Capítulo 36 EPÍLOGO

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Jungkook se paralizó asustado mirando a su novio sin saber qué hacer, si mal no recordaba Taehyung había colocado una jodida bomba la cuál podría explotar en cualquier momento e lógicamente aunque él se mostraba aterrado el adverso lucía tranquilo ante lo acontecido.

—¿Amo?—Le llamó entonces captando su atención de inmediato, la zurda del mayor tomó la propia entrelazando sus dedos sostiéndose el uno al otro y entonces, fue aquella sonrisa dulce repleta de un amor indescifrable nunca antes visto que le dedicó Vante lo que logró calmarlo.

—Voy a sacarte de aquí, lo prometo, perrito.— Sacarte, ¿por qué no habló por ambos? el menor se preguntó aquello internamente más no se atrevió a espetarlo en voz alta por temor a la respuesta, dejándose guiar entonces escaleras arriba casi corriendo, con el corazón latiéndole fuertemente contra su pecho, zumbándole los oídos, sintiendo el miedo a flor de piel.— Coño, ahora quieren armar un espectáculo los hijos de puta.

El sonido de disparos fuera les detuvo abruptos en medio de la sala regada de cadáveres, Jungkook se sorprendió dándose cuenta que el pelirrojo no mentía cuándo dijo que había matado a cada jodido guardia que le impidió llegar a él primeramente, sus orbes azules se posaron en Vante y temió por el desespero que yacía en la mirada contraria, las balas no hacían más que resonar a las afueras de la casona impidiéndoles salir de allí, las sirenas cada vez se acercaban más y el tiempo se les agotaba con una cuenta regresiva otorgándole únicamente minutos.

Taehyung soltó su mano por unos momentos entonces, instantes dónde el menor cubrió sus oídos agachándose temeroso de las detonaciones fuera, contemplando la forma en que el mayor le quitaba el chaleco antibalas a uno de los cadáveres de aquellos guardias para acercarse al más pequeño levantándole de un jalón colocándoselo con rapidez dejando un casto beso en su frente antes de separarse quitándole el seguro a su arma sin apartar la mirada del menor dedicándole una sonrisa más.

—Hace unos días Yoongi me hizo una pregunta,—No quería saberla, Jungkook no supo por qué, pero su corazón se negaba a escucharlo, sabía que iba a doler demasiado esa confesión.— me dijo si estaba dispuesto a morir con tal de que vivieras— Cállate, pensó, no lo digas Vante, rogó en su mente.—y yo le dije que si, moriría por ti Jeon Jungkook, jodido perro hijito de puta, lo haría una y mil veces.

Y Jungkook se rompió.

Sus orbes se aguaron negando ante aquello porqué él no quería eso, no deseaba una vida sin Vante, no podría siquiera soportarlo, la agonía de solo imaginarse sin ver los ojos de su verdugo matándolo lenta y tortuosamente a través de ese amor venenoso que sentían, era tan arrolladora que prefería ser acribillado a balas en ese preciso instante antes que perderlo para siempre.

Taehyung se acercó al contrario, Jungkook nunca lo había visto llorar verdaderamente, solo recordaba esa vez dónde pelearon antes de ser secuestrado, pero ahora Vante lloraba, lágrimas descendían por sus mejillas viéndose sin salida e inevitablemente ese mismo llanto se le transmitió al más pequeño aferrándose a su anatomía cuando Kim se adueñó de sus belfos en un apasionado beso, uno demandante consumiéndole el alma, arrebatándole todo, dejándolo sin nada muerto en vida.

—Ven conmigo.—Y Jungkook lo siguió, aferrándose a la mano del mayor corriendo por los pasillos que llevaban al patio trasero, no pudiendo entender qué era lo que el pelirrojo decía en la llamada que hizo de la nada, juraría que hablaba con alguien conocido y llegó a oír entrecortado el nombre de Hoseok pero no más, jadeando cuándo la puerta principal fue tumbada por oficiales de rostro cubierto, armas en sus manos y cascos, vestidos totalmente de negro asustándolo con aquella bomba de humo soltada en medio de la sala, las balas en su retumbar se fusionaron al tronar del cielo declarándose tormentoso tal y cómo aquella tarde cuándo se perdieron el uno al otro en un final caótico para el amor más enfermizo.

𝐔𝐍𝐇𝐄𝐀𝐋𝐓𝐘 © → Libro 𝐈. TaeKookWhere stories live. Discover now