Capítulo 20.

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Siguieron el camino en medio de un silencio cómodo. Zhan todavía no soltaba la mano del menor y en ocasiones acariciaba su dorso suavemente dibujando formas irregulares.

Yibo quiso soltarse solo por el mero hecho de sentir su sangre arder pero el mayor apretó más el agarre sin llegar a ser agresivo.

- Zhan...

- ¿Mm?

- Puedes soltarme.

- Lo sé... pero no lo haré.

El omega no dijo nada más y solo se limitó a respirar hondo. Otras veces había tenido el celo y había interactuado con otros alfas pero nunca tuvo la necesidad de estar con alguno de ellos, al contrario ni siquiera le estremecía si alguno le tocaba la mano al darle el dinero después de comprarle los productos. Sin embargo con solo estar cerca de Zhan ya le era casi imposible controlarse.

Él seguía el ejemplo de su abuela: no necesitas a un alfa para demostrar quién eres. No busques a tu destinado, si llega bien y si no llega no llores por ello. Pero llegó, Yibo ya no tenía ninguna duda y su mente estaba clara: Zhan era su destinado y haría cualquier cosa por él.

Mientras pensaba no notó que ya habían llegado al pueblo. Las pocas personas que aún seguían en las calles cerrando sus puestos o yendo hacia sus casas se quedaron mirando al par de extranjeros. Algunos solo los observaron y luego continuaron con sus tareas y otros comenzaron a murmurar.

El castaño se abrazó al brazo del contrario al ver como dos omegas parecían interesados en él. Además así sentía mucha más seguridad aunque su estado se mostrara.

La posada se situaba en el centro del pueblo y, al llegar, el dueño los recibió amablemente. Les cobró una pequeña cantidad de dinero para pasar la noche allí y los condujo a su habitación.

Cuando abrió la puerta una estancia no muy grande pero acogedora los recibió. Era muy bonita y, por lo que parecía, cómoda. El omega se fijó en algo que llamó su atención y quiso quejarse al señor que los acompañó.

- Perdone, ¿solo hay una cama?

- Ah, creí que eran pareja - habló sorprendido al ver como el menor agarraba al pelinegro.

- Nosotros... - iba a contradecirle.

- Sí, lo somos. Todo está perfecto.

Zhan se adelantó respondiendo con una gran sonrisa y se inclinó con respeto. El señor hizo lo mismo y se retiró deseándoles una grata estadía. Yibo se quedó sin palabras en la boca y solo abría esta sin decir nada.

Todavía estaba procesando todo cuando el mayor hizo que entrara y cerró tras él. Ya habían estado juntos en un espacio limitado, solo hay que recordar el cobertizo el cual era más pequeño que ese cuarto, aún así fue la primera vez que el menor sentía una energía tan fuerte en el ambiente que podía hacer que su armadura cayera completamente.

Se resistió y mucho, tanto que podría desmayarse por el dolor de aguantar su propio instinto. Esto fue notado por su acompañante quien se preocupó por él.

- Yibo...

- ¿Qu... qué?

- Conmigo no tienes que controlarte - dijo Zhan con un tono dulce.

Este se acercó al castaño quien no hacía absolutamente nada y acarició su cara. Luego pasó su pulgar sobre sus labios carnosos y volvió a su mejilla. Ante todo aquello, Yibo no quiso aguantar más esa calidez y dejó que el celo lo dominara.

Comenzó a ronronear contra la palma de su alfa cerrando los ojos mientras lo hacía. Luego lo abrazó y olió su aroma frotando su cabeza con la del contrario y enterrando su nariz en su pelo.

𝐴𝐿𝐹𝐴 (𝑍𝐻𝐴𝑁𝑌𝐼) | Finalizada (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora