Capítulo 11

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Los gemidos de dolor del lobo se escuchaban cada vez más fuertes. A cada segundo que pasaba notaba como su cuerpo perdía su fortaleza y le empezaba a entrar sueño.

A Yibo le dolía el brazo, el cual no fue atendido después de la mordida de su amigo, pero por nada del mundo lo dejaría. Tenía que encontrar ayuda aunque no sabía cómo. El pueblo estaba descartado ya que nadie atendería a un lobo salvaje y menos si él lo llevaba.

Todo el mundo había oído que era un omega diferente que no sigue las órdenes y eso estaba mal visto. La situación era tan incómoda que solo algunas personas se le acercaban y solo lo hacían para comprarle la carne de caza.

Una nueva queja de Zhan hizo que el joven se inquietase y se preocupase aún más. Sus ganas de llorar dejaron de ser solo eso y sus lágrimas bajaron por sus mejillas de forma discontinua.

- Tranquilo.

Su ropa estaba manchada con la sangre del animal y este lloraba debido a la tristeza de ver el muchacho en pleno llanto. Con sus pocas energías acercó más su cabeza al pecho del omega y se escondió allí oliendo su aroma que transmitía miedo y dolor.

Caminó un poco más por medio de los árboles sin un rumbo fijo, su estado tampoco le permitía pararse y pensar. De repente sintió una punzada en su herida y se arrodilló en el suelo dejando un momento a Zhan sobre la hierba.

La respiración del canino era bastante irregular y, aunque casi no podía mantener sus ojos abiertos, observó como el omega apretaba los dientes mientras tapaba las marcas en su piel. El brazo de Yibo estaba muy cerca del contrario por lo que, aproximándose a él, lo lamió lentamente pidiendo perdón por lo que hizo.

El joven olvidó su herida y se centró en su amigo acariciando su cabeza con delicadeza. Zhan cerró sus ojos ante el contacto y se reprochó a sí mismo de porqué no le dejó hacerlo antes y sin embargo estuvo a la defensiva: un error que quería corregir.

Aquello parecía una despedida y ninguno quería aceptarlo. Yibo temía que muriese y no pudiera volver a verlo, no quería que otro ser que amaba se fuera de su lado.

- Te pondrás bien - dijo con dificultad. - Te pondrás bien.

Se abrazó a él sintiendo el calor y la suavidad de su pelaje negriblanco. Sus lágrimas cayeron en su cuerpo y se convenció de que no ocurriría lo que estaba claro que pasaría. Tenía muy pocas esperanzas y por primera vez en todos esos años comprendió de verdad lo que todos decían:

- Soy... un omega... débil e inútil - murmuró llorando. - Lo siento.

Ya no podía hacer más. Nadie le ayudaría porque desde la muerte de su abuela estuvo solo en el mundo, solo con la llegada de Zhan pudo salir de ese océano lleno de maltratos y odio en el que le fueron sumergiendo.

Poco a poco el pecho del canino iba aminorando el ritmo y su corazón palpitaba más lento. Yibo se apretó más contra él y el contrario pasó su lengua por su mejilla para calmarlo.

Todo estaba perdido, o al menos eso era lo que el joven pensaba hasta que una voz le habló. La misma que decía cosas sin sentido en sus sueños, aunque ahora no estaba durmiendo.

"Por aquí"

Al principio se extrañó pero decidió no hacer caso, no podía ser cierto lo que había oído.

"Ven, por aquí"

Esta vez no fue una ilusión, lo había escuchado claramente. La mujer continuó repitiendo lo mismo sin parar y, sintiendo una especie de calidez en el pecho, la siguió.

Cargó de nuevo a Zhan en brazos revisando cada dos segundos que respirara y anduvo como anteriormente pero con un objetivo.

No caminó mucho hasta que distinguió una cabaña muy parecida a la suya entre la maleza. Esta no era muy grande y tenía las ventanas cerradas.

𝐴𝐿𝐹𝐴 (𝑍𝐻𝐴𝑁𝑌𝐼) | Finalizada (CORRIGIENDO)Where stories live. Discover now