Demuéstramelo

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Narras tú

Gemí cuando mi caliente piel hizo contacto con la pared que aún seguía fría. Sus besos recorrieron mi cuello y luego volvieron a mi boca.

La tomé por la cintura y pegué su cuerpo al mío. Sentí sus manos en mi cuello y se separó de mis labios.

–Estamos desperdiciando agua– suspiré.

–Tú empezaste– reímos y tomó el shampoo, se echó en las manos y luego las puso en mi cabello para comenzar a masajearlo –Tus dedos se mueven demasiado bien– sonrió –Deberías masajear otra zona– mordió su labio y negó.

–Están bien aquí– hice un puchero.

–Lo intenté– soltó una carcajada y cerré mis ojos mientras disfrutaba de la situación. Sus manos luego bajaron a mi cuello y mordí mi labio.

–Te encanta tener mis manos alrededor de tu cuello– asentí.

–No mentí cuando dije que te agradecería si me ahorcas– reímos y miré su boca, luego acerqué mi mano a la llave y la cerré.

–¿Qué haces?– tomé sus manos.

–Para no desperdiciar agua– me acerqué para besarla y mordí levemente su labio. Apoyé mis manos en su vientre y acaricié su blanca piel. Me empujó hasta hacerme chocar con la pared y negué separándome del beso –Anoche fui demasiado sumisa– me giré y la apoyé a ella –Hoy te toca a ti– me miró un poco sorprendida pero no dijo nada, aunque la sonrisa en su rostro la delató.

Volví a besarla y tomé sus piernas para separarlas un poco, llevé mi mano a sus pliegues pero no la moví, solo presioné con cuidado ocasionando que un gemido escapara de su boca. Tomé uno de sus pechos y guié mi boca hacia él, pasé mi lengua por el pezón y a la vez comencé a mover mi mano en su entrepierna muy lentamente. Mordí con cuidado y luego besé entre sus pechos para subir con mis besos hasta su cuello. Besé el lunar que tenía y luego presioné su piel con mis dientes, dejando una muy leve marca. Pasé mi lengua por la zona y aumenté el movimiento de mis dedos, haciendo círculos por alrededor de su clítoris, sin tocarlo

Metí mis dedos entre sus pliegues y recogí toda su humedad. Quité mi mano de ella y la miré, estaba muy mojada y no por el agua. Relamí mis labios y me arrodillé frente a ella. Me sonrió de inmediato y apoyó sus manos en la pared.

–No te vayas a caer– dije sonriendo y levanté una de sus piernas para luego poner su muslo sobre mi hombro, haciendo que su centro quedara expuesto ante mí. Llevé mi boca a sus pliegues y di una lamida, luego otra y otra, hasta que una de sus manos me presionó contra ella y me quedé ahí moviendo mis labios y lengua para darle placer.

Succioné un poco y sonreí cuando los gemidos comenzaron a escapar de su boca. Metí el dedo anular y medio en ella para moverlos en "onda", doblándolos y estirándolos para estimular sus paredes vaginales, miré hacia arriba y sonreí de inmediato.

–¡Ah! ¡_____!– su cabeza estaba apoyada en la pared, sus ojos estaban cerrados y su boca abierta. Tenía una de sus manos en mi cabello y con la otra se afirmaba de una pequeña repisa. Aumenté la velocidad de mis movimientos y mordió su labio, sentí como sus músculos se tensaban y me presionó más contra ella –¡______! ¡Oh Dios!– limpié los restos de su humedad con mi lengua y me levanté para besarla, ella seguía con la respiración agitada.

–¿Lo hice bien?– me tomó del cuello para besarme y luego asintió.

–La vamos a pasar muy bien juntas– sonreí y abrió la llave para seguir bañándonos.

———

–¿Qué quieres comer?– la miré y levanté mis hombros.

Lugar de paz -KATIE MCGRATH Y TÚ-Where stories live. Discover now