Capítulo 1. [Daños Colaterales]

4.7K 200 30
                                    

CIUDAD DE NUEVA YORK

MANHATTAN

Casa de los Achaga':

—¿Estás segura de lo que me estás diciendo?—la voz de una mujer poco convencida se escuchó de nuevo haciendo eco en aquella solitaria, vacía y elegante cocina, mientras una mujer de ojos azules intensos la veían con una expresión de asco—. ¡Cielos, Maca!—se abanicó con sus propias manos haciéndola reír—. ¡Ese hombre es sumamente sexy y atractivo!—y de nuevo, aquel gesto de asco y repugnancia.

—Creo que no has entendido lo que quiero decirte, Helena—la mujer de ojos cafés observó a Macarena en silencio mientras la escuchaba respirar profundamente—. No estoy interesada en salir con él, y mucho menos planear una "cita romántica"—se asqueó—. Necesitaría estar drogada para salir con un hombre como Lorenzo; egoísta, pretencioso, vanidoso, un hombre que solo se interesa por el poder, por el dinero—Macarena la vio directamente a los ojos—. No es la clase de persona en la que me fijaría. Mis gustos son menos... Superficiales. Sí, esa es la palabra—sonrió.

—Comprendo, Macarena—dijo Helena—. Tus gustos son para nada corpulentos. Al menos no así, como él—Helena señaló una fotografía que había buscado rápidamente por Internet para jugarle una broma a Macarena. Helena siendo una de sus mejores amigas, sabía cuánto le molestaba a la castaña de ojos azules que bromearan con los pretendientes que su padre, Alonso, cuando tenía la oportunidad, le presentaba con ánimos de involucrarse más con sus socios. Macarena era un buen comodín para él, una buena estrategia de negocios, porque además de ser su padre, reconocía la belleza de su única hija heredera de su fortuna.

—¡Basta!—le pidió quejosa—. A veces te pones insoportable, Helena. Luego te quejas del porqué prefiero a Salomé antes que a ti.

Helena al escuchar el nombre de Salomé, blanqueó los ojos.

—Te conozco, y sé que es tu favorita por muchas razones que sinceramente prefiero no discutir en este momento—Macarena asintió—. Mejor dime qué se supone que harás con Lorenzo, porque según sé, ha estado detrás de ti desde que tengo uso de razón.

—Lorenzo se ha convertido en una piedra en mi zapato, Helena—comentó—. ¡Es insoportable! Cree que porque mi padre nos presentó y compartimos unas cuantas palabras y un buen vino, ya nos haremos íntimos—dijo con fastidio—. No sé qué hacer para que deje de insistir.

La castaña observó en su amiga dibujarse una sonrisa.

Pero no era una sonrisa cualquiera. Era una sonrisa maliciosa, una sonrisa cargada de un plan, de una estrategia.

—¿Por qué no haces lo mismo de siempre?—preguntó haciendo que Macarena frunciera el ceño.

—¿A qué te refieres?—inquirió meticulosa. Helena sonrió.

—¡Oh, vamos! ¿De verdad lo olvidaste?

—¿Qué se supone que debo recordar, Helena? ¡Sé directa, por favor!—pidió.

—Tú, Avril... Ya sabes.

Macarena levantó una ceja.

—¿Estás hablando de broma, no?—Helena no dijo nada y ante su silencio, la castaña se echó a reír—. ¡Estás loca, Helena! ¿Cómo crees que haré algo como aquello después de lo que sucedió la última vez?—lo pensó—. Es que ni siquiera debe ocurrirse esa idea en tu cabeza.

—Creí que sería buena idea—dijo.

—Es una pésima idea, cariño. ¿Con qué cara le digo a Avril que vuelva a fingir conmigo para alejar a los socios de mi papá?—Helena sonrió—. No, no sonrías. No lo haré. Siento que ya ha hecho demasiado por mi como para volverla a incluir en mis problemas.

[ [ ꪶíꪀꫀꪖડ ρꪖ𝕣ꪖꪶꫀꪶꪖડ ] | | 𝐁𝐚𝐫𝐛𝐚𝐫𝐞𝐧𝐚 AUWhere stories live. Discover now