Capítulo 20.

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Y si todo parecía un simple sueño ilógico ¿qué de malo podía tener vivirlo? no existía nada que perder.

Cree haber ahuyentado la lógica hace mucho, desconoce el cómo o por qué, ciertamente Jungkook asimila que es desconocedor de todo pero no le importa. Quiere creer que aún no está enamorado completamente aunque sabe que es mentira propia, anhela negarse al deseo ferviente de pertenecer pues algo en su pecho le está gritando que aquello es un error, no obstante su cabeza le obliga a comprender que ya no hay salida.

Taehyung, Kim Taehyung se encuentra jodiéndole la mente, envenenándolo en lo más recóndito de su sangre, enfermándolo de forma infame e imperdonable, haciéndole ver a través de aquel arrebol repleto de salvajismo, que son sus orbes brillantes, qué la lógica no tiene espacio en lo terrenal de un amor nacido de la enfermedad y lo impuro pecaminoso, tan sucio e imperdonable por Dios si es que existe.

Y ahí se encuentra entonces, envuelto en su propia enfermedad viciosa, un virus terminal atravesándole el pensamiento, tornándose religión, Jungkook nació enfermo, Taehyung se proclamó como una falsa cura e inevitablemente terminó destruyéndolo.

Sus orbes angelicales se entre abren esperando hallar un sentido a sus propios pensamientos, creyendo que Vante será capaz de transmitirle esa seguridad a su falso amor qué está esperando encontrar, sintiéndose preso de sus propias imaginaciones absurdas cuándo lo mira, ese par de ojos tan vacíos cómo carentes de algo más que no sea maldad pura e imparable, Taehyung está ahí para destruirlo, exterminarlo, más jamás lo amará y esto es algo que Jungkook no entiende.

Su pecho se oprime, es cómo la mezcla placentera entre la agonía de no ser amado y el placer de resultar usado por gusto propio, no comprende el límite distintivo entre la mentira y la traición del hombre, jamás entenderá qué es lo que realmente planea V con él e increíblemente tampoco parece importarle enterarse.

Seamos sinceros si vamos a hablar de Kim Taehyung, queridos míos. Me atrevo a cuestionar todo de él en tan solo palabras mustias sin esfuerzo alguno por darle una oportunidad de humanidad delante de sus orbes, jamás me atrevería a pintarles de falso humano a un hijo de puta cómo Vante, no; al contrario, yo estoy aquí para que puedan comprender que la carencia de emociones si existe, qué lo insufrible y vacío puede ser lo ocupante en un corazón, un cuerpo, una persona.

Es malo, malo cómo no tienen idea, con él deben creerse esa frase de malvado desde la cuna pues Taehyung ha nacido enfermo y maldito.

—Mírate,— Sentencia alzando una ceja, sus mirada tan gélida cómo burlona contempla a quién considera la mejor de sus mascotas e inmediatamente sonríe, tan retorcido, carismático, irreal tal cuál es él.— sumido en el deseo que puedo hacerte sentir, perdido en ese poco amor que parezco entregarte, tú me lo estás dando todo de ti, Kookie y te has condenado en manos del Diablo.

No lo entiende, quizá nunca llegue a entenderlo y para ser sinceros no le importan un mínimo las palabras de su dueño en estos momentos, no cuándo puede disfrutar de mucho más de él. Sus orbes se tornan blancos en solo segundos, no recuerda cómo acabó en aquella situación pero le gusta.

Sus manos apresadas en el entrelazar de las contrarias, de piernas abiertas a gusto del mayor, la desnudez de su cuerpo ya no parece avergonzarle cómo en otras ocasiones, se está entregando de una forma que nunca antes hizo y jamás volvería a hacer.

Puede contemplar la forma en que el mayor se incorpora desvergonzado entre sus muslos, sosteniéndolo con fiereza de su cintura, dejándole ver su desnudez también dejándolo embelesado, Jungkook verdaderamente comienza a viciarse del cuerpo que consume todo de él. Sus pequeñas manos infantiles se deslizan en un impulso acariciando los antebrazos del castaño, relamiéndose sus belfos nervioso al parpadear varias veces, incapaz de contener los jadeos qué delatan la sensación placentera que se ha expandido por su sistema, Taehyung está ahí, enterrándose en su interior sin piedad alguna, jugando a un falso hacer el amor mientras lo folla con la misma brutalidad de siempre, su delicada anatomía aún manchada por moretones del pasado sumidos al marcar reciente de los dígitos ajenos, se impulsa hacia arriba ante cada estocada recibida, arqueándose involuntariamente, clavándole la vista con falso desafiar a su amo y aún cuándo desborda inocencia, Vante podría jurar que ese crío pretende enloquecerlo al punto de terminar exterminándolo de la manera más pecaminosa en esa noche imperdonable por Dios.







𝐔𝐍𝐇𝐄𝐀𝐋𝐓𝐘 © → Libro 𝐈. TaeKookWhere stories live. Discover now