8. Beber es malo. Sobretodo si ya eres imbécil de por si

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Lo primero que pensé cuando abrí los ojos al día siguiente fue que alguien me estaba taladrando la cabeza hasta el punto de hacerla estallar. Lentamente (Como si temiese que un movimiento brusco detonase la bomba que alguien parecía haber puesto en mi cerebro) me llevé las manos a la frente y no pude evitar soltar un quejido de dolor. "¿Qué demonios pasó ayer?". A pesar del dolor prominente de mi cabeza me forcé a mí mismo a intentar recordar qué había pasado apenas unas horas antes.

 ----------- Horas antes--------

Ignorando la ligera sonrisa burlona que se había formado en la cara de Nay al oír mis palabras me senté junto a Crystal y Alex. Mi amiga parecía estar quejándose de algo al chico, pero con todo el alboroto de la gente no pude entender sus palabras. Tampoco es que tuviese mucho interés en entenderlas. En ese momento lo único que pasaba por mi mente era hacer al peliazul tragarse sus palabras.

Fue entonces cuando una chica morena...ahora que lo pienso no le pregunté el nombre...llamémosla Ramona, por decir algo. Pues Ramona se incorporó ligeramente en su asiento y hizo que todos los que habíamos formado el corro del juego se callasen. Sonriendo alegremente nos habló a todos.

Vale chicos ¡Voy a girar la botella, empezamos!

 Con destreza hizo girar una pequeña botella azul justo en el centro del corro. Todos esperamos en silencio a que se parase y ... sí... ya sabéis lo que viene ¿No? Y el iluso de mí hasta se alegró de que la botella hubiese parado en él (AY, Santa inocencia la mía). Puede que todo fuese por aquel sentimiento de molestia que surgía en mi interior solo con pensar en esa estúpida sonrisa burlona que sabía que me estaba dedicando el Nay en un lugar a mis espaldas. Intentando insuflarme un animo del que totalmente carezco me froté las palmas de las manos dispuesto a hacer lo que fuese que tengo que hacer. Reto, verdad... podría con todo.

Un momento...Miré a Crystal y a Alex cayendo en la cuenta-—. ¿A qué se supone que estamos jugando? 

 Un chico que se encontraba sentado a mi derecha (Llamemos a este Ildefonso para ponernos en situación) me dio unas ligeras palmaditas en el hombro mientras me pasaba una botella de un alcohol  de una marcas que sinceramente no reconocí. En ese momento debería haberme alarmado por la cara de compasión con la que me miraba. pero no caí en la cuenta hasta que me habló. 

—Te compadezco hermano.

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Un juego de beber. De todas las cosas posibles me tenía que apuntar a un puto juego de beber. Mi cerebro pitó de dolor, como queriendo quejarse él también de mi idiotez. 

No acostumbro a beber. Es más, creo que puedo contar con una mano las veces que he bebido algo de alcohol. Siempre he pensado que es de gente estúpida porque lo único que consigues es humillarte (Creo que ya sabemos que de humillaciones tengo suficientes en esta vida), y justo voy yo y me apunto a un juego de beber a los bestia delante de la persona  que sé que nunca me va a permitir olvidar la humillación de mi vida "OLE TU INTELIGENCIA DAN ¡OLE!". 

Mi cerebro volvió a quejarse y chasqueé la lengua adolorido. "Vale, ponerme a gritar mentalmente no es una buena idea cuando tengo resaca" Algún día me darán el premio Nobel. Lo sé, el premio Nobel al tío más tonto del mundo. 

¿Qué había pasado después de eso? Sinceramente... No me acordaba, después todo eran imágenes borrosas, gritos y más gritos, mucha música. Me empezó a invadir una pequeña angustia debido a la incertidumbre ¿Qué demonios habría hecho estando borracho? No quería ni pensarlo.

Un pequeño rayo de luz incidió desde la ventanilla justo en mi cara causándome una expresión de profundo dolor, como si fuese un vampiro (Aunque después de lo que sea que haya pasado esta noche no descartaría la posibilidad de haberme convertido en uno). Parpadeando miré a ambos lados intentando procesar en mi mente las imágenes de mi alrededor. Me encontraba tumbado en una de las literas de la caravana  y no era el único. Sólo con echar un vistazo pude comprobar que no estaba solo y que no era el único que había sufrido los estragos del alcohol. Todos se encontraban dormidos (Yo diría más bien en estado coma) en el primer sitio que habían pillado. Por los ronquidos de la litera de arriba juraría que Crystal se había apropiado de esa cama junto a Mía. Otros menos afortunados habían acabado por desplomarse en el mismo suelo de la caravana. Incluso en los pequeños sofás del lado podía ver a Ramona y a Sara durmiendo en la postura más incómoda que os podáis imaginar. 

La vida es AburridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora