Parte 47

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En medio de una habitación acogedora y de porte elegante, un hombre de aspecto mayor sorbia una copa de vino mientras escarbaba entre papeles y mapas.
El conde Rutller, ahora denominado cómo General Rutller, principal cabecilla de la revolución y aspirante al trono del reino santo, ahora se encontraba de un humor melancólico.
Su hijo había marchado al frente a fin de adquirir algunos logros que acarrearan mérito militar, pero tras la retirada inesperadamente escandalosa de las tropas y de la intervención del reino hechicero, su paradero era desconocido.
Rutller era un hombre duro y algo distante a su familia, dejándole la mayor parte de la educación de sus hijos a los tutores particulares que contrataba o los instructores militares que los entrenaban, pero decir que por este motivo no amaba a sus tres hijos era nada menos que erróneo.

El adoraba a sus hijos, sobre todo al primero, su orgullo y una de las pocas personas a las que abiertamente abrazaría sin pensarlo.

La botella de vino vació otra ronda en su copa, desapareciendo en un santiamén tras el contacto con su larga barba café.

“hijo mío...por favor...vuelve..."

Su mente intentaba dilucidar el momento en el que sus acciones acarrearon semejante desastre, pero no podía entender nada, los tiempos y cálculos para la intervención del reino hechicero deberían haberle dado al menos dos meses de margen, tiempo suficiente para derrocar por completo al gobierno actual.

“los subestimamos"

Habiendo enviado tanto equipo y personal, se esperaba alcanzar la capital real en menos de una semana, pero en su lugar terminaron desperdiciando casi un mes en alcanzar los bordes boscosos al sur de la ciudad.

El conjunto de terribles coincidencias los había llevado a este punto muerto, ya no se trataba de vencer al rey santo, se trataba de suplicar misericordia al reino hechicero.

El General se rascó la cabeza, la cual se tambaleaba tras sus repetidas rondas de vino, aunque esto no le impidió seguir con su trabajo.

“El conde Ingrett debería estar coordinando la defensa de la costa, el conde Vasil se encargará de reunir más tropas para intentar tomar la vía larga hacia la capital...pero..."

Su mirada vió el mapa a su lado, resaltando un escudo en una pequeña ciudad nombrada E-rantel.

“deberíamos enviar un emisario para solicitar volvernos vasallos tan pronto como sea posible...ya no podemos seguir asumiendo el rol de los atacantes."

Recargando su peso en el respaldo de su asiento, a su memoria llegó el recuerdo de su esposa y sus hijos cuando eran niños, jugando tranquilamente en el patio de su casa de verano.

La copa vacía junto a él fue retirada silenciosamente por una sirvienta que había ocultado su presencia hasta ese momento.

-a bebido mucho mi señor -

A la suave voz de la mujer de edad ligeramente mayor, el Conde no hizo más que mirarla con aires desinteresados.

-puedes culparme?-

La mujer soltó una pequeña y amable sonrisa mientras acomodaba los papeles en el escritorio.

-no...creo que no...-

Mientras terminaba de limpiar, una sensación familiar le invadió, pues su señor le acariciaba el trasero mientras ella seguía limpiando.

-mi señor!-

Antes de que pudiera seguir, su cuerpo fue tirado con fuerza, pero delicadamente, hasta que ella acabó sentada en el regazo del conde, quién pasó a colocar una de sus manos en las piernas de la maid, levantando ligeramente su vestimenta.

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⏰ Last updated: Feb 09, 2023 ⏰

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Overlord: La niña y el nigromanteWhere stories live. Discover now