-Hombres lobo, romance, aventura-
Tras pasar años recorriendo los países del mundo, África decide tomarse un descanso y pasar una temporada en el valle. El pueblo es precioso, sus habitantes encantadores y la naturaleza brilla con luz propia, pero l...
Perdón por no actualizar anoche, tuve un día intenso. Os dejo un cap largo para compensar ❤
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Los días que siguieron a la partida de Zoe pasaron rápido y en silencio. Ceylán y su equipo seguían en busca de la fórmula para mejorar el acanto y combatir el matalobos de los aberrantes, mientras que Virginia y Víctor se encargaban de entrenar a los guerreros y a los miembros de la manada para que estuviésemos preparados para la guerra que se avecinaba.
Los miembros del Consejo empezaron a inyectarse pequeñas dosis de acónito para que sus cuerpos mejorasen su capacidad de reacción, y a pesar de que al principio les resultó bastante duro, cada vez lo llevaban mejor. Dante estaba cansado y distraído. Le preocupaban los nuevos avistamientos de los aberrantes que se acercaban a nuestro territorio, y aunque los vigías daban la alarma en cuanto los percibían, todavía no habían capturado a ninguno.
La marca que tenía en el cuello casi se había desvanecido y el alfa solo podía comunicarse conmigo cuando estábamos en la misma habitación, lo que hacía que me sintiese orgullosa de lo mucho que había mejorado mi conocimiento sobre la lengua de signos. La manada se mantenía estable y en calma, pero todos sabíamos que la tormenta estaba por llegar. Mi cuerpo parecía querer recuperarse para cuando llegase el momento y cada vez podía correr una mayor distancia sin que me diese una taquicardia. Estaba cerca de alcanzar mi tiempo habitual de transformación y ya no sentía el incendio que me destrozaba por dentro a todas horas.
Hablaba con Zoe todos los días y nos servíamos de videollamadas para que la distancia no se hiciese tan pesada. La joven se había adaptado muy bien a la vida en la Manada del Valle y todo se volvió más sencillo con la llegada de su astro. Mi amiga estaba cautivada por Rubén y cada vez que hablaba de él, que era bastante a menudo, le brillaban los ojos y su sonrisa se ensanchaba. Aquel comportamiento me habría preocupado de no saber que a él le ocurría lo mismo, y como me complacía la información que tenía del viajero, procuraba mantenerme al margen de su relación.
Emil me contó que percibieron el rastro de varios aberrantes en el pueblo del valle, pero sus rastreadores no lograron dar con ninguno de ellos. Como no se habían acercado al asentamiento de la manada estaban bastante tranquilos y la ceremonia de aceptación de Zoe se celebraría pronto. Me moría de ganas por estar presente y acompañarla en un momento tan importante en al vida de una loba, pero no quería incordiar a la manada con algo tan banal cuando teníamos tantos problemas entre manos.
Emití un gruñido de resignación mientras corría de vuelta al claro. Reduje la velocidad antes de abandonar el bosque para no sobresaltar a nadie, aunque como imaginaba, no había ni un alma en el exterior. La luz del amanecer iluminaba las cumbres de las montañas y el silencio inundaba el territorio de la manada. Los lobos comenzaban a despertarse con los primeros rayos de sol y me apresuré a subir las escaleras para ducharme y poder desayunar cuanto antes.
