Lugar de paz -KATIE MCGRATH Y TÚ-

Eres tú

Narras tú

Abrí mis ojos lentamente y miré a mi lado, me extrañó no ver a Katie allí así que me levanté para ponerme una camiseta y un short.

Salí de la habitación y el olor a té inundó mis fosas nasales. Caminé hasta la sala y Katie estaba sentada en el sofá con Oisin recostado en su regazo, con una de sus manos lo acariciaba y en la otra tenía un libro. Levantó su vista y me sonrió ampliamente al notar mi presencia.

–Buenos días, cariño– hice un puchero.

–¿Por qué no me acaricias como a él?– rió y fui a sentarme a su lado, Oisin enseguida se recostó sobre mí, así que Katie me miró sorprendida y ofendida a la vez.

–Traicionero– se dirigió a Oisin y sonreí llevando mis manos a la cabeza del perro para acariciarla.

–¿Soy tu favorita?– le pregunté y ella hizo una mueca mientras imitaba mi voz –Me quiere más que a ti– dije sonriendo y giró los ojos.

–Te voy a echar de mi casa– se acercó a mi lado, me abrazó por los hombros y ahora Oisin se acostó en las piernas de ambas –Mucho mejor– cerró el libro para dejarlo a un lado –¿Cómo dormiste?– llevó su mano a mi cabello para acariciarme y sonreí.

–Amo dormir contigo– besó mi mejilla –Dormí muy bien– admiré su perfil –¿Tú cómo dormiste?– acaricié su mentón y me sonrió.

–Excelente, me encanta dormir contigo a mi lado– besó mis labios suavemente –¿Quieres acompañarme a pasear a Oisin?– asentí –Anda a vestirte para que vayamos enseguida– mordí mi labio.

–Me excita que me ordenes cosas– sonrió.

–Lo sé, anda a vestirte– la besé nuevamente y luego moví a Oisin para ir a cambiarme ropa.

———

Diez minutos después estaba cepillando mi cabello y ella estaba juntando algo de comida en un pequeño bolso para las dos y unas galletitas para Oisin.

Le puso la correa al perro y luego tomó mi mano para salir de casa. Entrelacé nuestros dedos y sonreí ampliamente.

–¿Te gusta caminar?– mordí mi labio.

–Depende de la compañía– sonrió –Podemos salir a caminar todos los días si quieres– acarició mi mano y luego la llevó a su boca para besarla.

–Lo consideraré– reímos –Hay un parque aquí cerca, es lindo– seguimos caminando sin dejar de hablar hasta llegar al lugar que quería, le quitó la correa al perro y tomé uno de los juguetes que ella había llevado para comenzar a jugar con él.

Se sentó en el pasto mientras reía al verme corriendo con Oisin, sacó su celular para grabarme mientras jugaba y luego de unos minutos llegue a su lado con la respiración agitada y me recosté junto a ella.

–No es así como me gusta estar sin poder respirar junto a ti– soltó una carcajada y Oisin vino corriendo, se lanzó sobre mí y luego se recostó en mi espalda.

–Es cómoda ¿Cierto?– reí y lo tomó para dejarlo entre nosotras y luego recostarse –Te amo– le sonreí ampliamente.

–Te amo– mordí mi labio –Eres tan hermosa– sonrió –¿Podemos sacarnos una foto?– asintió y saqué mi celular del bolsillo para hacerlo.