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En la estación de trenes de Kings Cross Lily y Arlette se estaban despidiendo prometiendo que se escribirían durante el verano y se dieron un abrazo como despedida. Lily sólo podía pensar en lo feliz que estaba por haber conocido a Arlette aquel año, en poco tiempo se había convertido en alguien muy especial en su vida.

Cuando se separaron, la castaña fue en busca de Regulus, no lo había visto en los últimos días de clases y tampoco en el tren, sólo quería desedirse de él.

Lo encontró hablando con algunos de sus compañeros de casa y decidió acercarse.

—Reg —le llamó mientras tocaba su hombro.

El nombrado se dio media vuelta para observar a la chica, estaba un poco molesto con ella y no deseaba verla. Aún tenía el orgullo bastante lastimado.

—¿Qué pasa? —la chica se sintió un tanto dolida por la forma en que la hablo. Tan cortante y frío. Él nunca había sido así con ella.

—Sólo quería despedirme —dijo sonriente.

—Oh, en ese caso te deseo un buen verano.

—Te mandaré cartas.

—Bien —dijo con simpleza.

Hacía semanas que Regulus se interesó en unirse a los mortífagos y pretendía mantener a Arlette lejos, era un mundo al que no deseaba que la chica se involucrara. Además, después de lo sucedido, lo tomó como una buena excusa para mantenerla alejada.

—¿Está todo bien? —Regulus lo pensó por un momento era ahora o nunca.

Suspiró con fuerza mientras pasaba ambas manos por su cabello. Miró directamente a los ojos de su contraria.

—Me gustas, Hale. Por Merlín, desde hace tiempo que me encantas —las mejillas de la castaña se tiñeron de rosa— pero lo nuestro jamás podrá ser, tenemos ideales diferentes y prefiero alejarte para que estés segura. No quiero hacerte daño y si estás conmigo... estoy seguro que ambos sufriremos.

Todas las ilusiones de Arlette se fueron a la basura luego de escuchar aquellas palabras. Le decía que la amaba pero que lo suyo era imposible.

—Reg... —la silencio con un beso que ambos habían esperado con tanto anhelo.

Black la había tomado con muchísima suavidad de las mejillas, no queriendo lastimarla. Arlette cerró los ojos cuando sintió la presión de los labios de Regulus sobre los de ella. Se separaron un poco.

—Lo siento —unió su frente con la de ella.

Arlette se acerco de nuevo para besarlo, Regulus no se negó y cuando se separaron el azabache besó su mejilla.

—Regulus Black, no me hagas esto —dijo en voz baja, casi suplicante— después de todo este tiempo.

—Arlette, no sé si estoy listo para que una linda chica que me gusta me defienda de mi hermano y sus amigos. No quisiera que me vieras como alguien débil.

Negó repetidas veces.

—Eso no... yo nunca —puso su pulgar en sus labios para evitar que siguiera hablando.

—Es mejor que sigamos por caminos separados antes de que se vuelva más doloroso.

Dejó salir una risa sin gracias.

—Me acabas de romper el corazón, Regulus.

—No esperaba que las cosas sucedieran de esta manera.

Black menor se separó y dio la vuelta dejando a su amada con lágrimas en los ojos, él también deseaba llorar pero se contuvo, era lo mejor para ambos.

Por su parte, Sirius Black había presenciado toda aquella escena junto a James.

Sirius deseaba poder ir a su lado, abrazarla y decirle que todo estaría bien, que Regulus era un completo idiota pero James se lo impidió, no era el momento. Y debía limitarse a observar desde lejos. Al menos por ahora.

Había pasado ya la mitad del verano y Arlette se la había pasado en su habitación con los ánimos por el suelo, ni siquiera había hecho sus deberes y pasaba la mayor parte del tiempo postrada en la cama, incluso era en incapaz de leer una sola página de sus preciados libros.

Era una tarde tranquila y decidió que era momento de hacer los deberes, lamentarse todo el día sólo la hacía sentir peor. Se dirigió a su baúl, el cual había permanecido cerrado desde que llegó.

Mientras sacaba sus cosas las iba acomodando en su lugar, a pesar de todo, le gustaba mantener ordenado.

Al fondo del baúl se encontró con el libro que Sirius le había obsequiado y no pudo evitar sonreír ante los recuerdos. Extrañamente su ánimo mejoró y logro hacer los deberes sin sentirte tan desgraciada.

Sirius Black. Ese nombre no logró salir de sus pensamientos en los siguientes días, el sujeto era un completo idiota pero había algo en él y era imposible odiarlo por completo.

Claro que intentaba odiarlo, no le agradaba y seguía pensando que era un completo imbécil y descerebrado.

Los Hermanos Black; tal vez será mejor permanecer alejada de ambos por su propia seguridad emocional.

Together ⇝ Sirius Black ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora