Capítulo 29. [Quince Minutos]

1K 116 11
                                    

TRES MESES DESPUÉS

—Es necesario que pienses bien lo que vas a decir porque una vez que entres por esa puerta, no podrás salirte con la tuya como siempre haces—le dijo Elisabeth a Bárbara al verla sentada frente a ella sin saber qué hacer.

—En cambio si me preguntas a mi, considero que estás cometiendo un error—dijo Luciano con una mueca en el rostro al escuchar lo que Bárbara haría esa misma noche al salir de la oficina. Elisabeth quien también estuvo invitada a la reunión, rodó los ojos ante la negativa del socio de la morena.

—El problema con ustedes, los hombres, es que todo lo que incluya «compromiso», les parece un error—comentó fingiendo una sonrisa. Luciano suspiró mientras reía. Adoraba molestarla.

—¿Y tú?—arrojó Luciano con una mirada interrogante. Benjamín se disculpó por su desinterés repentino en su conversación mientras sentía la mirada de todos sobre él.

—Si es lo que quieres hacer...—vio a la morena—, mi opinión no debería importar. Esté o no de acuerdo.

Elisabeth bufó.

—¡No puedo creerlo!—masculló molesta—. Se supone que deben decirle que está tomando la decisión correcta, felicitarla y dejar de ser tan tontos—Benjamín y Luciano se vieron con gracia—. ¿De verdad es importante para ti lo que estos dos tengan para decir?—le preguntó a Bárbara directamente.

—Desde luego que es importante porque al parecer somos los únicos conscientes de la situación—le dijo Luciano—. Tú eres una chica y las chicas...—guardó silencio un segundo—, son algo emocionales y muy temperamentales—Elisabeth alzó una ceja—. No me odies más de lo que ya lo haces, por favor.

—¡Chicos!, basta.—les pidió Bárbara poniéndose de pie de un tirón haciendo que los tres hicieran silencio—. Estoy muy...—se mostró pensativa, y sonrió un poco pero luego negó, como si su pensamiento estuviera distorsionado—. Nerviosa—completó—. No sé cómo hacer esto. Quizá, no sé, estoy precipitándome un poco pero quiero que las cosas sean diferentes esta vez porque...—volvió a respirar hondo—, estoy enamorada.

Elisabeth pegó un gritico agudo alarmando a todos en la sala. Luciano abrió los ojos, y Benjamín solo sonrió.

—¡¿Enamorada?!—le preguntó el moreno con impresión a Bárbara.

La sonrisa de Bárbara fue tan grande que no fue necesario responder con palabras, si no que su sonrisa era más que suficiente. Elisabeth la abrazó tan fuerte regocijándose de la misma felicidad.

No fue necesario expresar su entusiasmo de otra forma puesto que, Bárbara finalmente había decidido tomar la quizá, más importante decisión de su vida desde hacía mucho. La rubia sabía lo difícil que había sido el proceso y esa era la razón más valiosa para ser ella feliz también.

—Me estás asfixiando, Elisabeth—murmuró a media voz la morena mientras Elisabeth la soltaba en una risa de aquel abrazo tan fuerte.

—Lo siento—se disculpó con una sonrisa. Bárbara le restó importancia—. Estoy muy, muy feliz por ti. Sabía que esto tarde o temprano sucedería y me alegra poder estar para el paso tan importante que piensas dar—le dijo—. ¿Sabes que estoy orgullosa de ti?

Bárbara asintió sonriendo.

—Creo que...—Luciano se puso de pie viéndolas a ambas. El moreno se acercó a Bárbara y luego abrió sus brazos—. Creo que también debo felicitarte, ¿no?—la morena rodó los ojos—. ¡Felicidades, Bárbara!—dijo con voz neutra—. Sin duda, toda una novedad.

—¡Cállate!—vociferó Elisabeth cruzándose de brazos.

—Deja los celos—Luciano la vio—, sé que te gusto.

[ [ ꪶíꪀꫀꪖડ ρꪖ𝕣ꪖꪶꫀꪶꪖડ ] | | 𝐁𝐚𝐫𝐛𝐚𝐫𝐞𝐧𝐚 AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora