Parte 35

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La ira irradiaba al igual que el maná de Mery, cosa que alertó inmediatamente a las contramedidas en la habitación.

Primero una serie de hechizos se activaron en las paredes del recinto, robando apresuradamente el potencial mágico que la chica tenía, sin embargo, por más maná que drenaban de la chica, este simplemente no dejaba de emerger, rápidamente inutilizando la primera contramedida.

Un aura ambar comenzó a rodear a la prisionera y las cadenas, momento en el que la segunda contramedida fue activada. Una maldición de desgaste acribilló a su prisionera con efectos claros, pues sus brazos se tornaron negruscos al ser podridos hasta el hueso, pero esto no detuvo a la chica.

Su maná desbordante fue expulsado junto a un alarido hacía el cielo, topándose con un techo de granito que dispersó la energía como si de una llamarada se tratase.

La recamara se iluminó con aquel despliegue de resistenca, despliegue que solo aterró a la comisario Liliya, pues esta se mantenía inmóvil mirando a la maga republicana sin aún creer la catidad de poder que esta poseía.

Por su parte, los súbditos del overlord miraban preocupados la escena, manteniéndose frente a su rey para evitar cualquier posible daño hacia él.

Ains contempló satisfecho aquello, pues aunque neuronist usualmente hacía un trabajo satisfactorio, se había topado esta vez con particulares problemas para revelar la verdadera naturaleza de aquella chica, una naturaleza que ahora se mostraba sin restricciones.

-Suficiente Demiruge-

-Si, Ains-sama-

A la orden de su señor, el demonio chasqueó sus dedos y las estatuas que custodiaban fueron activados, lanzando las lanzas de maná fortalecidas por los hechizos que drenaban la fuerza de la prisionera.

El cuerpo de Mery fue atravezado simultáneamente por 6 de estas lanzas, las cuales perforaron limpiamente a la chica de manera diagonal desde arriba hasta abajo, momento en el cual la fuente de poder mágico finalmente acalló.

Liliya miró horrorizada lo que había provocado en un acto instintivo, se giró repentinamente para arrodillarse ante el sequito del reino hechicero.

"Estúpida, estúpida, pero que estúpida!"

-Su majestad, le suplico perdone la falta de responsabilidad en la que me vi envuelta... ciertamente no esperaba tal reacción de la prisionera!-

Al ver a la orgullosa chica arrastrarse ante el Ains no pudo evitar sentirse algo decepcionado, pero a la vez entendía que, por el destino de sus compañeros y la manera en la que la había tratado hasta el momento, ella se sintiera aterrada de una posible represalia.

-Esta bien señorita...en realidad parece que me a hecho un favor...-

La cabeza de la comisaria se levantó para mirar extrañada al monarca

-Pese a que nuestra interrogadora es muy buena en su trabajo...debo decir que de no ser por usted no hubiéramos conocido el verdadero alcance de la fuerza de esa mujer-

Tragando saliva, liliya entendió el motivo por el cual se le había separado de sus compañeros y permitido acercársele a Mery. Sus camaradas eran mas precavidos y torpes, nunca hubieran buscado hacer lo que ella trató de hacer...nunca se hubieran compadecido de un prisionero extranjero, o al menos eso era lo que ella creía.

Un escalofrío recorrió su espalda, pues lo que ella creía era respeto mutuo, en realidad era una debilidad que el overlord explotó para su conveniencia.

Aunque por su parte...Ains...

"Whaaa...quién hubiera pensado que todo eso pasaría solo por un dulce...me pregunto si tienen algún metabolizante o estimulante físico difícil de detectar...como sea me alegro que haya terminado bien, incluso pudimos ver esa asombrosa fuente de maná...me pregunto si tendrá tanto como yo?...como odio que el medidor de stats no funcione con ella, pero supongo que es una oportunidad para ver los alcances de su cuerpo con nuestra magia, además..."

Un remolino de ideas recorría la cabeza del overlord a velocidades sobrehumanas, perdiéndose en el silencio absoluto mientras todos lo miraban a la expectativa.

Al mirar de reojo a los demás, finalmente Ains se dio cuenta de que todos aguardaban por su veredicto

"Rayos, me perdí otra vez!"

-Ehem...bueno...en vista de que nos apoyó esta vez, me parece conveniente dejar que usted lidere las relaciones diplomáticas entre nuestra nación y la suya, le parece bien?

"Sabe que soy débil?...o acaso entiende que puede usarme a su gusto?"

El sudor bajaba por la frente de la mujer, pero para este punto entendía que un duelo mental con aquel superior ser era una batalla perdida, no podría idear un plan lo suficientemente rápido como para responder a tiempo, por lo que se limitó a acceder

-Como lo desee, su majestad-

-Bien...entonces, esperaré con ansias a que puedas organizar una reunión entre tu mandatario y yo, de esa forma podremos tratar más directamente, le parece bien?-

Apretando los dientes, Liliya sabía que le había dado acceso a aquel ser a su líder supremo...había perdido por completo...a menos que...

-Su majestad...entiendo que no me encuantro en posición de pedir nada...pero si me permite-

-Adelante-

-Bien, me gustaría que me permitiera enviar algunos agregados a estudiar la cultura de su país, así como su estatus político y social para poder agilizar las conversaciones diplomaicas-

Ains se llevó una mano hasta la barbilla pesativamente

"Tal vez sea buena idea...es cierto que las diferencias culturales podrían terminar entorpeciendo nuestras negociaciones...a demás de que puedo mantener vigilados a los agregados con espectros"

-De acuerdo, lo permitiré. Le daré un mes para que prepare un equipo adecuado, hasta entonces mi segundo Demiruge se mantendrá en contacto-

Liliya había conseguido algo de tiempo, tiempo esencial para preparase ante la inevitable batalla, mientras era escoltada hasta un portal que la enviaría de regreso a su nación acompañada por 3 prisioneros de los estados unificados, un aire de alivio e incomodidad la invadió, aprovechando el último momento para mirar a sus espaldas, donde el monolito seguía sosteniendo el cadáver de aquella chica.

Un destino terrible le esperaba a sus compañeros de igual forma, pero ya no había tiempo para preocuparse de ello, era hora de actuar.

Cruzando el portal, este se cerró, dejando solo a aquellos originarios del reino hechicero detrás.

-Bien...entonces, Neuronist!-

-A la orden, Ains-sama-

-Umu, busca a Lupusregina y curen a la prisionera, pero primero refuercen la seguridad con ayuda de Demiruge-

Aunque la escena era dantesca, en realidad las lanzas no eran del todo peligrosas, pues éstas estaban hechas para inmovilizar a un objetivo ignorando cualquier hechizo que protegiera al blanco, dejándolo vulnerable pero sin matarlo, aunque parecía que habían sido demasiado efectivas en la chica, tal vez debido a que estaban compuestas principalmente por la magia robada de la maga y no de de la que el propio Ains o sus subordinados producían.

Tanto el demonio como la retorcida criatura acintieron mientras se dirigían a sus respectivos puestos.

-Bien...supongo que visitaré el reino enano una vez más...-

Dijo Ains mientras caminaba de regreso a su despacho, pues quería llevar cuanto antes sus nuevos diseños a la fábrica extranjera.

Overlord: La niña y el nigromanteWhere stories live. Discover now