𝐔𝐍𝐇𝐄𝐀𝐋𝐓𝐘 © → Libro 𝐈. TaeKook

Capítulo 4.

¡Atención! contenido explícito con leve mensión de smut, sino te gusta esto, evita leerlo.

Maravillado, así se encontraba.

La manera en qué Jungkook parecía no querer dar el brazo a torcer luchando por mantenerse en la misma posición, jadeando sonrojado manteniéndole la mirada suplicante, derramando lágrimas silenciosas, mordisqueando sus labios rojizos e hinchados ante las heridas causadas anteriormente, le parecía la mejor imagen divina nunca antes vista.

Taehyung no era fanático de permanecer inmóvil más de quince minutos, se aburría con facilidad contemplando a sus víctimas siendo esta una excepción. Y es qué aquel mocoso resultaba fascinante de admirar durante largas putas horas sin cansarse, comparándolo con la obra de arte más quimérica nunca antes vista.

Su cuerpo se hallaba desastrozo, sus pies sangraban a causa de haber flaqueado en fuerza hace rato, su espalda se hallaba magullada de tantos azotes con líneas sangrantes haciéndose notables, el sudor descendía por su frente y mejillas fusionándose a sus lágrimas, su cabello se apegaba a su frente, los músculos de su cuerpo se tensaban e increíblemente el deseo de poseerlo se incrementaba en Taehyung expandiéndose cómo un puto cáncer contaminando su jodida cabeza pudriéndola un poco más.

Un quejido emerge entonces de sus labios rojizos, la soga alrededor de su cuello ejerce presión haciéndolo tambalearse e inesperadamente sucede un acontecimiento inesperado, pues desconoce en qué momento el castaño se ha levantado velozmente sosteniéndolo cuándo casi cede dejándose vencer por el cansancio, los brazos de Taehyung se encuentran rodeando su cintura, aquellos incomparables orbes grisáceos se mantienen fijos a los suyos llorosos, analizándolo con burla y el calor contrario le da a su sistema una sensación de calma.

—Eres tan débil que siquiera has soportado las horas que impuse, perrito.—Se burla contemplándolo, alzando el cuerpo de Jungkook de tal forma que obliga al menor a rodear su cadera con sus temblorosas piernas, haciéndolo sostenerse de ese modo mientras comienza a despojarlo de las ataduras liberándolo de aquella pesadilla.—Supongo que tendré la obligación de enseñarte más resistencia mocoso.

Quiere reírse ante la expresión de pánico que se ha adueñado del rostro contrario, sin embargo se mantiene en silencio mirándolo seriamente terminando de soltarlo cargándolo entre sus brazos, en otra ocasión hubiese soltado bruscamente el cuerpo del menor dejándolo caer entre los vidrios rotos, incluso la idea macabra de tirarlo surca su mente, no obstante se niega a eso luchando contra sus instintos apartándose del sitio retrocediendo.

Sostiene al pelinegro quién esconde su rostro en el cuello contrario rodeándolo con sus delgados brazos por los hombros, soltando quejiditos agudos resultándole malditamente adorable queriendo corromperlo e inmediatamente abre la puerta de aquel cuarto saliendo al pasillo con el niñato aferrado a él en un abrazo.

Poco le importa la presencia de sus hermanos subiendo las escaleras viéndolo con desagrado, temor e incluso impresión, simplemente les mira ególatra cubriendo la desnudez ajena del niño entre sus brazos encaminándose a su habitación e inevitablemente ese hecho no pasa desapercibido por los mayores.

Taehyung jamás lleva a sus mascotas a su cuarto a no ser qué claramente sea su perro real, Yeontan. Sin embargo eso está haciendo justamente ahora, abriendo las puertas de sus aposentos adentrándose con tranquilidad avanzando a su enorme cama de sábanas y cobertores negros, dejando el cuerpo desastrozo del pelinegro recostado allí disponiéndose a cerrar con seguro.

La idea primordial de curar al mocoso está en su mente cómo algo indispensable, no obstante el mismo niño parecer no cooperar cuándo le mira de aquella forma tan putamente inocente mordiendo su labio inferior, temblando no sólo por el frío sino que también de temor a ser nuevamente lastimado. Jungkook le tiene miedo a Taehyung y mierda que este está encantado con eso.