1. Medio minuto

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Mi cuerpo se sacudió con fuerza bajo el agua, escapando a mi control y acelerando el latido de mi corazón, ajeno a los deseos de mi mente. Hasta la última partícula de mi ser sabía que tenía que conservar el poco aire que guardaban mis pulmones para evitar que se llenasen de agua y morir ahogada, pero por mucho que me esforzase, era incapaz de recuperar la calma.

Hundí los dedos en la arena que había en el fondo del río, tratando de detener las vibraciones que agitaban mi cuerpo y que hacían que perdiese el control, provocando que me arrastrase la fuerza del agua.

El sonido de mi acelerado pulso me taladraba los tímpanos y abrí los ojos inconscientemente, cediendo ante la presión. El contacto con el agua me incomodó al instante y los entrecerré ligeramente, soltando un gemido que provocó que se formasen burbujas de aire a mi alrededor. Cerré la boca para evitar perder más oxígeno y la profunda y helada oscuridad que me rodeaba me envolvió en su letal abrazo.

La baja temperatura del agua clavaba cientos de agujas en mi piel, congelándome de dentro hacia fuera, y mi mente parecía haber perdido el control sobre mi cuerpo. Me concentré en los sonidos que habían cobrado vida a mi alrededor, siendo el más potente el provocado por mi corazón, que bombeaba sangre a toda velocidad al sentir que estaba en peligro. Me esforcé por normalizar su ritmo, sintiendo como me invadía la calma conforme se iban estabilizando mis pulsaciones.

Escuché un pitido distorsionado entre el ruido de la corriente y me moví para que mis pies tocasen las frías rocas que se escondían bajo el profundo caudal del río, impulsándome con fuerza hacia arriba. El agua me liberó de la presión que ejercía sobre mis músculos y en cuanto sentí los cálidos rayos del sol sobre mi piel, abrí la boca para coger una bocanada de aire, sintiendo cómo se calmaba la ansiedad que se había apoderado de mi mente al poder respirar con normalidad.

—¡Medio minuto más que la semana pasada! —exclamé con satisfacción al ver el temporizador del reloj.

Solté el aire con calma para conseguir que el oxígeno que tenía en sangre se estabilizase mientras disfrutaba de la magnífica sensación que me aportó el haber superado mis propias metas. La calidez del sol se filtraba entre las copas de los árboles y me tumbé en el agua para deleitarme con su presencia sobre mi piel. Mi cuerpo se relajó al instante y me dejé llevar por la corriente, sonriendo por la sensación de paz que me había invadido.

Sentí que algo había cambiado en el ambiente y un extraño hormigueo se apoderó de mis manos antes de extenderse por todo mi cuerpo. Algo en mi interior se removió con una intensidad que me puso en alerta y abrí los ojos al no comprender qué era lo que estaba ocurriendo hasta que me levanté de golpe, volviendo la cabeza hacia el bosque al sentirme observada.

Mi mirada se deslizó por los troncos de los árboles que rodeaban el caudal del río, escudriñando la zona y tratando de encontrar el lugar del que provenía aquella extraña presencia que se escondía en algún lugar cercano, pero todo estaba tranquilo a mi alrededor.

Los pájaros cantaban para recibir al sol y el murmullo del agua inundaba aquella zona de la montaña, transmitiéndome una calma que no lograba apaciguar las extrañas sensaciones que se habían despertado en mi pecho.

A pesar de que no tenía motivos para sentirme tan ansiosa, salí del agua a toda prisa. Tenía la sensación de que algo no iba bien, así que en cuanto mis pies tocaron la hierba, me envolví en la toalla que llevaba en la mochila y me saqué el traje de baño.

Me puse las zapatillas sin detenerme en secar las gotas que se deslizaban por mi piel y me aseguré de que la toalla estaba bien amarrada contra mi cuerpo antes de coger la mochila y empezar a caminar hacia el todoterreno.

Mi casa estaba a escasos minutos del río, a medio camino entre el bosque y el pueblo, y no me molesté en vestirme porque lo primero que iba a hacer al llegar a la cabaña era darme una ducha de agua caliente. Estaba muy segura de que no me iba a encontrar con nadie por el camino, y por algún motivo que desconocía, tenía unas terribles ganas de marcharme de allí cuanto antes.

Mi nariz se arrugó en cuanto sentí que llegaba a mí un olor desconocido y miré hacia los lados tratando de encontrar el lugar del que provenía. Pegué un ligero brinco al distinguir entre los árboles la figura de un joven que se acercaba a mí mientras me observaba con una intensidad abrumadora.

—¿Puedo ayudarte en algo? —pregunté con confusión.

Sus ojos se centraron en mi rostro y examinaron mi expresión con mucha atención antes de deslizarse por mi cuerpo, analizándolo de arriba a abajo y haciendo que me sintiese terriblemente incómoda. El hombre ladeó la cabeza antes de dar un paso en mi dirección y me alejé de él a toda prisa, sintiendo como mis músculos se tensaban al instante.

—¿Qué mierda te pasa?

El joven volvió a avanzar en mi dirección y llevó una de sus manos a mis brazos. Su ceño se frunció al ver que lo esquivaba, y cuando me separé todavía más de él, soltó un gruñido que provocó que se me erizase la piel de la nuca. Mis ojos se encontraron con los suyos, pudiendo ver en ellos una mezcla de sentimientos que me confundió en lo más profundo.

—¡No me toques, enfermo! —exclamé cuando intentó atraparme entre sus brazos.

Mi corazón se aceleró al sentir un cúmulo de emociones que no tuve tiempo de procesar porque empecé a correr en dirección al coche, entrando de un salto y cerrando las puertas con el mando automático. El motor del Discovery rugió en la tranquilidad del bosque y no pude evitar dar un pequeño brinco en el asiento cuando el hombre comenzó a dar golpes en mi ventanilla.

—¡Apártate! —exclamé mientras metía la marcha.

El hombre abrió los ojos por la sorpresa y comenzó a gesticular como un loco para llamar mi atención, pero pisé el acelerador con fuerza y salí de allí a toda prisa, dejando tras de mí una nube de polvo y tierra entre la que distinguí al desconocido corriendo tras el coche a toda velocidad.

El hombre abrió los ojos por la sorpresa y comenzó a gesticular como un loco para llamar mi atención, pero pisé el acelerador con fuerza y salí de allí a toda prisa, dejando tras de mí una nube de polvo y tierra entre la que distinguí al desconoci...

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Holiii! Por aquí llego con una nueva historia 😊

La verdad es que me lo pasé muy bien corrigiéndola. No me acordaba de cómo era y me descubrí riéndome cual foca histérica a lo largo de los capítulos 😂

Diría que es bastante salvaje, ya lo iréis viendo conforme avance la trama 🐺

Sabéis cómo soy, que me encantan las incógnitas y el suspense, así que en esta novela tampoco van a faltar las preguntas y la intriga.

A pesar de que es una novela de lobishomes, creo que tiene un toque especial. Estaré atenta a vuestras opiniones para conocer el veredicto!

Si llegáis desde El refugio de la niebla, muchísimas gracias por vuestro apoyo constante 💙

Si llegáis por La maldición del sol, mil gracias por darle una oportunidad a esta novela 💛

¡Espero que no os decepcione!

Biquiños!😘

La maldición del sol +18 (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora