67. Horror

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La furia que se despertó en mi interior me nubló la vista y a mi mente dejó de importarle que estuviese en medio de una guerra en la que ya había participado en más de una ocasión. La sensación de pérdida y dolor que dejó cada uno de aquellos encuentros vibró con fuerza en mi pecho y mi cuerpo se sacudió por la intensidad de los recuerdos, que amenazaron con hacer que perdiese el poco control que tenía sobre el presente.

Se me secó la boca en cuanto procesé la escena que se extendía ante mí. Los lobos enemigos parecían haberse multiplicado y cada vez salían más aberrantes de entre los árboles. Los gritos y alaridos que resonaban en la inmensidad impedían que pudiese confiar en mi sentido del oído y el vínculo que compartía con la manada me llenó de dolor, pena y desesperación.

En el mismo instante vi que arrastraban por el suelo a un guerrero de la manada de Emil para que la tierra penetrase en las heridas que tenía en carne viva; que un aberrante en forma humana desmembraba a un aliado con cuchillo de plata; y que varios enemigos se divertían torturando a las decenas de lobos que yacían inmóviles en el suelo, incapaces de defenderse debido a los dardos de acónito que les habían disparado.

Mis ojos se toparon con la figura de Dante, que intentaba defenderse de tres aberrantes experimentados en la técnica del combate que, a juzgar por sus expresiones, todavía no habían superado la muerte de Marcus. Hugo se encontraba a escasos metros de él, luchando contra sus propios adversarios, mientras Nekane y Emil, junto con algunos guerreros de ambas manadas, intentaban impedir que los aberrantes entrasen en el edificio principal, donde se escondían los niños y los lobos que no podían luchar.

Un grito de pánico me llamó la atención y me volví para descubrir que un borrón de pelaje cobrizo se transformaba en el cuerpo desnudo de una muchacha que había sido forzada a transformarse. La joven estaba rodeada por varios hombres adultos, también desnudos, que se acercaron para manosearla y tocarla de una manera que envió fuego a mis venas. El gruñido que brotó de mi pecho provocó que varias cabezas se volviesen en mi dirección, entre ellas las de aquellos valientes desgraciados, que me dedicaron sonrisas despreciables antes de hacer un gesto que envió una oleada de repugnancia por todo mi cuerpo.

Algo se movió junto a mí para recordarme que había sido acorralada por seis aberrantes. Cinco de ellos me observaban con diversión en la mirada mientras otro se retorcía sobre mi lomo, donde había clavado los dientes con tanta rabia que podía sentir sus colmillos atravesándome los músculos.

Escuché un grito que me sacudió por dentro y mi pelaje se tensó por el horror en cuanto vi que la muchacha estaba siendo atacada por uno de los aberrantes mientras los demás miraban. Las lágrimas que se deslizaron por las mejillas de la joven me quemaron los ojos y sus gritos de desesperación provocaron que mi corazón se resintiese por el dolor y la impotencia. Su cuerpo se movía con cada golpe que recibía y la furia que se desató en mi interior aceleró la sangre que fluía por mis venas. El rugido que brotó de mi pecho resonó en la inmensidad del bosque y el aberrante que la maltrataba se detuvo para mirarme.

La maldición del sol +18 (Completa)Where stories live. Discover now