14. Causa común

4.6K 547 65
                                    

Fue uno de esos momentos en los que no te paras a pensar, simplemente actúas. Haddock y yo nos levantamos al unísono y con la misma sonrisa fingida agarramos a Nay cada uno de un brazo totalmente sincronizados, como si hubiésemos hecho un plan de huída previo. Haddock habló con la típica voz de anuncio feliz.

—¡Nosotros nos vamos! —Antes de que Nay pudiese decir nada y (más importante) antes de que Crystal pudiese HACER nada ya habíamos salido pitando por la puerta de la caravana. Llevando al peliazul casi a cuestas hacia su salvación. El chico soltó un par de palabrotas e intentó zafarse de nuestro agarre.

—¿Qué mosca os ha picado ahora? ¡Soltadme! —Haddock habló entre dientes, sin quitar esa sonrisa plástica de sus labios. Seguramente aún temía que la pelirroja pudiese estar detrás de nosotros al acecho.

—¿Acaso quieres que te mate tan pronto? —El peliazul bufó y respondió con tono de desafío.

—¿Quién?¿Crystal? Que lo intente —Soltar un suspiro por acto reflejo" Este tío es imposible", pero cuando Nay se volvió para mirarme yo evité a toda costa sus ojos.

—No tientes a la suerte, amigo — Nay había conseguido zafarse de nuestro agarre y Haddock había optado por liderar la marcha a Dios sabe dónde, pero el peliazul no parecía por la labor de olvidar la escena de antes y siguió insistiendo.

—De todas maneras ¿Qué demonios ha pasado con Sara? —Denuevo noté su mirada clavada en mí—. Tú sabes algo novato —No era una pregunta, estaba totalmente convencido—. Por eso estás tan raro —Yo negué con la cabeza débilmente.

—Creo que será mejor que lo hables con ella y no conmigo —El peliazul me dedicó una mirada acusadora que quería decir "¡Traidor!" , pero no añadió nada más. En cambio sacó su móvil y empezó a llamar, supongo que a Sara. Me alejé un poco para dejarle intimidad y me puse a la altura de Haddock, que nos miraba confundido.

—Os dejo solos una noche y ya la estáis liando parda —solté un gruñido—. ¿Se puede saber qué pasó anoche?

—Mejor no preguntes.





—¡Cógela! —Más por puro instinto que por otra cosa extendí las manos para agarrar la bola que me había lanzado Haddock. Llegó mucha más fuerza de la que esperaba y por poco pierdo el equilibrio.

—¿En serio tenemos que jugar a esto? —Contemplé el balón de fútbol que tenía entre mis manos como si se tratase de una colmena de avispas furiosas. Haddock nos había llevado a una especie de campo de deportes público donde todos los jóvenes se dedicaban a hacer el burro. El mayor me sonrió con claro entusiasmo mientras daba pequeños saltos como una especie de calentamiento.

—¡Venga será divertido!

—También dicen que las mates son divertidas , pero no es más que una vil mentira —Haddock no pareció amedrentarse ante mis quejas y mantuvo la mirada fija en mi sonriente.

—No seas aguafietas. Empecemos. Anda, pásame el balón —Sin mucha delicadeza le volví a lanzar la pelota (Vale, tal vez estuviese apuntando a la cara, pero eso no importa) Haddock la agarró y frunció el ceño.

—¡Me refería a pasarla con el pie Dan! 

—Eso no lo has especificado —Pude notar como el moreno inspiraba y expiraba lentamente y no pude evitar sonreír cruelmente al ver su desesperación, una sonrisa que se me borró de los labios cuando el chico me volvió a mirar con una expresión de decisión en el rostro.

—Está decidido ¡Te voy a poner en forma! 

—¿Qué? Ni de coña —Me giré con rapidez dispuesto a salir del campo de fútbol ahora que aún tenía posibilidades, pero el mayor fue más rápido y se aferró a mi chaqueta para impedirme la huída—. ¡Te he dicho que no pienso jugar! 

La vida es AburridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora