Capítulo 31

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Desde la lejanía ya se podía escuchar las risas y la música de la celebración. Las personas bebían, comían y danzaban al son de las notas que tocaban los músicos para festejar el fin de los secuestros.

El líder aún no había confirmado nada pero aún así ellos estaban felices. Cayeron en la ingenuidad y podría costarles muy caro. Pensaban que el asunto era más simple de lo que verdaderamente era.

Zhan y Yibo llegaron a las puertas de entrada y desde allí vieron todo el alboroto. Debían parar esa felicidad generalizada ya que nada estaba resuelto, al revés, estaban seguros de que empeoraría.

El omega se acercó a un señor que caminaba cerca de ellos pero este no le hizo ningún caso. Luego siguió avanzando para hablar con otro y el pelinegro lo imitó.

- Señora, debo hablar con usted.

- No sé quién eres pero ven a beber algo, muchacho - le ofreció un vaso de vino.

- No quiero, gracias. Pero el asunto que le tengo que contar...

- Calla, calla, seguro que te gusta.

Le estampó el recipiente contra el pecho y para que no se cayera Zhan lo agarró. Tras esto la mujer continuó festejando y hablando con sus amigas.

No muy lejos de donde se encontraba, el castaño intentaba convencer a un hombre.

- Señor, no le miento. Estamos en peligro, los secuestros continuarán.

- No digas tonterías, niño. Ya atraparon al culpable - bebió de una botella.

- Él no era el único, ¿es qué no me entiende?

- Deja de estorbar y vete - le empujó.

Yibo se remangó las mangas de su ropa y fue hacia él con los labios apretados de la ira. Sin embargo su alfa lo vio a tiempo y lo calmó para que no se enfrentara contra ese borracho.

Llevarían cerca de media hora así sin que nadie les escuchase. Algunos estaban muy ocupados en sus cosas y solo les dijeron que molestaban, otros estaban tan ebrios que los confundían con sus hijos o con alguien conocido cuando no los habían visto en la vida. Un omega incluso confundió al pelinegro con su alfa e intentó besarlo pero fue salvado del puñetazo de Yibo cuando su verdadera pareja apareció y se lo llevó casi a rastras tirando de su oreja.

De esos momentos podrían sacar muchas anécdotas que se quedarían en su memoria y se guardarían para la posteridad pero, a pesar de eso, estaban desesperados. La mayoría de los presentes habían dejado a sus hijos más pequeños en las casas ya que ellos no aguantarían una fiesta de ese calibre lo que los inquietó bastante. Lo mismo ya habían raptado a otro omega y nadie se había ni enterado.

Mientras caminaban y buscaban a alguien que pareciera sobrio, de la oscuridad de un callejón apareció de repente un brazo que se enredó en el cuello del menor. El otro no tardó en adelantarse ante la vista del joven mostrando un cuchillo, el cuchillo con la calavera.

Otras dos personas inmovilizaron al pelinegro obligándolo a ponerse de rodillas en el suelo. La escena fue vista por un grupo de omegas que miraban hacia allí y pidieron que se parara la música. El ambiente festivo cambió a uno de tensión y confusión para la mayoría.

- Señoras y señores - dijo el joven armado adelantándose y haciéndose ver ante la multitud.

- Tú - exclamó un alfa.

- ¿Qué sucede? - siguió una mujer joven.

- ¿Qué hace él suelto? - preguntó un chico omega.

- Sé que tenéis muchas preguntas y os la responderé con gran rapidez - respondió. - Si estoy libre es porque yo no soy el culpable de los secuestros - sonrió.

𝐴𝐿𝐹𝐴 (𝑍𝐻𝐴𝑁𝑌𝐼) | Finalizada (CORRIGIENDO)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum