Capitulo 121

239 37 6
                                    

Esperanza: la criatura se sintió un poco mal y me llamó para que fuera a recogerla.

Regina: ¿Qué te duele mi vida? ¿quieres que llame un médico?

Miranda negó con su cabeza.

Daniel: ¿por qué no me dijiste nada Esperanza?

Esperanza: bueno es que usted así no puede hacer mucho, además estaba bien ocupado y no quise interrumpirlo, estaba segura que podía arreglármelas sola.

Regina: creo que mejor llamo a un médico.

Miranda: ¡No! Ya me siento mucho mejor.

Regina: ¿estás segura?

Miranda: si mamita.

Regina: está bien, pero si vuelves a sentirte mal por favor me lo dices.

Esperanza: no te apures, compré estas hierbas para hacerle un té por si acaso.

Regina: está bien nana.

Pasaron varios días, Daniel trabajaba desde el departamento, no quería dar su brazo a torcer, por su parte Regina se concentraba en el proyecto de la clínica, por lo que se distanciaron un poco, hablaban solo lo necesario, Miranda lo notó y eso la puso algo triste.

Ariel recordaba las palabras de su nieta, los últimos días no habían sido muy buenos, la constructora iba en decadencia, desde que Regina y Daniel se fueron nada volvió a ser igual, tampoco había encontrado sus reemplazos, era bastante exigente y en aquellas personas que había entrevistado no veía un compromiso de verdad, razón por la que estaba bastante atrasado en varios proyectos y a punto de ser demandado por varios clientes por incumplimiento de contrato.

Lorenza: ¿no vas a ir hoy a la constructora?

Ariel: después, estoy muy cansado mujer.

Lorenza: ¿y como no?, si llevas días durmiendo muy poco, casi ni comes, me imagino que aún no encuentras el reemplazo de Regina y Daniel ¿verdad?

Ariel: no y aunque me cuesta decirlo, esos dos hacían muy buena mancuerna, seguían mi ritmo de trabajo, confiaba ciegamente en ellos, pero...

Lorenza: dilo... te dejaste llevar del coraje y preferiste que se fueran sin pensar en las posibles consecuencias.

Ariel: no pensé que reemplazarlos fuera tan difícil; seguiré buscando haymuchas personas capacitadas para esas vacantes en esta enorme ciudad.

Lorenza: pero nadie conoce mejor tu trabajo que tu propia hija y su esposo quién se adaptó fácilmente desde el primer día.

Ariel: aunque me cuesta aceptarlo; así es.

Lorenza: ¿y qué vas a hacer?

Ariel: voy a tratar de dormir un poco, en la tarde voy a verme con los abogados quiero que me asesoren, no sé cómo responder a las demandas que se me vienen encima.

Lorenza: ¿en verdad no lo sabes?

Ariel: ¡No!; espero no me saquen mucho dinero.

Lorenza: ay Ariel, tu no aprendes.

Lorenza prefirió salir de la habitación.

Daniel estaba menos impedido, cada día se sentía mejor, realmente le preocupaba que su esposa estuviera tan distante, depronto estaba sumido en sus pensamientos cuando su teléfono sonó.

"Daniel: ¿Ximena?

Ximena: ¿Cómo va todo?

Daniel: bien, justo estoy revisando los últimos documentos de la construcción del condominio.

EL GIRO DE LA VENGANZAWhere stories live. Discover now