Capitulo 48

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Se puso de pie.

Daniel: no, perdóname, es que desde la mañana tuve una sensación de que algo te estaba pasando y al ver que no contestabas mis llamadas empecé a preocuparme, te amo y no quiero que nada malo te pase.

Regina: estoy bien, no me ves, tuve una larga conversación con mis amigas, y luego ellas me acompañaron al taller a dejar mi camioneta.

Regina respiró profundo.

Regina: pero tienes razón... hay algo más.

Daniel se sorprendió.

Regina: te acuerdas del hombre que te conté me chocó la camioneta?

Daniel: asintió.

Regina: era alguien que conozco, el primo de Lucia, la mujer que por años consideré mi amiga pero que ahora me arrepiento de haber conocido.

Regina tomó a Daniel de la mano y le hizo señas de que se sentara a su lado en uno de los sofás de su oficina, le contó sobre Alan y como su prima le había tendido una trampa que le dio vuelta de 360 grados a su vida.

Alan llamó a una florería y pidió un ramo de flores para Regina, quería a toda costa conquistar su corazón.

Después de aquella conversación Daniel se sintió culpable por el numerito que acababa de hacer ante su novia.

Daniel: perdóname, soy un tonto, no debí reaccionar así, es que te amo tanto que moriría si algo malo te pasa.

Regina: estoy perfectamente, y si te conté sobre Alan es porque no quiero que hayan secretos entre nosotros, vamos a ser un matrimonio y la clave para que sea un éxito es hablar siempre con la verdad.

Daniel tragó saliva un poco nervioso.

Daniel: entonces si quieres que nos casemos?

Regina: jamás lo he dudado, pero me sacaste de quicio con tus reclamos sin fundamento.

Daniel respiró aliviado.

Regina: Te amo, y te agradezco que vivas tan pendiente de mí.

Regina le dio un beso en la mejilla y lo abrazó muy fuerte.

Regina: no tienes de que preocuparte, no volveré a verlo, solo quise aprovechar el encuentro para aclara ciertas dudas, así que lo que pasó ya está en el olvido.

Daniel: te afectó que Lucia sea ahora la esposa de Arturo?

Regina: no te niego que me sorprendí con la noticia pero no hasta el punto de quitarme el sueño; son igual de miserables y merecen vivir juntos el resto de sus días.

Daniel: y qué harías si vuelves a tenerlos en frente?

Regina: no quiero ni pensar en eso, esos dos están muertos para mí; de ahora en adelante solo quiero pensar en cosas buenas.

Daniel: si! Tienes razón, hace un par de horas hablé con mi contacto de la notaria, necesita el acta de nacimiento de Miranda para iniciar el proceso.

Regina: en el departamento tengo una copia, así que te la pasó en la noche; y cuanto crees que tarde?

Daniel: umm pues me dijo que a lo mejor en 2 semanas a más tardar.

Regina: bien, no quiero echarte pero tengo mucho trabajo y estoy algo retrasada.

Daniel: entiendo, paso por ti a la hora de la comida.

Daniel le dio un beso dulce en los labios y salió de la oficina.

Regina se sentó e inició su día laboral e hizo algunas llamadas.

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