¿Quieres que siga?

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Narra Katie

–Compra tú– me reí negando.

–Siempre soy yo la que los compra– hizo un puchero y suspiré –Solo iré si me acompañas– dudó un poco –¿No quieres tenerme entre tus piernas mientras entro y salgo rápidamente de ti con una de mis manos alrededor de tu cuello pidiéndote que gimas más fuerte mi nombre?– sus pupilas se dilataron levemente ante mis palabras y se bajó enseguida del auto. Sonreí para mí mientras me bajaba y tomé su mano para caminar dentro de la tienda.

Caminé a su lado mientras le susurraba lo que quería hacerle para calentarla más, sabía que con solo mi voz podía hacerla delirar por mí y debía aprovecharlo.

Fui a pagar las cosas y luego volvimos al auto, conduje y me miró extrañada cuando pasé junto al motel en el que nos quedamos la primera vez que visitamos a mis padres.

–¿Iremos a otro?– negué.

–Cambio de planes, iremos a una cabaña, mientras te divertías pensando en qué puedo hacerte con todo lo que compramos arrendé una, queda solo a veinte minutos– me detuve en un semáforo y la miré.

–¿Podré tocar tus pechos?– negué e hizo un puchero, así que reí.

Al llegar me dieron las llaves y fuimos directamente a la habitación. Dejé la bolsa en el piso y la miré, _____ no se separó de mi boca y ni siquiera miramos el lugar. Encendió la luz del cuarto y cuidadosamente quitó mi camiseta, besó mi cuello y mordió mi piel con deseo.

Jadeé en su oído para encenderla más y metió sus manos a mi pantalón para apretar mi trasero.

–Mi amor...– sus besos en mi cuello no se detuvieron y ya sentía la humedad escurriéndose por mis piernas –_____– cerré mis ojos para disfrutar se sus mojadas caricias –Mi amor, detente– lo hizo algo confundida y jadeando me miró.

–¿Qué pasa?– sus mejillas estaban levemente coloradas y sus pupilas muy dilatadas, sonreí ante la vista y relamí mis labios.

–Debemos lavar los juguetes primero– negó.

–Tenemos tiempo...primero disfrutémonos solo a nosotras– sonreí asintiendo y llevé mis manos a sus caderas para atraerla a mí, jugamos con nuestras lenguas por un buen rato y me hizo retroceder hasta llegar a la cama.

Desabrochó mi brazier y se mordió el labio al ver mis pechos.

–Eres tan hermosa– susurró y sonreí –Todo tu cuerpo parece tallado por alguien muy dedicado que se encargó de cuidar cada detalle– me miró a los ojos –Tus lunares, tus bellos, tus marcas, tu piel, los pliegues de tus pezones...eres perfecta– la tomé del rostro para darle un dulce beso, ya que mi parte favorita de ella haciéndome suya eran sus palabras.

Te amo– dije intentando pronunciarlo bien y sonrió, por la felicidad que demostraba cada vez que decía algo en español decidí que debería tomar clases y sorprenderla algún día.

Te amo, eres una escultura perfecta y tengo tantas ganas de follarte y hacer que todos escuchen cómo te hago mía para después ser partida en dos por ti y no me importa si me dejas en silla de ruedas o toda adolorida, lo deseo– la miré confundida, pero a la vez excitada por su acento y se rió –Dije que te amo mucho mucho– sonreí y bajó su vista a mis pechos –¿De verdad no puedo tocarlos?– volvió a mirarme a los ojos.

–Solo estaba jugando contigo...Ya están completamente sanos...adelante, pero no me muerdas– relamió sus labios y lentamente de inclinó hasta alcanzar uno, pasó su lengua suavemente y gemí ante la sensación.

Lugar de paz -KATIE MCGRATH Y TÚ-Kde žijí příběhy. Začni objevovat