¡Más!

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Narras tú

–¿Está todo bien entre nosotras?– me preguntó al estacionarse en casa.

–Sigue doliendo un poco todo lo que me gritaste...pero me alegra saber la verdad de lo que piensas y el que hayas compartido lo que te sucedió es grato...No llevamos tanto tiempo para conocer todo de la otra, pero eso irá cambiando con el tiempo– asintió tomando mi mano.

–Te amo demasiado...y sí confío en ti– me acarició suavemente –Por favor no me decepciones de esta forma nuevamente– suspiré.

–No lo haré– llevó mi mano a su boca para besarla –Katie...– me miró –Sé que tú no usas las redes sociales y por eso no te has enterado...pero alguien del equipo difundió lo que pasó hoy– frunció el ceño –No nos grabaron ni nada, pero ahora todos hablan de que soy una infiel– tomó un respiro.

–Lo lamento...no debí haber hecho eso en un lugar público– negué.

–Pero no importa...No hablan de ti, solo de mí, así que debes caerle bien a quien lo hizo– sonrió levemente –No te preocupes...la gente se olvida rápido– me atrajo para besarme.

–Si te causa muchos problemas podemos hacer nuestra relación pública y aclarar las cosas– negué.

–No quiero que te sientas presionada u obligada a hacerlo– volví a besarla –¿Entremos?– asintió, así que nos bajamos del auto y esperé mientras ella abría la puerta.

Entré tras ella y Oisin vino corriendo a recibirnos, me agaché para acariciarlo y Katie dejó sus cosas en el sofá.

–Olvidé mi auto– me miró levantando una ceja –Hoy fui en mi auto y lo olvidé– rió –Pero está seguro allí– me levanté y caminé hacia el plato de comida del perro para llenarlo.

–Si tu cabeza no estuviera pegada a tu cuerpo probablemente se te perdería– reí asintiendo y fui a lavar mis manos a la cocina.

–¿Quieres pedir algo para com...– me abrazó por la cintura.

–Ayer te quedé debiendo algo– metió sus manos en mi pantalón –No me gusta estar en deuda– sentí sus dedos sobre mis pliegues y cerré la llave, la miré por sobre mi hombro y se mordió el labio –¿Debería pagar mi deuda?– asentí.

–Pero con intereses– rió metiendo sus dedos entre mis ya húmedos pliegues.

–Abre las piernas– lo hice y su mano tuvo mayor acceso. Comenzó a mover sus dedos suavemente y cerré mis ojos disfrutando de la sensación –No te muevas– susurró y se alejó de mí, de pronto escuché que abrió el ventanal que daba al patio trasero –¡Oisin! Venga mi amor– sonreí y a los pocos segundos volvió conmigo –Para evitar interrupciones– asentí y sentí sus manos en mi espalda, por debajo de la camiseta.

–Exijo que pagues tu deuda rápido– escuché su risa y seguido de eso sus labios estaban sobre mi cuello.

–Debes ser paciente, mi amor– mordió mi piel suavemente y luego volvió a meter una de sus manos en mi pantalón, introdujo dos de sus dedos en mí y sonreí –¿Así o más rápido?– dijo haciendo movimientos lentos.

–Más rápido– aumentó un poco la velocidad.

–¿Así?– negué.

–Más– mordí mi labio y apoyé mis manos en el mueble de la cocina.

Metió su mano libre por debajo de la camiseta y la llevó a uno de mis pechos para masajearlo. Gemí levemente y presionó su entrepierna en mi trasero.

–¿Puedo pagar mi deuda con el arnés?– volvió a presionarse y sonreí.

–Yo quiero darte esta vez– quitó su mano de mi entrepierna y me hizo girar para quedar frente a frente.

Lugar de paz -KATIE MCGRATH Y TÚ-Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt