Capítulo 24.

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El clima se mostraba caótico, la lluvia repercutía maldita en las frías lápidas de mármol que surcaban los alrededores. Aquello lucía como una obra diabólica del arte más morboso nunca antes visto, algo que poco les importaba e incluso me atrevería a decir qué quién menos atención prestaba a lo acontecido era Vente.

Sus manos se afianzaban a la cintura impropia con demandante autoridad, hacía minutos que Jungkook había perdido toda posesión de sus prendas, su anatomía presa en espasmos a causa del gélido mármol golpeteando su espalda, le daba la necesidad acreciente de jadear sonoro tras mantener los orbes fijos a la mirada grisácea de quién decía ser su dueño, algo que siempre pesaría más, que ser su hermano.

Caótico, entregado al deseo de pertenecerle en cuerpo y alma, es imposible que puedan verse cómo otra cosa que no sea un verdugo mofándose de su preciada mascota por entretención, no es que exista amor de por medio, claro que no, es solo obsesión, una enferma, demente y jodida obsesión, pero a Jungkook le parece similar a ser amado mientras Vante es solo un maldito loco.

Jungkook es la insana obsesión de Vante.— Insanos, quién lo diría.

Con la tarde cayendo de forma casi infernal, como si nada importara para ambos, ahí están, dándose todo el uno al otro, con una extraña sensación en el pecho del menor que amenaza con orillarlo a derramar lágrimas que quizá no sean causadas en acciones de Taehyung, sino que por él.

Sus manos se deslizan a los lados de su anatomía manchándose sin poder evitarlo de aquel oscuro lodo mortífero tornándose negruzco, arqueando la espalda mediante sus orbes angelicales contemplan los caóticos del castaño que le embiste sin piedad alguna, hundiéndose en su interior, arrebatándole todo de sus últimas fuerzas cómo durante toda la vida le ha arrebatado la existencia misma, cuál demonio sediento de luz para poder llegar al cielo y maldecir mil veces a Dios por enviarlo lejos.

¿Quién eres Vante?

¿Qué es Vante?

¿Quién es Taehyung?

¿Qué demonios eres tú?

¿Quién eres?

Es una fusión de ira unida la lujuria, la manera tosca en que la zurda de Kim se ciñe alrededor del cuello contrario apretándole con fiereza e impidiéndole respirar correctamente, sus orbes denotando el más puro odio, el más insano amor, lo que quizá cautive al punto de la demencia absoluta al menor quién simplemente se deja hacer por capricho del que se proclamó su amo y señor.

Entornando los orbes al punto de blanquearlos unos instantes, gemidos agudos delatan lo extasiado de su cuerpo apresado entre el placer y el dolor infringido, no sabiendo cómo es que siquiera logra desafiarlo de aquella forma, pues es su diestra la que le exige demandante al mayor apartar su agarre dejando de asfixiarlo, casi empujándolo de sobre si con el propósito latente de hacerle a un lado y poder así acomodarse en su regazo.

De piernas a los lados de su cadera, tomando con iniciativa propia la hombría ajena alineándola a su entrada bajando con la misma brusquedad que es tratado, dejando caer su cabeza hacia atrás sin poder hacer más que afianzar las uñas en los hombros desnudos y totalmente mojados por aquella tormentosa lluvia que azotaba sus anatomías, dejando al mayor en un punto medio de estar atónito y encantado con sus acciones.

Jungkook no necesita hablar en estos momentos, aunque sabe que desde esa tarde donde todos los recuerdos que azotaron su mente lo despertaron, podría volver a hacerlo siempre que quisiera. Sus celestiales orbes aún denotando aquella pura inocencia innata sumida a la adoración que siente por Taehyung, se fijan entonces a la mirada infernal de quién ama, sus manos temerosas ascienden a las mejillas impropias e inmediatamente por instinto y necesidad, lo besa.
Sus belfos se fusionan en un hambriento beso que desborda la acreciente locura que comparten al amarse de la manera más enfermiza pero fiel nunca antes vista.

𝐔𝐍𝐇𝐄𝐀𝐋𝐓𝐘 © → Libro 𝐈. TaeKookWhere stories live. Discover now