Capítulo 28.

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- A-Zhan.

- Mm.

- A-Zhan.

- ¿Qué?

- Zhan... ¿por qué me dejaste solo?

El alfa despertó de golpe con el corazón acelerado. Se incorporó con la mano en el pecho y un sudor frío bajando por su frente, cuello y espalda.

Sus ojos estaban un poco hinchados y su vista cansada. No durmió nada bien y se sentía muy preocupado, ahora más tras ese sueño. Durante toda la noche desde que volvió al cobertizo lo mismo se repetía una y otra vez: todo era oscuridad pero la voz de A-Jia lo llamaba. No decía más que su nombre pero la última vez le hizo esa pregunta, una que le inquietaba.

Respiró hondo y se convenció de que todo era una simple pesadilla, de que solo eran sus temores manifestándose para hacerlo desdichado. Un poco más calmado pero aún con ese mal presentimiento en su interior apoyó su espalda contra la pared y observó como la luz del día entraba por las rendijas entre tablón y tablón.

No pasó mucho tiempo cuando la puerta se abrió deslumbrándolo por un segundo. La silueta del omega pareció por el hueco y este no dudó en ir hacia él y abrazarlo. El alfa le correspondió pero se notaba que algo lo mantenía distraído.

- Zhan, ¿conseguisteis algo anoche? - preguntó el castaño deseando conocer noticias nuevas.

- Vimos al secuestrador, incluso estuvimos a punto de atraparlo.

- ¿De verdad?

- Sí, pero se nos escapó. Tuve que irme de allí debido a la guardia que el líder del pueblo ha dispuesto para hacer vigilancia por las noches.

- ¿Y A-Jia?

- Los distrajo, sino fuera por él no estaría aquí sino en los calabozos de la mansión como sospechoso.

- Es muy valiente - sonrió orgulloso. - ¿Algo más aparte?

- Nada. Las pistas que tenemos son las mismas que antes.

- Mm. Hoy me uniré a vosotros.

El azabache dejó sus pensamientos de lado y se centró más en la situación. Al lado de la puerta estaba la cesta que siempre utilizaba el menor para transportar la carne que su padre cazaba.

- Día de venta, ¿no? - le acarició la mejilla.

- Sí.

- Vámonos entonces.

Zhan se levantó y salió colgándose el canasto y comenzando a caminar. Yibo lo miró extrañado y no comprendió el porqué tenía tanta prisa.

- Yo puedo llevarlo - le dijo mientras le seguía.

- Lo sé pero quiero hacerlo.

El pelinegro solo buscaba algo con lo que mantener distraída su mente. Continuaba dándole vueltas al sueño por mucho que intentaba no hacerlo. Ante el silencio y la actitud extraña del alfa, el menor llevó distintos temas de conversación que no recibía más que un asentimiento de cabeza o un par de palabras.

- No has comido nada todavía. Tengo una manzana, toma - le extendió la fruta que guardaba en uno de los bolsillos de su ropa.

- No tengo ganas, gracias - sonrió levemente.

- Debes comer - insistió.

- No puedo.

Los nervios estaban formando un escudo en la boca de su estómago y creía que cualquier cosa que ingiriera podría abandonar su cuerpo. Yibo paró su andar y miró hacia abajo, el alfa escuchó que sus pasos pararon y se volvió.

𝐴𝐿𝐹𝐴 (𝑍𝐻𝐴𝑁𝑌𝐼) | Finalizada (CORRIGIENDO)Where stories live. Discover now