La despedida

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Narras tú

–Katie...– levantó la vista del libro y su ceño seguía fruncido.

–¿Qué ocurre?– su tono no fue tan duro como antes, pero seguía notándose la molestia

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–¿Qué ocurre?– su tono no fue tan duro como antes, pero seguía notándose la molestia.

–Ya voy a la reunión– asintió dejando de mirarme.

–Avísame cuando llegues, cuídate– volvió a leer y suspiré tomando las llaves de mi auto para luego irme.

Conduje en total silencio y cuando llegué me estacioné sin bajarme del auto, ya que había llegado 20 minutos antes, algo muy raro en mí. Tomé mi celular y abrí el grupo que creó Katie, sonreí enseguida al subir en la conversación y recordar lo que había ocurrido.



FLASHBACK

–¡Katie! ¡Aaaah!– puse mis manos en su vientre para detener sus embestidas y negué con la cabeza –Detente...detente– era la tercera vez que me hacía tener orgasmos seguidos –Ya...ya no puedo más, mi cuerpo no soportará otro orgasmo– sonrió quitando su mano de mi cuello y suspiré.

–Tu voz está muy ronca, cariño– acarició mis piernas y sacó el juguete de mí –Gritaste demasiado, probablemente la policía venga a ver si estás bien– reí con las pocas fuerzas que me quedaban y ella se levantó para quitarse el arnés.

La seguí con mi vista mientras aún seguía intentando controlar mi respiración. Mi cuerpo dolía bastante pero la sensación de placer seguía presente.

–Te prometo que si tengo uno más mi corazón se para– se recostó a mi lado, bajo las cobijas, me cubrió también y me acerqué para abrazarla.

–Eres una muy buena pasiva, aguantaste más de lo que creí– reí escondiendo mi rostro en su cuello.

–Me sacaste todas las energías– sus manos comenzaron a recorrer mi espalda.

–Creo que se te salieron en forma de fluidos– besé su piel –La cama está mojada en varios lugares...y no precisamente con agua, _____– volví a reír asintiendo.

–Mañana no podré moverme, no tengo fuerzas– sentí su mano en mi cabello y cerré mis ojos.

–Te traeré el desayuno a la cama– sonreí –Te amo– dijo suavemente.

–Te amo–.

———

–Hey, ya dormiste mucho– me quejé pero abrí mis ojos enseguida cuando sentí sus besos en mi rostro.

–Esta es...– abrí mis ojos sorprendida y ella rió cuando escuchamos lo ronca que estaba mi voz. Tomé mi cuello y la zona me dolió, probablemente por la presión que Katie hizo ayer con su mano.

Lugar de paz -KATIE MCGRATH Y TÚ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora