Parte 1

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Ains lo había conseguido, su emoción y miedo habían sido suprimidos varias veces mientras contemplaba como su mano brillaba entre llamas azuladas que bailaban vistosamente arrojando brazas turquesas al aire en la habitación donde se encontraba, desapareciendo suavemente al contacto con la lujosa alfombra que tapizaba el suelo del cuarto.

Su despacho, tan amplio y solitario, como siempre, estaba habitado únicamente por él y la sirvienta de turno que se encargaba de atenderlo, quien desde hacía un rato lo miraba mientras manipulaba una compleja consola holográfica que emergía del mayor símbolo de poder del gremio.

El cetro de Ains Ooal Gown.

Ains había descubierto 3 nuevas funciones dentro de la consola que el cetro le ofrecía.

Analizar, deshuesar y ensamblar

Opciones que le habían llamado poderosamente la atención picando la curiosidad del overlord, quién, mientras experimentaba dichas opciones en objetos pequeños como frutas o animales como cabras o lagartos menores, había descubierto que incluso las tres opciones funcionaban con los hechizos y artes marciales.

Su sed de conocimiento lo llevó a intentar un experimento que él consideraba 'de riesgo'

Deshuesar un hechizo y recombinarlo con otro diferente.
Lo consideraba riesgoso debido a que no sabía si los hechizos deshuesados desaparecerían definitivamente de su arsenal o si podía seguir usándolos, además la creación de nuevos hechizos podía terminar muy mal para alguien inexperto como Ains, al estar activado el fuego amigo, en el peor de los casos podría llegar a matarse a sí mismo si no tenía cuidado.

Por lo que su primer experimento fue usando 2 hechizos de nivel 2 y 3 respectivamente, 'bola de fuego' y 'recuperación del alma'.

El primero era un hechizo ofensivo que hacía daño de impacto y fuego, mientras que el segundo era un hechizo que sanaba heridas en objetivos específicos, además de recuperar resistencia hasta cierto límite.

Los hechizos se desglosaron ante el poder del cetro, desapareciendo del menú de hechizos usables y apareciendo ante los ojos del overlord como dos esferas de humo verdoso y carmesí. Tras contemplar las esferas gaseosas, el overlord extendió su mano hacía ellas buscando tocarlas, dándose cuenta rápidamente que al contacto, las características de los hechizos aparecían ante sus ojos, siendo fácilmente manipulados con sus propias manos. Unos momentos después de juguetear con su nuevo descubrimiento, Ains se sintió satisfecho, finalmente adjuntando las características que quería y volviéndolas a unir en un nuevo encantamiento de nombre 'fuego de las almas'.

El fuego era de un azul de distintas tonalidades...verdaderamente hermoso.

La llama danzante se sostenía sobre la esquelética mano de Ains, bailando efusivamente mientras la demás luz en la habitación era consumida para alimentar la flama turquesa

Ains comprobó de inmediato y concluyó que los hechizos base para el experimento estaban a su disposición junto al nuevo, lo que de cierta manera le llevó a concluir en qué su descubrimiento era invaluable.

Un arsenal de cientos sino que miles de hechizos por hacer que podían ser incluso más destructivos que los límites del 12vo nivel.

El silencio del cuarto dejaba escuchar el crujir del fuego en la mano de Ains mientras que una sirvienta asombrada lo miraba sin habla.

-A... Ains-sama...eso...-

La voz temblorosa de la sirvienta trajo a Ains de sus pensamientos, aunque su experimento fue un éxito, Ains sabía que exponer esto al resto del mundo podía ser riesgoso, por lo que solo debía comunicárselo a los más grandes intelectos de nazarick.

Overlord: La niña y el nigromanteWhere stories live. Discover now