_____ trabaja en Supergirl interpretando a la hermana menor de Kara y Alex Danvers. Su última relación la dejó marcada y llena de inseguridades por el modo en el que acabó.
Pero como en toda historia cursi, todo cambió cuando Katie McGrath se unió a...
–Hazme gritar tu nombre– volvió a besarme y me hizo caer en la cama nuevamente, pero esta vez quedé sentada.
–Le hace falta un poco de lubricación– tomó el bote que estaba en su mesa de noche y lo abrió –Pero primero...con tu saliva– la miré confundida y luego bajé mi vista al juguete.
–Oh– sonreí al entender a qué se refería –No tengo experiencia haciendo esto– posó su mano en mi nuca y me acercó al juguete. Lo presionó contra mis labios y lentamente la abrí, introdujo algunos centímetros y luego retrocedió. Volvió a entrar la misma cantidad y levantó mi mentón para que la mirara.
–No te imaginas lo placentero que es verte así– sonreí y saqué el juguete de mi boca.
–¿Por qué?– lo tomé con mi mano.
–Porque me demuestra que eres totalmente sumisa conmigo– me sonrojé levemente y relamí mis labios.
–Por ti, claro que lo soy– mordí mi labio –Entonces...¿Te gusta que lo haga aunque no te cause placer físico?– asintió y volví a mirar el juguete para luego inclinarme e introducirlo en mi boca.
Levanté mi vista y sonrió de inmediato, escupí sobre el juguete y la esparcí con mi mano, luego ella vertió lubricante sobre mi mano y también lo puse por la superficie del dildo.
–Recuéstate– dijo en un tono parecido al de CEO de Lena. Sonreí obedeciendo de inmediato y levantó sus cejas ante mi reacción –¿Te gusta que te hable así?– mordí mi labio asintiendo y se subió a la cama apoyando sus rodillas –Abre las piernas– lo hice y se acercó para posicionarse entre ellas –Buena chica– una sonrisa apareció en mi rostro nuevamente y metió dos dedos de golpe para seguir estimulándome.
–¡Ah!– aumentó la velocidad sin quitar su vista de mis ojos y mordí mi labio. Detuvo sus movimientos repentinamente y me quejé –¿Por qué te detien...¡Ah!– su pelvis casi chocó contra mi cuerpo a la vez que introdujo el juguete en mí –Mañana no caminaré– reímos y acarició mis piernas.
–Desde ahora...solo tienes permitido gemir, no hablar ¿Entendido?– dudé un instante pero luego asentí.
–¿Y si quiero decir al...¡Katie!– chocó contra mí y cerré mis ojos mientras mi cuerpo se acostumbraba al juguete.
–No puedes hablar, solo gemir– asentí y sus manos recorrieron mi vientre –¿Puedo comenzar a partirte en dos?– sonreí.
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–S...– levantó sus cejas y asentí.
–Buena chica– salió completamente de mí y volvió a penetrarme. Se afirmó de mis caderas y comenzó un lento pero profundo vaivén.
Llevé mi vista a su abdomen y sonreí viendo cómo se marcaba con cada movimiento. Admiré también sus hombros y clavículas, para luego deleitarme con su cuello.
