Capítulo 18.

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El Sol le daba directamente en la cara pero Zhan no se quejaba. Sentía agradable el calor de ese astro mientras mantenía los ojos cerrados. Se había propuesto dormir pero no pudo, era imposible debido a los leves ronquidos del omega que tenía al lado, el cual descansaba su cabeza en su pecho.

El alfa le acarició el pelo con una sonrisa en el rostro. Aunque estaban expuestos a los rayos de luz, el frescor proveniente del río los mantenía en una agradable temperatura.

Era una bonita tarde de verano y ambos decidieron pasar el día juntos en ese lugar tan especial que tantas veces los vio jugar, reír y disfrutar cuando solamente eran amigos y el mayor era un lobo. Ese sitio, al igual que la pradera donde estaba enterrada la anciana, presenciaron el paso de una amistad a un amor verdadero, el más fuerte y hermoso que existía sobre la faz de la tierra.

Zhan pasó sus brazos alrededor del cuerpo de Yibo para sentirlo más cerca de él y concienciarse de que aquello no era un sueño, de que no se despertaría de repente en medio del bosque aún con su forma lobina. Aquello era real y no podían negárselo.

Algunos mechones rebeldes caían sobre la cara del menor y otros le producían cosquillas en la barbilla al alfa quien comenzó a besar su cabeza con delicadeza. El omega se movió levemente quedando ahora con una pierna encima del contrario y su aliento y respiración dando directamente en el cuello de Zhan.

Este último solo tuvo que girar un poco la cabeza para ver la expresión tranquila del castaño y como una pequeña gota de saliva intentaba escapar de su boca a través del camino de sus labios color cereza. Con su dedo le limpió rozando su piel y considerándolo como un niño pequeño al que amaba con toda su alma y debía cuidar aunque pudiera defenderse perfectamente solo.

Retiró el pelo que tapaba su frente y dejó un beso húmedo en su piel blanca. Yibo sonrió por el contacto y el pelinegro delineó esa curva que realizaban sus labios con la punta de su dedo índice mientras pensaba en lo perfecto que era.

Segundos después de retirar su mano el omega abrió su boca bostezando y separando sus párpados muy despacio para adaptarse al Sol. Sus ojos tenían un brillo maravilloso que lo hipnotizaron y la dulzura de su expresión al estar recién despertado ablandaron su corazón.

- ¿He dormido mucho? - fue lo primero que dijo cuando se ubicó en donde estaba.

- Sí.

- ¿Cuánto?

- Cuatro días - bromeó.

- No exageres.

- No lo hago.

Yibo se incorporó un poco sosteniéndose con su antebrazo para mirar directamente al pelinegro. Este no ocultó una sonrisa al verlo medio enfadado.

- ¿Estás diciendo que duermo mucho? - refunfuñó.

- Sí.

- Lo que dices son sandeces.

Zhan tomó la barbilla del menor y apretó sus cachetes provocando que sus labios tomaran una forma muy parecida a la de un pez. Miró atentamente sus pupilas y lo acercó hacia él con demora.

- Si duermes no me dejas ver esos hermosos ojos - explicó muy cerca de su boca. - Así que solo unas horas parecen días para mí.

El corazón del menor latía desbocado por la cercanía y, sin esperar a que el alfa tomara la iniciativa, le besó acortando el poco espacio que quedaba.

Se dejó caer sobre el cuerpo del mayor y rodeó con sus brazos su cuello mientras que el contrario lo abrazó por la cintura. En medio de aquel beso lento, donde sus labios volvían a demostrar que fueron creados para encajar en los del otro, no pudieron evitar sonreír en repetidas veces.

𝐴𝐿𝐹𝐴 (𝑍𝐻𝐴𝑁𝑌𝐼) | Finalizada (CORRIGIENDO)Where stories live. Discover now