Spin off: Parte 4, Final

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Aquel mismo día, cuando regresé de hablar con Nay subí a mi habitación mentalizado para encontrarme a Dan en el mismo estado de siempre, tumbado con la mirada perdida y sin la mínima intención de hacer nada con su vida. Mi sorpresa fue inmensa al ver que el chico reaccionó al sentirme entrar y se irguió para quedar sentado en el borde de la cama con la mirada fija en mí. Aguardé a que hablara expectante, aún con la mano en el pomo de la puerta.

-Martín ¿Crees que he cambiado? -Su voz sonaba pastosa y quebradiza por los esfuerzos de haber llorado toda la noche. Encarné una ceja extrañado por su pregunta y recorrí la habitación para acabar sentado a su lado. Le miré con expresión seria y tras pensarlo unos segundos hablé con voz natural, como si no hubiese escuchado su pregunta.

-¿Sabes que van a hacer una segunda temporada de Stein Gate? -Como esperaba mi amigo pareció olvidarse inmediatamente del tema anterior y abrió los ojos sorprendido.

-¿¡Hououin Kyouma ataca de nuevo!? -Rompí a reír a modo de respuesta y Dan me miró receloso-, ¿He dicho algo raro?

-Todo lo contrario, has dicho exactamente lo que diría Dan ¿Llamas a eso cambiar? -Contesté con una tremenda sonrisa en el rostro y pasé la mano por su cabello revolviéndolo-, puede que cambies de ropa, peinado, que aprendas de las experiencias y crezcas con ellas, pero sigues siendo Dan. De eso puedes estar seguro.

El chico me miró como si estuviese loco unos segundos, pero al final acabó por romper a reír y su risa después de haberle visto semanas llorando me hizo sentir dichoso. Puede que no fuese un cambio inmediato de la noche a la mañana, pero después de aquel día Dan empezó a mostrar más animo y a mejorar. De manera paralela pude presenciar como Nay y Dan comenzaban a retomar sus vidas por separado.

Por las mañanas permanecía con Dan en mi casa, por las noches recibía la misma llamada de siempre que me hacía caminar hasta el portal de mi amigo para observar a un Nay sentado junto a la fachada que, nada más verme, se resignaba a que aquel día no sería el día y se levantaba para volver a su casa. Nunca dejé que Dan volviese a su casa, temeroso de que si se volvían a encontrar acabarían los dos igual de jodidos que al principio.

Tras una semana conseguí convencer al peliazul que dejase de presentarte todos los días en aquella casa a cambio de quedar con él en un parque donde yo me comprometería a informarle si algún día había alguna novedad o un cambio de parecer. A veces las reuniones se limitaban a permanecer sentados en el césped sin decir nada, otras Nay me preguntaba por "El novato" y yo contestaba escuetamente, y otras tantas me dedicaba a escuchar lo que el peliazul necesitaba soltar al mundo para no explotar.

-Cuando cortó conmigo dijo que sería lo mejor para él -murmuró un día sentado a la orilla del pequeño lago frente al cual siempre nos encontrábamos. Mantenía los ojos fijos en el agua del estanque, pero tenía la mirada perdida cuando formuló la pregunta que tanto daño le hacía-. ¿Tan malo era yo para él?

No contesté a su pregunta, no era quien para contestar algo así, pero en aquel momento comprendí que todos los días Nay me observaba marchar no me seguía por aquella misma duda. Dudaba si encontrarse con Dan sería lo mejor, si no le haría menos daño permaneciendo alejado.

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-¿Qué tal está Crystal? - El simple hecho de escuchar ese nombre me causó un escalofrío por toda la espalda, pero intenté disimularlo mientras apartaba la vista del libro que intentaba leer para fijarla en Dan.

-¿Crystal? -mi amigo, tumbado en la cama plegable de mi habitación, parecía incómodo con su propia pregunta, su rostro mostraba arrepentimiento y vergüenza, pero volvió a formular la pregunta.

La vida es AburridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora