Capitulo 89

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Sofia: Hola Daniel, necesito hablar contigo.

Daniel: ¿no te parece suficiente todo el daño que has hecho? Ahora que quieres?

Sofia: todo tiene una explicación.

Daniel: claro que la tiene, eres una entrometida, egoísta.

Sofia: comprendo que estés enojado, mi proceder no fue el mejor, pero todo lo hice por amor a mi hermana, estuve casada hace un tiempo, ¿sabes?

Daniel: algo me comento Regina una vez, tuviste un matrimonio fallido, supongo que querías que ella corriera con la misma suerte.

Sofia:  no la verdad  es que...

Daniel: ¡ya basta! no quiero ni verte, ni siquiera te alcanzas a imaginar la magnitud del daño que hiciste, no lo digo  solo por mí, sino por Regina, por mi hija, ella ha sido la mas afectada, pobre de tu hijo al tenerte como madre, no sabe la clase de vida que le espera.

Sofia: óyeme, tú no tienes por qué hablarme así.

Daniel: y tu no eres nadie para seguirte metiendo en mi matrimonio, Sofia, vete antes de que se me acabe la poca paciencia que me queda, mamá acompaña a la doctora hasta la puerta por favor.

Daniel regresó a su habitación muy exaltado, Sofia no tuvo otra que salir del departamento, pero antes de que Alicia le cerrara la puerta le dijo "debes comprender la angustia de mi hijo, se que no soy nadie para decírtelo, pero tiene razón de no querer verte, acabaste con su sueños, Regina y Miranda son su razón de vida"

Al cerrarse la puerta Sofia entendió por fin que había hecho mucho daño, ese comentario sobre su hijo le había dolido mucho.

Sofia: de verdad quiero ser una buena madre, así como lo es Regina. - pensó en voz alta antes de abandonar aquel edificio-

Miranda estaba hincada en su cama pidiendo por sus padres, sin percatarse de que Regina la observaba desde la puerta de su habitación.

Miranda: Diosito, por favor haz que mis papitos regresen, extraño mucho estar con los dos, yo se que mi papito es bueno, y mi mamita esta muy enojada con él, no quiero que sigan separados, si me haces el milagrito prometo no comer dulces en un mes, amen.

Regina sonrió levemente ante aquella ocurrencia.

Regina: mi amor, pensé que ya dormías.

Miranda: no tengo sueño.

Regina: ¿quieres que me quede contigo hasta que te duermas?

Miranda: ¡No! Quiero que mi papito me lea un cuento para poder dormir.

Regina: bueno, yo puedo hacerlo si quieres.

Miranda: ¡No! Quiero verlo a él.

Regina: sabes que eso no es posible.

Miranda: bueno, entonces yo misma leeré un cuento.

Miranda se levanto de su cama y camino hasta una repisa donde estaban algunos juguetes y libros, tomo uno y se sentó a leer.

Regina: bien, si es lo que quieres, buenas noches mi vida.

Regina le dio un beso en la frente a su hija, la pequeña no le dijo nada, además de molesta intentaba concentrase en su lectura, por lo que Regina prefirió salir.

Lorenza: ¿ya se durmió?

Regina: no mamá, está leyendo.

Lorenza: ¿leyendo?

Regina: no tiene sueño y tomo un libro para leer, no quiso que yo lo hiciera.

Lorenza: hija, no te preocupes, Miranda es muy pequeña no comprende lo que sucede.

EL GIRO DE LA VENGANZAWhere stories live. Discover now