien provocara y que ella cayera ante sus estímulos. Quería tener el control. —te... tengo que trabajar— balbuceó a duras penas. Siendo consciente que nada podría suceder en ese momento y odiándose por eso. 


Moa suspiró y se alejó de él en un sólo movimiento. Jeon sintió que había arruinado el momento y se arrepintió por no haber sido capaz de darle al menos una señal más directa. Pero cuando buscó su mirada, la encontró sonriente y eso lo relajó —puedo prepararte la cena?— él asintió. —entonces no hagas planes para más tarde. Por que esta noche serás mío. 


será nuestro secretoWhere stories live. Discover now