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Capítulo 14. [Efímero'S]

Efímero:

"De un día"

"Que dura poco tiempo o es pasajero"

CIUDAD DE NUEVA YORK

MANHATTAN

—Te lo he dicho tantas veces pero tú no quieres escuchar—dijo una voz completamente exhausta—. Ella no quiere verte, Sáhara. Lo que sucedió años atrás la marcó por completo y ahora te odia con todas sus fuerzas. Deberías hacerte a un lado y dejarme actuar bajo mis propios medios. Bárbara me detesta la mayoría del tiempo pero no podrá resistirse a mis encantos cuando la busque por...—Jeniffer mordió su labio inferior riendo suavemente al ver la expresión de Sáhara.

—Está lo bastante entretenida como para fijarse en ti nuevamente.

Jeniffer sonrió a medias.

—¡Bárbara jamás rechazaría una buena noche de sexo!—dijo Jeniffer como si aquello fuera un insulto para ella. Sáhara respiró hondo poniéndose de pie para caminar por toda la habitación donde se habían reunido horas atrás. Jeniffer rió un poco al verla tan desesperada por obtener nuevas noticias de Bárbara—. En estos momentos debe estar con esa mujercita que se le metió por los ojos—hizo una mueca de disgusto—. No me extraña, al final Bárbara siempre obtiene lo que quiere y desde que esa mujer apareció y se cruzó en su camino, ella no ha hecho más que estar detrás de sus faldas, pero cuando obtenga lo que quiere, se aburrirá, la dejará y luego vendrá nuevamente a mi porque yo siempre estaré para ella—sonrió.

—¿No te parece desgastante ser siempre la última opción de alguien?—cuestionó medio burlona Sáhara viendo a Jeniffer sonreír en negación—. ¿Cuándo fue la última vez que alguien te quiso por lo que eres, y no por lo que tienes para ofrecer que, evidentemente, lo único que puedes ofrecer es sexo?—la escaneó de pie a cabeza.

—¡¿Ves?!—Jeniffer se puso de pie, mostrando su cuerpo mientras daba una vuelta—. Esto es todo lo que puedo ofrecer. Lo único que vale, al final. Nadie considera tus sentimientos, Sáhara. Nadie es lo suficientemente importante como para amargarme la vida detrás de imposibles. No estoy para eso. Cuando te enamoras, y no funciona como querías, vives resentida con la vida y con el amor, si es que existe eso—hizo una mueca—. No quiero ser como tú, ni estar en tus zapatos—la mujer entrecerró los ojos escuchándola—. Sigues enamorada de un pasado que jamás tendrá futuro porque la mujer de la cual estás tan enamorada te odia con todas sus fuerzas y no quiere verte ni en pintura. ¿Sabes cuántas mujeres han pasado por su cama desde entonces?—Sáhara desvió la mirada—. Muchas, querida. Muchas mujeres que cayeron en sus encantos. Lástima que no le gusten ni un poco los hombres, porque conozco de algunos que desearían pasar la noche con ella al menos una vez en sus deprimentes vidas—sonrió cínica.

—No me interesa saber con cuántas mujeres se ha acostado, Jeniffer—dijo dándole la espalda y saliendo de la habitación donde se encontraban. Jeniffer volvió a sonreír y la siguió hasta la cocina.

—Es algo que deberías considerar—murmuró llegando hasta ella—. Ya no es la misma que conociste en aquel lugar de mala muerte. Ha cambiado. Sus perspectivas, su manera de pensar y también la de actuar. No es la misma niñita ingenua que lograste enamorar cuando no sabía lo que era el amor. Allí fuiste su todo, claro porque, Bárbara no sabía qué clase de mujer eras ni en qué se estaba metiendo cuando cayó en tus redes. Pero ahora lo sabe, y por eso te detesta, porque no fuiste capaz de luchar por ella como tantas veces te lo pidió arrastrándose a tus pies.

—¡Cállate!—le gritó con todos sus fuerzas Sáhara mientras apretaba sus puños—. ¡Cállate, Jeniffer!—le dijo con euforia—. Lo único que haces es repetirme una y otra vez lo que yo ya sé. No necesito que nadie venga a recriminarme por lo que hice en mi pasado. Yo no lo hago contigo, a pesar que tengo demasiadas cosas para echarte en cara en este momento pero no lo haré, porque yo no soy como tú—Jeniffer le sonrió mostrando sus dientes. Cínica, era como la describían—. Ni siquiera sé qué haces aquí.