Capítulo 1

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Sí, todo era hermoso a estas horas. Calles vacías, luces internas de las casas apagadas, silencio absoluto... bueno, casi; los animalitos nocturnos y los insectos le daban aquel toque tan especial y natural. Y lo mejor de todo el cielo estrellado que me dejaba hipnotizada por completo.

Extendí la mano hacia él, quiero tocarlo, alcanzar una estrella o la luna que resplandecía con fuerza sobre mí. Poco a poco sentí aquel peso en mi espalda extendiéndose y pronto dejé de sentir el suelo bajo mis pies, pero me impulsaba más y más arriba hasta por encima de la más alta torre de Japón. Me detuve en seco, pero aquel movimiento seguía constante; el de mis alas, claro.

-Hermoso...

Sonreí mirando el cielo, me pareció ver una estrella fugaz y no tardé en pedir un deseo, pero entonces sonreí aún más y me dejé caer en picada. Me sentía tan bien, tan libre, la adrenalina era perfecta para hacerme sentir más que viva. Repentinamente extendí mis alas antes de chocar contra aquel estanque en ese parque, pasé por este tocando el agua con las puntas de mis dedos y me elevé de nuevo.

Llegué hasta el tejado de una casa, tarareando mientras caminaba con mis pies descalzos de teja en tejado.

-¿Huh? -volteé la mirada hacia un lado, con notoria confusión-. ¿Una luz encendida?

Era la única casa, de todas las que tenía en mi amplio campo de visión, que tenía la luz encendida aún; una casa estilo japonés tradicional. Quise no darle importancia pero entonces escuché un golpe seco que me hizo sobresaltar y sentir mis plumas erizadas del susto.

Todo en mi interior me gritaba que no era asunto mío, que debía alejarme e irme ahora mismo. Pero mis ojos se abrieron aún más grandes cuando vi a alguien entrando en una de las habitaciones que tenía la ventana abierta. Un niño pelirrojo... más o menos de mi edad, creo. Estaba frustrado, o enojado, no lo sé... puede que hasta ambas.

Me acerqué con cautela y sigilo, no pude evitar hacerlo al ver aquellos vendajes que cubrían sus heridas. Me asomé por la ventana, pudiendo escuchar sus maldiciones.

-¡Mierda...! -murmura entre dientes y lo repite constantemente.

Me empecé a asomar más y noté cuando agarró algo y lo lanzó contra su escritorio tirando las cosas de golpe y espantándome de nuevo, por lo que me escondí. Me quedé allí hasta que lo escuché sentarse de golpe en algún lado y murmurar más bajito. Volví a asomarme y así pude verlo sentado en el suelo, con las piernas retraídas y agarrándose su cabeza.

Hice una mueca de lástima y no pude evitar nuevamente asomarme más, hasta casi estar parada en el marco de la puerta. Lo que fue un error, ya que mi sombra, que provocaba la gran luna brillante, se proyectó justo sobre él y me terminó notando.

-¡Hm!

Ambos nos sobresaltamos y yo volví a esconderme antes de que se girase a verme. Mi corazón latió con fuerza cuando escuché sus pasos acercarse a la ventana, pero al parecer no pudo verme. O eso yo creía.

-Tsk... ¿Por qué me espias? -pregunta repentinamente.

Abrí los ojos de par en par pero me quedé en silencio al no poder responder.

-Puedo verte, ¿sabes? Tus alas no son muy difíciles de ver...

Maldije por lo bajo pero terminé saliendo de mi escondite finalmente y él se cruza de brazos apoyándolos por el marco de la ventana, me miraba de tal forma que pedía o exigía mi explicación.

-Y..Yo... solo... pasaba y te vi... -murmuré apenada y sin mirarlo por la pena de ser descubierta.

Él me mira un momento más pero en silencio. Yo vi mejor sus heridas y no pude no sentirme mal por eso.

-¿Estás bien? Estás herido... -pregunte, ahora sí viéndolo a los ojos.

Él se sorprende un poco por mi pregunta pero luego aparta la vista haciendo una mueca seria.

-No te importa.

Yo hice una mueca y me alejé un poco pero veía sus ojos cristalizados, seguramente por lo que ahora estaba pasando por su cabeza. No pude ignorarlo, me acerqué más de nuevo.

-¿Cómo te llamas? -pregunté.

-¿Por qué quieres saber? -pregunta desconfiado.

-Yo solo... am. N..No lo sé... Quiero saber...

Me sujeté un brazo y aparté la mirada apenada de nuevo. Nos quedamos en silencio y pensé en irme para no molestarlo más, pero escuché su suspiro.

-Touya... -lo miré enseguida-. Soy Touya Todoroki.

Sonreí un poco y le extendí mi mano, siendo amistosa.

-Un gusto, Touya. Soy ______ ______.

Touya se queda mirando mi mano extendida y luego a mí, levanta la suya lentamente pero termina aceptando mi saludo.

-Oye... si no te molesta... ¿P..Puedo preguntar por qué estás... bueno, así...? -lo apunté específicamente a sus vendajes.

Su mirada me hizo sentirme mal por preguntar aquello y me reprendí por eso. Él aparta la vista de nuevo y aprieta las manos.

-No quiero hablar de eso.

-Oh... sí, claro. Entiendo...

Nos quedamos en un silencio un tanto incómodo por un momento, hasta que lo vi con una mirada perdida, de la nada tensó la mandíbula y apretó los puños aún más fuerte, como si pensara en algo que lo molestara mucho.

-Tsk -murmura, volviendo a tener los ojos cristalizados pero ahora más que antes.

No entiendo el motivo de el porqué lo hice, solo sé que... al ver así... tuve un sentimiento que no me agradó. Mi cuerpo se había movido solo y lo terminé abrazando.

Él se sorprendió y se tensó como claramente era una reacción normal y esperada, aunque lo que no es normal es que no intentara separarme o no me dijera nada...

-Lo siento, por lo que sea que estés pasando... espero que todo pueda mejorar para ti.

Supongo que son palabras inocentes para una niña de mi edad, en verdad no tengo ni idea por lo que Touya está pasando pero aquellos vendajes me hace pensar en que está viviendo de algún maltrato tan cruel que me preocupa. Por un completo desconocido.

Solo pasan unos segundos cuando siento sorpresivamente como poco a poco levantó ambos brazos y entonces me abrazó con fuerza, escondiendo su rostro en mi cuello. Podía sentir sus lágrimas empapando mi piel...

-Lo odio... Lo odio -repite, y lo hace varias veces.

Yo solo no dije nada y lo abracé. Era obvio que no me contaría algo tan personal como esto, y tampoco planeo obligarlo; somos desconocidos, no me sorprende que no confíe en mí.

Apoyé una mano sobre su cabeza y le di pequeñas caricias en el cabello y en la espalda, donde tenía la otra. Nos quedamos así, abrazados, estando de pie frente a la venta. Mis alas lo rodean de igual forma y yo suspiré profundo.

No sabía quién era este niño ni el porqué lo estaba abrazando... pero solo sé que quería hacerlo sentir mejor, que lo que le sucede era algo injusto y que a ningún niño le debería de pasar. Cuando se calmó un poco, yo quité mis alas y él se separa. Miré hacia la ventana.

-Me tengo que ir... -mencioné y me subí a ésta-. Adiós, Touya.

Le sonreí amablemente y me despedí con la mano. Él se me quedó viendo y murmuró algo muy por lo bajo.

-Ángel...

-¿Huh? -no había alcanzado a escuchar.

Él aparta la mirada una vez más y si no fuera por el brillo de la luna yo no hubiera podido notar, aunque sea un poquito, de aquel rojo en sus mejillas.

-Nada... adiós.

Reaccioné y asentí, sonreí nuevamente para después salir volando, aunque antes de perderme, me di vuelta un segundo y lo vi mirándo como yo me alejaba. Volví a despedirme con la mano y seguí mi vuelo a casa.

ANGELITO 🔞 || Dabi x Tú ||Where stories live. Discover now