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Capítulo 38

Mierda, mierda y más mierda. No es posible, ¿justo ahora? ¿ya es la fecha? Tan inoportuno e indeseado como siempre. Aunque, ahora que lo pienso, debería estar aliviada. Saco varias tiras de papel higiénico del dispensador y trato de limpiar las líneas rojas que ensuciaron mis muslos. Eso explica el dolor de cabeza y estómago.

Gruño completamente frustrada mientras saco una toallita femenina de la canasta, agradeciendo mentalmente a recursos humanos por brindar el servicio a las chicas de la empresa, y la coloco en mi ropa interior. Ya quiero irme a casa. Salgo del cubículo en el que estaba encerrada y me lavo las manos respirando profundo, hasta que la puerta se abre de par en par e interrumpe mí paz, revelando a un muy enojado jefecito. Lo que faltaba.

Pongo mis ojos en blanco y paso de él, yendo directo hacia la puerta e ignorando completamente el hecho de que esté en un baño para mujeres, ahorrándome así el sermón. Pero el me detiene a medio camino tomándome del brazo.

-¿Qué estás haciendo? ¿Qué te sucede? ¿Por qué saliste corriendo de esa manera?- se choca con sus propias palabras por lo rápido que las escupió y tengo que pestañear varias veces para asimilar lo que dijo. Como si acabase de escapar de una escena del crimen. Es la reina del drama, y eso que la que está menstruando soy yo.

-¿A cuál de todas esas preguntas debo contestar primero, señor?- mí ceño fruncido delata lo inconforme que estoy con su interrogatorio, pero su expresión me gana y ruedo mis ojos -Tuve una emergencia femenina, eso es todo, no es nada grave y de verdad no estoy de humor para discutir; por lo tanto, déjame salir por favor-

Me libera de su agarre pero en reemplazo toma mí rostro con ambas manos, para darme un pequeño beso en los labios y luego mirarme fijo a los ojos -No estamos buscando un bebé, tal como dijo el reportero son solo rumores. Si te hubieses quedado un poco más, habrías escuchado mí respuesta, no quiero que dudes o rompas el vínculo establecido entre nosotros por esto-

Mí corazón se derrite ante su aclaración y por ende bajo la guardia, pero me recompongo al escuchar bien su sentencia y saco sus manos de mí rostro -Eso no es de mí incumbencia señor, lo que usted haga con su esposa no es asunto mío, ya que tengo muy presente lo hablado en nuestro acuerdo- tragó saliva y acomodo la manga de mí vestido -Ahora si me disculpa, los entrevistadores deben estar esperando, y no me gustaría dejarlos... plantados. Eso no da una buena imágen-

Dejando perplejo al intruso, salgo del baño para dirigirme a la oficina, caminando como si estuviese en una pasarela, pues me sentía como una total diva. Ahora parece que mi período saca el coraje que tengo dentro, y ya lo necesitaba. Es eso, o que ya me cansé de sus injusticias. Tal vez ambas porque, jamás pensé que me le enfrentaría de esa manera. Miro hacia atrás y el no me sigue. Tendré que terminar la reunión yo misma.

Una vez que llego al despacho, aviso a los de la revista que esto era todo por hoy, tenemos mucho trabajo pendiente y el señor Henderson estará ocupado con otros asuntos. Los ayudo a guardar las cosas y con un apretón de manos, los conduzco hasta la salida. Una vez allí, aprovecho a decirle con mí mejor sonrisa a la recepcionista que no me siento bien y que iré a casa. Puedo continuar con el papeleo pendiente ahí, ahora solo necesito un baño caliente para reponerme, ente ayer y hoy he tenido sobredosis Henderson. El vínculo establecido mis polainas.

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