Capítulo 16.

7.8K 740 265
                                    


































Todo estaba hecho un caos en la mansión Kim, los empleados iban y venían de un lado a otro bajo los gritos de Seokjin, Jimin estaba a punto de sufrir una crisis histérica, la tensión se volvía palpable e insólita, joder si cada mínima cosa de aquel hogar era un completo desastre.

Taehyung había regresado por supuesto, su humor no mejoró nada en el trayecto de regreso a casa e incluso empeoró cuándo debió correr a prácticamente patadas a Min Yoongi de la habitación de Jungkook.

Podía observar la situación deplorable en que se encontraba su mocoso, los notorios moretones y heridas curadas marcaban una imponente presencia en su angelical rostro, se hallaba tan débil e indefenso, algo que muy por el contrario de causar lástima, ocasionó una sensación de regocijo en Taehyung.

No era su culpa sentir semejante cosa, no, definitivamente iba mucho más allá. Él estaba enfermo lo sabía, su retorcida mente se hallaba tan deteriorada, con estragos de una niñez rota por culpa propia, manteniendo sucesos dolorosos cuál película en repetición constante, terminando y volviendo a comenzar sin dejarlo respirar siquiera unos instantes.

Kim Taehyung era un hombre marcado por el transcurso cruel del tiempo, arrastrado por los impulsos malsanos de su destino, tachado de monstruo al mantener una personalidad cruel y difícil de sobrellevar. Él mismo había cavado su propia tumba lanzándose a esta queriendo permanecer allí por temor a pisar la delgada línea de la lógica descubriendo lo maldito que puede ser el mundo con quiénes intentan ser buenos terminando pisoteados.

Era malo, si claramente lo era, pero estaba justificado por un inmenso secreto que pensaba atesorar hasta su muerte misma.

Un suspiro sonoro tornándose cansino emergió de sus labios entonces, alzando la vista encontrándose con aquellos inmensos luceros celestiales e incomparables observándolo, fijos a su expresión confusa preguntándose cuándo habría despertado, queriendo ignorar la opresión que se apoderó de su pecho al presenciar aquel par de lágrimas cristalinas y delgadas, descender por las mejillas sonrojadas del menor.

Le dolió, Kim Taehyung sintió la leve sensación de culpa por primera vez y no le había gustado.

—No llores.—Exige entonces, queriendo sonar distante e insensible, fallando de forma notable ante lo débil de su tono y quebradizo de su voz.—Por favor Jungkook, no vayas a llorar más.

Súplica.

Plena y pura súplica.

No comprende por qué carajos aquellas palabras abandonaron sus labios viles y traicioneras, delatando sin quererlo, aquella sensación de culpa innata apoderándose de su mente.

Jungkook por su parte simplemente se limitó a asentir de forma queda, sorbiendo su nariz mientras se encogía entre las mantas apretando los bordes de estas que descansaban sobre su cuerpo, presionando los labios unos instantes teniendo que dejar de ver al mayor temiendo a palabras hirientes.

Porqué si joder, puede que él no pudiese hablar con naturalidad pero eso no negaba lo doloroso de ser menospreciado por Taehyung. Le resultaba tan agonizante e hiriente el recibir castigos injustificados, lastimándole el hecho de ser insultado o golpeado en voz y mano del hombre qué, sin saberlo le estaba enamorando.

Porqué si, aún cuándo Taehyung no lo sabía, él estaba enamorando a Jungkook de una forma insana e infame, destrozándole la cordura tornándola una demencia enfermiza capaz de hacer al chiquillo matarse, si de amar a Kim se trataba y mientras el mayor creía estarlo enloqueciendo por capricho, Jeon se hallaba pisando la demencia por intentar amarlo estando a su nivel.

𝐔𝐍𝐇𝐄𝐀𝐋𝐓𝐘 © → Libro 𝐈. TaeKookWhere stories live. Discover now