Parte 41

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Las miradas incrédulas de las tropas aliadas no podían apartarse de la dantesca escena, la ciudad, una fortaleza tomada y reforzada por cientos de tropas rebeldes, había caído en un solo ataque, destruyendo infraestructura, posiciones importantes y cuarteles que habían fungido al servicio enemigo hasta ahora.

Nadie podía ver el mar, pero dado el espeso humo que se cernía en el horizonte, era evidente que los muelles no habían corrido con mejor suerte que las entrañas de la urbe.

Casi tan pronto como el ataque termino, mensajes llegaron desde cada líder de sector.

"Las tropas enemigas se retiran"

Los comandantes no podían creerlo, pues pese a estar contra las cuerdas y a punto de ser rotas sus líneas defensivas, el enemigo se retiraba a paso veloz de forma casi desesperada hasta su cabeza de playa.

-Impresionante...-

-Esperabas menos del rey hechicero?-

La pregunta de uno de los comandantes llamó la atención de su compañero, que al mirar al remitente de la pregunta se topó a su camarada sosteniendo un curioso y bastante popular relicario en sus manos, uno que la fé del rey hechicero solía portar como muestra de devoción.

"ya veo..."

-Supongo que dudaba un poco de sus subordinados...pero si son dignos de servirle deben ser igual de capaces que él-

Sonrisas nerviosas recorrieron el frente a la vez que al campamento arribaban los miembros del 203.

-Buen trabajo caballeros, pueden retirarse el equipo, pero manténganse listos para salir en caso de un contraataque-

-A la orden!-

A las órdenes de su comandante, los soldados imperiales comenzaron a retirar sus servos y equipo de maniobras.

"Contraataque?...si claro, ni siquiera tenían magos decentes para contrarrestar un asalto aéreo...será como dispararle a peces en un barril"

Los pensamientos divertidos de Tanya no pudieron evitar hacer una sonrisa en su rostro, que aunque cansada y sudorosa, sentía completa confianza en su victoria sobre el enemigo

Los pensamientos divertidos de Tanya no pudieron evitar hacer una sonrisa en su rostro, que aunque cansada y sudorosa, sentía completa confianza en su victoria sobre el enemigo

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 A la vez que las mujeres que presenciaron la hazaña desde las copas de los árboles o los puestos de vigilancia se aglomeraran alrededor del batallón asombradas.

La atención fue reconfortante y bien recibida por los soldados que se dejaron llevar por el sabor del afecto femenino que tanta falta les había hecho e incluso las pocas mujeres de la unidad encontraron reconfortante poder compartir con más chicas, por lo que las conversaciones y convivios fueron principalmente agradables.

Tanya paseó por el campamento en su camino a reportar sus avances, percatándose de que por algún motivo las mujeres de la enfermería la miraban con ojos enternecidos y con un deseo palpable de abrazarla.

Overlord: La niña y el nigromanteWhere stories live. Discover now