Capítulo 18

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Escucho a lo lejos una voz furiosa y frunzo el ceño quejándome mentalmente. Entreabro mis ojos luchando contra los rayos de sol que se cuelan por la ventana y quito mis lagañas, sentándome sobre la cama. Fallo en el intento de acomodar el nido de aves que se formó en mi cabello con mis dedos y entonces me percato de la presencia frente a mí.

James está sentado en la silla que acompaña mi tocador, con sus codos apoyados en las rodillas y sosteniendo su celular con las manos entrelazadas. Sujeta el aparato fuertemente, aprieta su mandíbula y mantiene la vista fija sobre la alfombra de mi cuarto.

Tal parece que la voz que escuchaba no era un sueño; sino que se trataba de él probablemente discutiendo con alguien por teléfono y, aunque desconozca el motivo de su enfado, parece ser algo grave. Decido no molestarlo y en lo posible no llamar su atención; por lo que delicadamente muevo el edredón cubriendo mi desnudez, tratando de levantarme con sigilo, pero fallo al hacer rechinar la cama.

Me quedo inmóvil en una posición extraña, como si fuese un ladrón al que acaban de descubrir y lentamente me volteo para ver si se ha percatado de ello –Buenos días Myrna- y tal parece que sí, ya que esboza el saludo pasando de estar irritado a un poco más relajado, regalándome también una sonrisa pequeña.

Su voz ronca me provoca escalofríos y me trae recuerdos de anoche, pero trato de mostrarme calma cuando le devuelvo el saludo –Buenos dí...-

El sonido de su celular me interrumpe, por lo que éste se disculpa y contesta la llamada, sin apartar la vista de mí. Sin ánimos a entrometerme, aprovecho la situación para comenzar a buscar mi ropa "escaneando" mentalmente el suelo de mi habitación, pero James carraspea llamando mi atención. Mis ojos se abren como platos y me sonrojo, pues está sosteniendo mis bragas con su dedo índice. El millonario pone en altavoz el aparato y lo apoya sobre la cómoda, haciéndome señas para que me acerque.

Muerdo mi labio inferior y me levanto de la cama sin cubrir mi desnudez, colocándome frente a él. Henderson mantiene su vista sobre mí y mientras mantiene una conversación al teléfono, acaricia mi cuerpo a su gusto, apretando zonas específicas que me hacen estremecer. Sostiene mis bragas y me apoyo sobre sus hombros mientras las sube por mis piernas, besando cada centímetro a su paso.

Me doy cuenta de que ambos entramos en un trance que nos aleja de la realidad, pues del otro lado de la llamada al no recibir respuestas, han cortado y James ni se inmutó hasta ahora que yo me separé de él para seguir vistiéndome. Pone los ojos en blanco cambiando repentinamente de humor, peinando su cabello en señal de frustración –Prepárate por favor, nos necesitan en la compañía-

Asiento y me dirijo al baño para tomar una ducha rápida, y tal parece que él ya lo hizo cuando despertó, por lo que esa invitación indebida que imaginé en mi cabeza queda suspendida. Una vez dentro de la bañera, los recuerdos de anoche me invaden. Demonios, no puedo creer que me acosté con James Henderson mientras que yo pensaba que eso iba a ocurrir bueno, nunca. Otra vez una pelea entre la picardía y el arrepentimiento nublan mis pensamientos con respecto a ello, pero ya me daré un tiempo libre para pensarlo con claridad.

Salgo de la lluvia artificial, me coloco un vestido negro sencillo que dejo siempre a mano para el trabajo; seco mi cabello y para no demorarme aún más, hago un recogido simple en él. Decido omitir el maquillaje como casi siempre, busco el bolso de mano y me dirijo al comedor. Allí comienzo a buscar varios documentos terminados y paquetes nuevos que debo llevar a la empresa, bajo la atenta mirada de James.

-Lamento que no hayamos podido desayunar, ha surgido un imprevisto con los nuevos socios y debo de estar allí enseguida- mi jefe dirige su mirada a los cuadros coloridos y a las fotografías en mi pared, analizándolos muy interesado.

Sonrío aunque no está viéndome mientras rebusco entre el papelerío de mi biblioteca algunos folios más –No es problema señor Henderson, yo sólo, déjeme buscar unas cosas más para el día de hoy y podremos irnos. Compraré su desayuno al llegar, no se preocupe por mí-

Siento su presencia invadiendo mi espacio personal, precisamente a mis espaldas. Sus manos se apoyan sobre la madera, dejándome entre el viejo mueble y su cuerpo, por ende; provocando que mi torpeza aumente –Soy capaz de mandar a esos tipos a la mierda con tal de verla degustando un café caliente, así que no me provoque- su aliento acaricia mi oído y mi piel se pone de gallina –Por eso después de la reunión te quedarás en mi oficina para discutir las reglas de nuestro acuerdo y una vez que eso suceda, te cogeré arriba de la mesa principal, como siempre quise-

Trago duro ante tan severas palabras y sin dejarme esbozar una queja, agrega -Y obviamente, te compensaré lo del desayuno con una elegante cena un día de estos- Henderson nalguea mi trasero como de costumbre haciéndome gemir ante la sorpresa, se separa de mí y camina hacia la salida. Casi temblando, tomo aire y le sigo el paso, cerrando la puerta con llave.

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Hola otra vez! Espero disfruten la lectura tanto como yo, ya extrañaba escribir jaja.

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