Parte 11

1.2K 130 54
                                    

La historia humana, tan violenta como ninguna, pero, al igual que siempre, la lucidez prevalece como de costumbre dentro de ella...no?

Piensa que tu hogar se ve amenazado por tus vecinos, los cuales desean arrebatarte el fruto de tu esfuerzo y trabajo...sabiendo que tú fuerza no es suficiente para pararlos...enviarías a tus sobrinos pequeños a pelear?...a tus nietos...a tus hijos?

La mayoría contestaría de inmediato que no, pero...es eso realmente cierto?
La historia está lleno de estos ejemplos, las columnas del ejército romano en muchas ocasiones tenía a jóvenes de entre 14 y 19 años para complementar sus formaciones, las múltiples revoluciones del mundo necesitaron la fuerza conjunta de hombres y niños para llevarse a cabo, en la segunda guerra mundial, hombres, mujeres, ancianos y niños defendieron Alemania con sus vidas por igual, siria, Irak, Afganistán, Vietnam, la guerra del golfo, la guerra de Corea, las múltiples guerras en África...todas y cada una de ellas vieron marchar a la batalla a las generaciones más jóvenes en nombre de sus respectivos pueblos...por ello...la pregunta sigue en pie.

Enviarías a los niños a pelear en una situación desesperada?

La historia y naturaleza dicta que sí, por ello, Tanya esperaba eso de sus crueles líderes de estado en el imperio...pero la niña quería creer que su destino sería distinto al servirle a un ser diferente...no esperaba que un esqueleto andante tuviera los mismos impulsos naturales que los humanos al enviar tan tranquilamente a una niña a pelear en su nombre y viendo su reacción en el congreso al enterarse de que ella servía como tropa de primera línea, sus esperanzas crecieron un poco más.

Todas esas cosas eran pensadas mientras Tanya se volvía a poner un uniforme nuevo, reluciente y elegante, sus pequeñas manos masajeaba la tela en un intento sin energía de vestirse.
El cuarto en el que se encontraba era el más vigilado y privado de todo Nazarick, un lugar en el que el supremo atendía en persona los eventos y leyes relevantes para su país, su despacho

Detrás de la niña, parada junto a la puerta del cuarto, lugar en el que la niña cambiaba su atuendo a petición de Ains, se encontraba entoma, silenciosa y atenta, su bello rostro artificial presenciaba cada movimiento, meneando de vez en cuando las patas que fungían como su cabello.

Una vez Tanya estuvo completamente vestida, la maid reverenció con humildad y permitió la entrada de su gobernante, Ains-sama, quien caminó sereno y sin siquiera mirar a la niña hasta su escritorio, en el que se sentó usando una de sus poses previamente ensayadas.

"waaah...este tipo... seguramente práctico mucho ese movimiento..."

"Hmm...bien, parece que no sospecha nada"

Tanya era una militar entrenada, por lo que, siguiendo su adiestramiento de etiqueta, se acercó al escritorio hasta estar frente a él y se posicionó firmemente dando un saludo militar, el cual, Ains vio complacido.
No había una jerarquía militar moderna en su país, ni en ninguno de este mundo, por lo que ver ese acto tan moderno le llenó de un sentimiento de frescura.

-bien, señorita Tanya, antes de exponerle los puntos de su siguiente tarea...hay algunas cosas que me gustaría tratar con usted-

-entendido, Ains-sama-

El esquelético gobernante señaló una silla acolchonada frente al escritorio, dando su permiso para que la niña lo acompañará sentándose frente a él.

-umu...pero antes de comenzar... entoma!-

El llamado de su amo atrajo a la maid hacia Ains, esperando recibir órdenes al responder con un simple "si, Ains-sama?"

-retírate, asegúrate de que nadie entre a la habitación a partir de ahora y tienes completamente prohibido entrar o difundir cualquier cosa que puedas llegar a escuchar-

Overlord: La niña y el nigromanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora