Capítulo 26.

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Habían pasado tres días desde la última vez que Yibo fue al pueblo. Como él sospechaba su padre lo vigilaba más y solo pudo ver a Zhan durante unas pocas horas.

En ese tiempo, la anciana los ayudó en lo que pudo y el alfa no paró en su búsqueda. Iba día tras día a la ciudad  esperando encontrar una mísera pista, por pequeña que fuera.

La noche se acercaba cuando él y Jia, con el que había entablado una muy buena relación, tomaron un descanso tras recorrerse toda la ciudad observando disimuladamente las armas que portaban las personas con las que se cruzaban. Además volvieron a hablar con la Señora Wu, quien seguía igual de pérdida y entristecida, por si había alguna otra cosa que recordase. Sin embargo no sabía nada más.

Se sentaron en el suelo uno al lado del otro apoyando la espalda en una de las casas que formaban la calle. El pelinegro suspiró y se pasó las manos por la cara; y el omega bostezó y abrazó sus rodillas.

- Todavía no entiendo el porqué A-Yi y tú estáis tan empeñados en encontrar al secuestrador. Ya están los guardias del jefe para eso - dijo el menor sintiendo que se quedaría dormido en cualquier momento.

- Debemos hacerlo. Es... el destino.

- El mismo que os unió me imagino - sonrió.

- Puede, seguramente.

- Me alegro que A-Yi te tenga. Siempre estaba muy solo y su vida no era fácil, sigue sin serlo pero... bueno, ya me entiendes.

- Lo comprendo, yo también me alegro de estar con él.

- Es la mejor persona que he conocido en toda mi existencia. Fue el único que me ayudó cuando todos se reían de mí y me miraban mal solo por ser huérfano y no tener un lugar donde pasar las horas de oscuridad.

- ¿Nadie te permitió alguna vez descansar en su vivienda?

- Nunca. Soy un vagabundo, a nadie les gusta.

- Pero aún así seguíis siendo seres humanos. No os pueden tratar como a simples desechos, y menos a ti siendo tan joven y bondadoso.

- Pero sigo siendo un vagabundo. No seré ni el primero ni el último, solo uno más al que a nadie le importa.

Jia sonrió con tristeza y con los ojos aguados. El alfa lo vio tan indefenso que acarició su espalda provocando que el contrario comenzara a llorar a lágrima tendida. Lo acercó hacia él y lo abrazó para reconfortarlo. Debido a la edad, Zhan consideraba a ese joven como su hermano pequeño y le apenaba todo lo que tuvo que vivir.

- Me... me gustaría ser tan fuerte como A-Yi - sollozó.

- Eres fuerte, A-Jia.

- No, no lo soy. No lucho con garras y dientes ni soy capaz de encararme con un omega, mucho menos con un alfa.

- ¿Y por eso eres débil?

- Sí.

El mayor lo separó e hizo que lo mirara de frente. Si eso pensaba él, le haría darse cuenta de la verdad.

- Golpeame - le pidió.

- ¡¿Qué?! - la pregunta sonó como una exclamación por la sorpresa.

- He dicho que me golpees.

El alfa cerró los ojos esperando el impacto pero el menor solo frunció el entrecejo.

- No lo voy a hacer.

- Hazlo.

- No.

- O lo haces tú o te golpeo yo - le amenazó.

𝐴𝐿𝐹𝐴 (𝑍𝐻𝐴𝑁𝑌𝐼) | Finalizada (CORRIGIENDO)Where stories live. Discover now