16. Mirarlo todo con otro punto de vista

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—¿Sabes que ser comunicativo a veces es hasta saludable? —Nay me ignoró totalmente y siguió caminando conmigo pegado a su espalda. Habíamos cogido una especie de caravana comunitaria a Berlín y ahora andábamos por la ciudad si yo tener ni idea de a dónde nos dirigíamos. Nada más adentrarnos en la ciudad  el chico había vuelto a su típica expresión de "Soy demasiado guay como para molestarme en decirte por qué estamos aquí" y no había vuelto a hablar durante el trayecto, inmerso totalmente en sus pensamientos.  Yo había tratado de sonsacarle a dónde demonios me estaba llevando, pero obviamente acabé fracasando estrepitosamente (Mejor dicho, siendo ignorado estrepitosamente ) 

Derrotado me había limitado a seguirle y dedicarme a desvariar en voz alta. Era consciente de que él probablemente no me estaría ni escuchando, pero algo en mi interior temía que si me callaba el aura de incomodidad sería mucho peor, así que simplemente decía lo primero que se me pasaba por la cabeza. Y como todos sabemos lo que se me pasa por la cabeza no suele ser siempre lo más indicado.

—Eres una persona realmente rara —reflexioné mientras caminábamos por las calles de la ciudad—. La gente normalmente no se toma tantas confianzas con las personas. Me tratas como si me conocieses de toda la vida, pero en realidad somos casi desconocidos. ¿No te has parado a pensar que podría ser el asesino en serie de la baraja o algo así? —Por el rabillo del ojo noté como Nay intentaba aguantar una sonrisa, probablemente por el hecho de imaginar que yo pudiese ser un asesino. Fruncí el ceño al ver que no me tomaba en serio—. Sí. Tú ríete ahora que puedes, pero quien ríe el último ríe mejor —La vocecita toca narices de siempre resonó en mi cabeza " Dan, no eres un asesino"  Chasqueé la lengua " Nunca es tarde para cambiar"—. Ahora en serio. ¿Qué conoces de mi? El nombre y poco más —De repente caí en la cuenta de algo no muy agradable. Entrecerré los ojos con recelo y no pude mirar a Nay con mirada recelosa—. Porque al menos te sabes mi nombre...¿Verdad?

El chico se volvió hacia mí como si se acabase de dar cuenta de que estaba hablando con él y fuese un desconocido cualquiera que le hubiese preguntado la hora por la calle.

—¿Ehm? —Abrí los ojos desmesuradamente, pero antes de que pudiese insultarle de alguna manera ofensiva el peliazul me agarró de la mano y tiró de mí hacia un laberinto de calles—. Es por aquí. 

"Será hijo de puta"  Aún así no toqué más el tema de mi nombre. No por falta de ganas sino porque en seguida me olvidé del tema al ver por el tipo de calles que me estaba llevando el chico.

Para que os hagáis una idea, era como estar en la calle rara donde está la tienda de Tarón, solo que no era una calle, era un barrio entero.  Eran calles estrechas que serpenteaban a miles de sitios. No había ni un solo hueco de pared que no estuviese pintado por un graffiti, pero no de esos graffitis feos y estúpidos que la gente hace por molestar, eran de esos que se pueden considerar más obras de arte que otra cosa. Esos que te quedas mirando y por mucho que los mires siempre te parece que algo nuevo aparece en el dibujo o de los que tienen textos que bien podrían estar en algún libro de poesía más que en una pared mugrienta.

 Todas las tiendas parecían competir por ver quién era la más llamativa y no solo las tiendas, los pubs, las cafeterías, las galerías de arte, los centros de música. Nay tuvo que tirar de mi unas cuantas veces para que no me perdiese ya que me quedaba parado a cada minuto alucinando con lo que veía.  

Llegamos a una especie de plaza enana donde la principal atracción para los turistas era una enorme figura de murciélago hecha toda con chatarra que de vez en cuando empezaba a moverse como si estuviese viva de verdad. Fue entonces cuando el peliazul frenó en seco y se volvió hacia mi. Con mirada amenazante me señaló con el dedo. No pude evitar encogerme ligeramente intimidado, pero creo que lo disimulé bastante bien. Nay me habló ( ordenó) con tono serio.

La vida es AburridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora