Capítulo 44

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Éste capítulo contiene material explícito, lees bajo tu responsabilidad. ♥

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Dirijo mi vista hacia ella y suspiro sin poder evitarlo. Porque -arriesgándome a sonar como un completo idiota- me enorgullecía el saber que esa mujer bajando por las escaleras, era mi mujer. Con mayúsculas. Elevaba mi ego a lo más alto del monte Everest, ver cómo el contorneo de sus caderas llamaba la atención de hombres y mujeres cada vez que se subía a una pasarela y aún así, tener la certeza de que yo sería quien le hiciera el amor esa noche. Tan elegante como una princesa y tan descarada como una arpía, ¿cómo, con el tiempo que tuvimos que pasar juntos, no iba a enamorarme de ella?

Pero, en vez de disfrutar el escandaloso y sensual atuendo que decidió usar mi futura esposa esta noche, no logro despegar la vista de aquella desalineada castaña. Aquella no era para nada una princesa, ni mucho menos una arpía. Ella era como una ninfa. Preciosas, pacíficas y juguetonas pero, capaces de crear grandes catástrofes cuando no se las trata correctamente. 

El rostro de Myrna expresa temor, confusión, enojo, y miles de emociones juntas que trata de ocultar. Pero como siempre la que más intenta encubrir, y la que más me gusta revelar, era la excitación. Se mantiene inerte cuando Caroline llega hasta su lado y comienza a dar vueltas lentamente al rededor de su cuerpo, deslizando con el dedo la ropa deportiva  que lleva puesta. Ninguna de las dos dice nada, y como un buen espectador, mantengo mi boca cerrada.

Comienza una guerra de miradas con mi secretaria, de la cual parece salir victorioso quien no pestañea; mientras que la rubia se posiciona detrás de ella y reparte besos húmedos en donde su piel no esté cubierta. Acaricia con delicadeza desde sus hombros hasta sus manos, deleitándose a su paso con las reacciones involuntarias de aquella mujer; para luego dirigirse lentamente desde su cadera hasta sus pechos, los cuales sin perder el tiempo comienza a apretujar sobre la ropa, provocando que libere unos cuantos gemidos en respuesta y por ende, una creciente erección en mi pantalón de vestir.

En la habitación no se escuchan más que gimoteos y respiraciones agitadas, los cuales con toda la sinceridad, no sabría distinguir de quienes provienen. Mucho menos cuando, para sorpresa de ambos, la castaña decide inclinar su cabeza sobre el hombro y tomar a Caroline por el cuello, besándola como si de ello dependiera su vida. Aquel gesto hace que mi estómago se revuelva, que el calor aumente y que al mismo tiempo, apriete mi mandíbula. No sabría describir bien lo que siento ahora mismo, pero por todos los cielos, ruego porque continúe. Agarro la copa casi sin contenido y la dejo sobre la charola. Tomo una posición más cómoda en el sofá y separo mis piernas. Mierda.

Como si estuviesen completamente solas en una habitación, ambas se encuentran en un éxtasis del cual siento no ser digno de presenciar, donde debería agradecer el espectáculo y que al mismo tiempo, tendría que pedir perdón por disfrutarlo tanto. Wyatt con una mano agarra la blusa de Jones y con la otra rasguña aquel recorrido, subiendo hasta dejar aquella prenda junto al brasier, fuera de escena. Trago duro y desabrocho mi corbata, me estoy ahogando y ella no ayudaba para nada.

Siento mis manos arder de tan solo pensar en apretar sus pezones ahora erguidos, la boca se me hace agua al imaginarme tomando la suya con violencia y ni hablar de lo dura que se me pone al escuchar incluso desde la distancia que estoy, cómo los dedos de mi esposa chapotean en el centro húmedo de la maravillosa castaña. 

¿Estaba tan sumido en mis pensamientos que no noté el momento exacto en el que la rubia optó por hundirse en la invitada? ¿Entrometiéndose descaradamente en esos pantalones de lycra que tanto deseaba partir a la mitad? ¿De verdad pasé por alto, el gemido gutural más esplendido alguna vez escuchado, emitido por ella cada vez que se siente invadida debido a su estrechez? Entonces, definitivamente esto se me está yendo de las manos.

En este preciso momento me encontraba sentado, tan erecto como nunca que recuerde, fantaseando con hacerle absolutamente todo a la mujer de mis más oscuras fantasías; mientras que teniéndola aquí y ahora frente a mí, está siendo amada por alguien más que no soy yo. Es entonces que asumo por fin, ser un completo imbécil. ¿Quién en su sano juicio dejaría que a alguien como ella la toque otra persona de la forma que yo lo hago? ¿Dejaría entonces que toquen mi dinero, mi empresa o a mi familia también? Son mis cosas, me pertenecían. Ella me pertenecía.

A duras penas y sufriendo en mis partes bajas aquella acción, me levanto tomando el saco que había puesto en el respaldo del sofá. Apago lo poco que quedaba del habano sobre la mesita, dejando como testigo una mancha negra en la madera y carraspeo mi garganta -Es suficiente, deténganse-

Con la respiración agitada y una sonrisa diabólica, Caroline suspira -Oh amor mío, hasta había olvidado que seguías aquí- le da un último y jugoso beso a Jones. A pasos lentos camina hacia mí, como un tigre asecharía a una gacela y cuando nuestras respiraciones chocan, se agacha a la altura de mi cierre -Parecías tan satisfecho con el show, que pensé habías desistido en unirte y sólo ibas a mirar-

Miro hacia abajo y detengo su mano, la cual ya se encontraba sobre mi bulto, para luego tomarla de la mejilla y levantar su rostro. Niego varias veces y suspiro -Perdóname- no le doy tiempo a responder ya que tan rápido como la erección me lo permite, corro hasta Myrna y una vez que la envuelvo con mi saco, la saco de allí con las llaves del coche en mano. Ya no serán fantasías.

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Hacía mucho que no ponía la advertencia al principio, siempre lo olvido!

Necesito, de verdad que sí, saber que les pareció el capítulo. No se porqué pero no estaba tan segura al respecto ?¿

Aún así espero les guste, no se olviden de votar y comentar, si es que les va gustando la historia... Ah y de seguirme también, por ahí lanzo una que otra noticia y de paso pueden preguntarme cosas y todo lo que quieran ;)

Lxs amo, más que ayer, pero menos que mañana! ❤

fxckingrain

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