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Regulus se miró en el espejo con gran detenimiento. En realidad, nunca le había preocupado mucho su aspecto pero desde que regresó al colegio no paraba de preocuparse en si estaba bien vestido, si olía bien o si su cabello estaba revuelto. Acomodaba su corbata al menos cuatro veces antes de salir de su sala común y todo para tratar de impresionar a una chica, una linda chica que lo traía más que loco.

Arlette había sido su amiga desde que tenían once años, al principio no había nada especial entre ellos, sobretodo porque ambos eran de diferentes casas y en lo único que habían coincidido fue en el tren su primer día del colegio.

A veces se encontraban en los pasillos y se quedaban a conversar un momento y en las clases que compartían, tomaban asiento juntos. Poco a poco aquella amistad se iba reforzando, pues comenzaron a mandarse cartas durante las vacaciones, hasta que llegó un punto en que comenzó a sentir algo más por ella.

Se había enamorado y no estaba muy seguro de si eso le gustaba.

Ajustó su corbata una vez más, dio media vuelta y antes de salir del dormitorio se aplicó un poco de perfume. Aquel día había preferido no llevar la túnica, sólo el suéter del colegio pues hacía un clima bastante agradable.

Caminó a paso firme hasta el comedor, aunque sin duda alguna lo último que le importaba en ese momento era comer. Sólo deseaba ver a su querida Arlette y entregarle el obsequio que le había comprado.

Tomó su asiento de siempre, su vista viajó rápidamente a la mesa de Ravenclaw y la escaneo de punta a punta. Aún no había tantos estudiantes por lo que se dio cuenta con rapidez de que la chica no estaba allí.

Dejó salir un suspiro, lo pensó un momento y decidió ponerse de pie sin probar bocado alguno. Ya tenía más o menos la idea de dónde encontrar a la castaña. Caminó a paso rápido pero sin ejercer mucho esfuerzo para evitar sudar.

Llegó a la jardinera junto a la entrada del reloj, se recargo sobre el pilar de piedra mientras veía a aquella chica que tanto le encantaba concentrada en su lectura.

Poco a poco se formó una sonrisa en su rostro mientras un suspiro se escapó de sus labios.

Caminó hasta la chica y tomó asiento a su lado, Arlette lo miró y una gran sonrisa iluminó su rostro.

—Hola —saludó ella sin dejar de sonreír.

—Hola. No te vi en el comedor.

Se encogió de hombros.

—No podía concentrarme en el libro —le mostró el objeto— ¿hoy si has desayunado?

Regulus se movió un poco incómodo en su asiento.

—Si —dijo lentamente— en cuento terminé viene a buscarte. Sabía que estarías aquí.

—Es mi jardinera favorita de todo el colegio.

—Lo sé.

Se miraron un largo momento a los ojos, sintiendo esa conexión que los unía.

—Por cierto —volvió a hablar Regulus— tengo un regalo para ti.

Arlette frunció el ceño.

—Estoy segura que no es mi cumpleaños, ni el tuyo y ¿olvidé alguna fecha especial?

El chico dejó salir una suave risa.

—Nada de eso, solo lo vi y pensé en ti.

Le entregó un paquete muy bien envuelto, a Regulus le había tomado algunas horas lograrlo.

Lo abrió con delicadeza, encontrándose con una libreta bastante bonita. Era como un diario. En la portada, en la esquina inferior estaban marcadas las letra FH.

Acarició con suavidad la portada y enseguida abrió el diario. Eran hojas en blanco.

Miró a Regulus con un toque de enfado.

—Sabes que odio mi segundo nombre —dijo divertida.

El moreno acomodó el cabello de la chica y le dirigió una corta sonrisa.

—Si tuviera una hija, le pondría Francine, igual que tu. Porque es un lindo nombre.

Bajó la mirada bastante apenada, las mejillas le comenzaban a arder. Sin pensarlo más, abrazó a Regulus por el cuello.

—Gracias, Reg. Me encanta.

Le devolvió el abrazó mientras aspiraba el dulce aroma de la chica. Le encantaba tenerla así de cerca.

—Sé que siempre tienes la mente llena de ideas y pensé que tal vez necesitarías un lugar dónde plasmarlas —dijo sin separarse de ella.

Se separó de su contrario, pero dejó su mano en el hombro de el, rápidamente besó su mejilla.

—Es perfecto.

El contacto entre ambos terminó. Arlette volvió a mirar el encuadernado mientras sentía su pulso acelerado y trataba de relajarse. Sin duda alguna, ella también estaba perdidamente enamorada de Regulus Black.

Together ⇝ Sirius Black ✔Where stories live. Discover now