Capítulo 3

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Capítulo 3

- Muchas gracias, joven.

- No debe darlas, señora - sonrió.

Había pasado una semana desde la noche en la que el líder del pueblo fue a ver a su padre y, desde entonces, este no apareció más por la vieja cabaña. La vida siguió su curso al igual que el río y, el alfa, continuó con sus malos tratos. Golpes, insultos, amenazas.... Nada fuera de lo común.

Hoy de nuevo tocaba día de mercado, algo a lo que estaba acostumbrado. Sin embargo, en esa ocasión, tenía que vender cinco faisanes. Yibo sabía que no tardaría mucho tiempo en hacerlo. Las personas siempre reclamaban y estaban dispuestas a conseguir aunque fuera una sola pieza de esas aves debido a la calidad y sabor de su carne. Sin importar que su precio fuera más alto que el resto de pájaros.

Varias mujeres y algunos hombres le pedían que les vendiesen aquellos animales. Incluso, pujaban entre ellos. Fue gracias a la subasta repentina que se organizó cómo sacó bastantes monedas de oro. Más de las que esperaba. Por ello, decidió regresar tras despedirse con la mujer que consiguió la última pieza.

Aquello le beneficiaba mucho. Ahora, tendría tiempo para realizar otras actividades..., como visitar a su abuela.

Caminando hacia la salida con una sonrisa, notó que alguien le seguía. No obstante, al volverse, no había nadie. Los únicos que se encontraban allí eran un anciano y una joven omega que parecía su nieta dando un paseo tranquilamente. Tragando saliva, siguió su camino. Habría sido solo una corriente de viento... tal vez.

Mientras continuaba, se detuvo al escuchar a un "sabio" del pueblo contándoles una historia a varios niños pequeños que no pasarían de los doce años de edad. Todos presentaban una expresión terrorífica y, algunos, temblaban de miedo.

- Él es un monstruo y hace cosas perversas.

- ¿Qué tipo de cosas? - preguntó un chico un poco cohibido.

- Se lleva a los niños y a los jóvenes para matarlos y tragarse su alma impidiéndoles volver en su otra vida. Cuando alguien cae en sus garras ya nunca más se sabe nada sobre él. Es como si nunca hubiera existido. No se vuelve a encontrar ni su cuerpo.

- ¿Po... por qué hace eso? - tartamudeó una niña que se abrazaba al brazo de su hermano mayor.

- Él no puede morir y, como conoce el miedo de los demás a la muerte, los conduce hacia ella para llevar a cabo su venganza.

- Tengo miedo.

- So... solo es un cu... cuento. No hay de qué preocuparse, ¿ve... verdad? - habló otro.

- No es un simple cuento. Es una leyenda. Pero nadie puede negar ni afirmar totalmente la existencia del ser errante. Sobre todo después de las continuas desapariciones de estos meses.

- ¿Entonces... e... ese Alfa se llevó a mi hermano? - cuestionó un pequeño con lágrimas en los ojos.

- .... Es probable. Muy probable - el anciano se tocó el bigote y la barba mientras cerraba sus párpados.

- ¡No quiero que me mate! - gritó en llanto una pequeña. Pronto todos los demás también comenzaron a llorar y algunas personas que pasaban intentaron consolarlos.

Yibo negó con la cabeza ante la estupidez de esa historia. Durante los siglos y años, la leyenda fue modificándose hasta el punto de que el ser errante pasó de ser la víctima..., al verdugo. El pueblo entero creía la última versión, motivados por el afán de pensar siempre en lo negativo.... Pero él prefería la de su abuela. Ella siempre decía la verdad y, su leyenda, sería la verdadera para él siempre. Nunca cambiaría de opinión por muy buenas razones que le dieran.

𝐴𝐿𝐹𝐴 (𝑍𝐻𝐴𝑁𝑌𝐼) | Finalizada (CORRIGIENDO)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن