Eterno lugar de paz (Epílogo)

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Narras tú

–No puede ser...– levanté mi vista del libro al escuchar a mi esposa quejándose.

–¿Termina mal? No quiero seguir– sonrió.

–Perdón, sigue– negué y rió cerrando su libro. Estábamos leyendo juntas desde hace ya unos meses y Katie siempre terminaba unos minutos antes que yo, dejándome con la intriga ante su reacción –Sigue leyendo– suspiré y me apoyé en su hombro para terminar las dos páginas.

–Ay no...– fruncí mi ceño.

–No puedo creer que se fue cuando finalmente habían logrado tener algo– suspiré y escuchamos la puerta principal.

–¡Mamis!– reímos escuchando a nuestros hijos y aparecieron corriendo en la sala, por el ruido despertaron a Luna y se detuvieron cuando esta comenzó a llorar. Se acercaron para besarle la frente y disculparse y luego los miramos.

–¿Cómo les fue, preciosos míos?– sonrieron.

–Muy bien, mamis– comenzaron a contarnos su día y Lyra se sentó a mi lado.

–¿Cómo pudiste con diez hijos a la vez?– me susurró –Los míos me vuelven loca– reí.

–El amor que les tengo y también el apoyo de Katie, criarlos junto a ella es asombroso y me hace disfrutarlo más– sonrió.

Mamis...– todos se callaron para mirar a su hermana mayor –Tae está...– levanté mis cejas.

–Ay no, me voy a desmayar, cada vez me haces sentir más como tu mami Katie– me miró confundida y Katie jaló mi oreja levemente, provocando mi risa.

–¿Cómo mami Katie?– asentí.

–Más vieja...– besé la mejilla de mi esposa y sonrió mientras nuestros hijos se reían.

–Tae...está embarazada, tiene menos de un mes...y me encanta la noticia, pero mis hijos ya me vuelven loca, necesito sus consejos– reímos.

–¡Más sobrinos!– nuestros hijos celebraron y Lyra rió mientras recibía sus abrazos.

–¿Quieres tener más hijos con Tae?– asintió –Entonces aprenderán la forma de criarlos, siempre tendrán nuestro apoyo, pero no puedo asegurarte que servirán tal como funcionaron con ustedes– suspiró abrazándome.

–Moriré– reímos y seguimos escuchando a nuestros hijos contándonos lo que habían hecho en la escuela.





———





–¡Aah! ¡Me va a doler!– el tatuador se rió mientras Katie me grababa.

–Te he metido cosas más grandes– reí sonrojándome mientras miraba a mi esposa.

–Kashy...– besó mi mejilla y suspiré dejando que el tatuador hiciera su trabajo.

Luego de un rato ambas teníamos un tatuaje compartido. Sonreí viendo el resultado y nos besamos.

–Me encanta– sonreímos –¿Me puede tatuar una silla de ruedas?– Katie rió y el chico nos miró confundido, pero asintiendo.

También nos tatuamos el emoji "👩‍❤️‍💋‍👩" y el de la silla de ruedas "♿️". Salimos del estudio y fuimos a casa, al llegar estaban nuestros hijos jugando con nuestras mascotas, mientras Melissa los "cuidaba" durmiendo sobre la silla para tomar sol.

–¡Oye!– la desperté.

–¡Aaaah!– me golpeó –¡______!– reímos y besé su mejilla.

Lugar de paz -KATIE MCGRATH Y TÚ-Where stories live. Discover now