26. Explicaciones

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El rostro de Dante se torció por el asombro en cuanto escuchó mi petición y el joven se apoyó contra la mesa de trabajo que había en la pared opuesta. Dante cruzó los brazos sobre su pecho y me observó con intensidad.

«Tenía miedo de perderte —dijo para mi sorpresa—. No quería que la historia de mi manada afectase a nuestra relación, quería que tuviésemos tiempo de conocernos sin tener que soportar la presión de lo ocurrido».

Cerré los ojos mientras sentía que sus palabras resonaban en mi mente. Hacía tiempo que no estaba con lobos con los que tuviese una conexión telepática, ya que aquello solo lo compartían los astros y los miembros de una misma manada, y ya no estaba acostumbrada a escuchar voces ajenas en mi cabeza.

Pero aquello no era lo único que me distraía, ya que cuando Dante hablaba, podía distinguir el claro sonido de su masculina y profunda voz entre la lluvia, como si lo hubiese percibido en algún momento del pasado. Mi cuerpo reaccionaba a su presencia, y por mucho que quisiese negarlo, sabía que había empezado a desarrollar lazos con él que no tenían nada que ver con el vínculo astral.

«No imaginé cómo se vería desde tu perspectiva que te ocultase que éramos la Manada de las Montañas Nevadas. En lo único que podía pensar era en no sobresaltarte para que no te afectase el acónito y en que no quería perderte antes de tener la oportunidad de conocerte».

Mis ojos se encontraron con los suyos, y en el dorado que se apoderó de sus iris vi el reflejo de la sinceridad con la que hablaba.

—¿Y por eso decidiste mentirme? —pregunté con voz neutral, tratando de comprender sus actos en lugar de juzgarlos.

Dante se llevó una mano al cuello y me observó con confusión y miedo.

«Tienes que entender que nos resulta muy difícil recuperarnos de nuestro pasado. Las cosas ya no son lo que eran y nos esforzamos mucho por que así sea, pero el daño y el dolor son difíciles de olvidar, cuanto más de perdonar».

La seriedad y la tristeza que se apoderaron de su voz me sorprendieron, y al escuchar sus palabras comprendí por qué su manada le tenía tanto respeto y admiración.

«Las cosas ya no son así. No voy a decir que todo lo que se cuenta sobre nosotros es mentira, porque es probable que la historia de las manadas sepa más que yo sobre lo ocurrido, pero te juro que todo eso quedó en el pasado».

—¿Crees que soy imbécil? —pregunté con un atrevimiento que lo sorprendió—. Tengo ojos en la cara, Dante, sé que las cosas ya no son así. Veo cómo os comportáis tú y tu manada, cómo os tratáis los unos a los otros, la manera en la que te miran... ¿Crees que la Manada del Valle tendría trato con vosotros de repetirse lo ocurrido en el pasado?

Dante me observó como si mis palabras le hubiesen quemado y sus ojos se inundaron con confusión.

—No me molestó descubrir que sois la Manada de las Montañas Nevadas, me molestó que no tuvieses el valor de decírmelo a la cara y que pensases que la mejor opción era mentirme. ¿Cómo esperas que confíe en ti si tú no me respetas lo suficiente como para decirme las cosas como son?

La maldición del sol +18 (Completa)Where stories live. Discover now