Spin off: Parte 1

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Como ya he dicho por Facebook: Como se que la mayoría hará tiempo que leistes la historia ( jeje, culpa mía por tardar tanto en escribir esto) tal vez os perdáis un poco entre tantas cosas, si queréis echarle un repaso a las escenas de capítulos anteriores (A partir de la vuelta del viaje en caravana cof* cof*) creo que os resultará productivo.

Ahora sin más dilación, disfrutad.

Supongo que si estáis aquí es porque ya conocéis a un joven bastante loco llamado Dan y a su aún más loco novio llamado Nay, pero para vuestra desgracia (o suerte) yo no soy ninguno de esos dos y tampoco me han traído aquí para que os cuente la historia de como ambos chicos acabaron siendo unos tontos enamorados que no hacen más que dar el peñazo (Creo que esa os la sabéis bastante bien)

No, yo solo soy Martín y a mi me han traído aquí para hablaros de cómo mi mejor amigo consiguió arrastrarme a una fiesta en contra de mi voluntad, de cómo acabé encerrado en una alacena de una mansión y como una pelirroja logró hacer que me enamorase en menos de una semana.

-Martín...¡Martín! -Con fastidio desvié la mirada del libro que me tenía enganchado para mirar a mi madre. Ella me observaba desde el otro lado de la isleta de la cocina con un café entre las manos-. Escucha cuando te hablo, hijo- me riñó sin verdadero enfado en la voz mientras le echaba un par de cucharadas de azúcar a la bebida y apoyaba los brazos en la isleta, por alguna razón mi madre siempre desayunaba de pie, era como si al despertar tuviese demasiada energía como para permanecer sentada mucho tiempo-, y te he dicho mil veces que no leas en el desayuno, se va a estropear el libro.

Suspiré mientras cerraba el ejemplar y lo dejé en el extremo contrario de la encimera.

-Lo siento ¿Qué decías?

-Decía que hace mucho tiempo que no vemos a Dan por casa- Se llevó la cuchara a los labios para comprobar si había echado suficiente azúcar y al darse por satisfecha se relamió-, ¿Estáis enfadados?

Negué con la cabeza a la vez que daba un sorbo a mi café con leche a la vez que jugueteaba distraídamente con mi piercing de la oreja.

-Para nada, ha estado solo en su casa estas últimas semanas-Al darme cuenta de que aquellas palabras no ayudaban a responder la duda de mi madre hice una mueca de ignorancia-, creo que se ha echado novia o algo -añadí al recordar la conversación tan extraña que habíamos tenido por teléfono hacia unos días, en la que había escuchado una voz femenina al otro lado del teléfono. Ante mis palabras mi madre dejó escapar un pequeño grito de alegría y dio un bote que causó que sus rizos rubios se meciesen por el movimiento.

-¡Qué bien! Hacía mucho que no tenía pareja, ¿no? Seguro que le vendrá bien.

-Podrías aplicarte el cuento tú también, hermanito-Marta, mi hermana, que hasta ese entonces había estado demasiado centrada en la pantalla de su móvil para prestarnos atención, se unió a la conversación simplemente para fastidiarme-. A lo mejor una novia hace que de una vez por todas dejes de estar encerrado en casa.

El comentario de mi hermana no me molestó. Marta siempre se tomaba las cosas muy a broma, con el paso del tiempo yo había aprendido a convivir con su personalidad y sus comentarios sarcásticos. Mi madre paseó la mirada entre nosotros con una expresión confusa en el rostro.

-No entiendo, Martín ¿Una nueva novia? ¿No estabas saliendo con Abril? - Marta fue más rápida en contestar haciéndolo con su habitual delicadeza.

-Cortó con él, hace una semana y media -respondió mientras me miraba intensamente, esperando mi reacción, pero fue mi madre la que se lamentó.

La vida es AburridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora