Capítulo 26.

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Atención: este capítulo contiene descripción gráfica de escenas sexuales así como también de violencia y tortura, lean con precaución.








El goteo del agua que se filtraba por las tuberías resonaba entre la oscuridad oyéndose tétrico, el tenue alumbrar que se colaba de la pequeña lámpara meciéndose de un lado a otro colgando del techo, apenas permitía que se observara su sonrisa retorcida y el brillante tono de sus orbes grisáceos, arremangado hasta los codos, con la camisa desprendida en los primeros botones, sangre ajena manchando la pulcritud de la tela blanquecina, de respiración jadeante reprimiendo una risa maldita, Vante lucía como un animal salvaje oculto entre sombras.

No es humano, es una especie de bestia diabólica liberada del mismísimo infierno proyectándose maldita, una imagen apocalíptica que anuncia nuestro final con su presencia mofándose de la agonía ajena.

—No he dicho nada, maldición.— SeokJin le miró desde el suelo, la sangre que se colaba de sus cerezos fue escupida con asco e inmediatamente se quejó por el dolor tras intentar incorporarse.— ¿Qué? ¿tienes miedo acaso? —Se mofó entre risas ensangrentadas, enfrentando la mirada desafiante de su hermano quién lució aún más molesto propinándole una nueva patada directo a sus costillas, una escena horrenda de ver siendo obligados espectadores tanto Jimin cómo un desesperado Yoongi quien deseaba a toda costa cambiar de lugares por Jin.

—¿No te cansas de cagarme la vida, verdad hermanito?—Bociferó casi en un grito Vante, encolerizado sin poder contenerse, con deseos de destruir cada cosa a su maldito paso con las malas noticias aglomerándose en puerta amenazando con destruirlo.—, todo estaba putamente bien, todo, pero tenías que joderlo, debías ir a abrir la maldita boca y hacer que supieran donde lo tengo. —Desespero, el desesperar humano a veces nos hace tomar las peores decisiones. —SI ME LO QUITAN, TE MATO, CABRÓN HIJO DE PUTA.— Miedo, el miedo es la sensación más irracional de las personas, nos hace fallar en ocasiones.— Y si me lo quitan me muero.

Taehyung nunca había experimentado aquello, era una sensación nueva, un torrente de emociones que se acumulaban en su pecho angustiándolo, no se trataba de amor, tenemos que entender qué, las personas cómo él, carentes de una salud mental, no son capaces de enamorarse sanamente. Obsesión, enfermiza dependencia emocional, trastorno de Lima, psicopatía, maldad, incapacidad de reconocer la culpa, lo repudiado por la sociedad, todo esto unido era aquello que definiría lo que Vante sentía dentro de sí.

No podemos llamar amor a un sentimiento que es capaz de causar tanto daño emocional y físico al grado de enloquecer a la persona que tenemos al lado, aquello había comenzado mal y acabaría del mismo modo, todos lo sabían e inevitablemente V estaba dispuesto a llevarlo al peor de los extremos tras la ausencia de los límites humanos.

—Si alguien me quita a Jungkook voy a matarte, voy a asesinarte a ti, a estos dos, a Hoseok, a todo el puto mundo y mi amado Kookie.—Terminó diciendo, su típica sonrisa burlona se apoderó demente de aquella expresión enferma e inmediatamente enloqueció ante el poco público.

Su mano alcanzó el bate que Namjoon le extendía palmeando el mismo un par de veces en su diestra libre tras mirar a su hermano mayor, indicándole con un gesto a uno de sus hombres el ponerlo de pie únicamente para propinarle un golpe directo al estómago con aquel objeto de madera, otro fue seguido en su espalda, uno más y luego otro, Taehyung podría jurar que mientras lo golpeaba sin piedad era su sangre la que le salpicaba el rostro, ausente de todo a su alrededor, con los gritos de Suga rogándole detenerse, removiéndose entre los brazos que le sujetaban con rudeza impidiéndole moverse, iba a matarlo, si no hacían algo pronto Taehyung mataría a Jin y las cosas se irían al carajo.

𝐔𝐍𝐇𝐄𝐀𝐋𝐓𝐘 © → Libro 𝐈. TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora